Una fr¨¢gil 'pax mafiosa' en La Palmilla
Las guerras entre bandas por el control del tr¨¢fico de drogas se han recrudecido en el distrito malague?o, un polvor¨ªn social abandonado por las administraciones
En el bulevar de Mercedes Arroyo, en el coraz¨®n del distrito malague?o de Palma-Palmilla, adolescentes en ciclomotor patrullan las calles sin casco y haciendo caballitos. Mujeres en pijama cuidan de unos gallos de pelea en medio de una rotonda. De fondo suena una mezcla de reggaeton y flamenco que sale de unos edificios cochambrosos y de unos coches que dan vueltas y vueltas por las mismas calles. Quiz¨¢ sea autosugesti¨®n, pero el forastero tiene la sensaci¨®n de estar vigilado todo el tiempo.
Este es el panorama habitual del barrio. En las ¨²ltimas semanas, la tensi¨®n normal se ha multiplicado. Las calles centrales de La Palmilla han sido escenario de luchas violentas entre los clanes que controlan el tr¨¢fico de drogas. A finales de septiembre, tras un fin de semana de tiroteos -alguno simulado para despistar a la polic¨ªa- y un inmigrante nigeriano herido de bala, siete personas, todas espa?olas de etnia gitana, fueron detenidas. Los l¨ªderes de las tres grandes familias, Charros, Romualdos y Papafritas decidieron entonces sellar una tregua.
El detonante de las ¨²ltimas refriegas fue un asunto de honor, seg¨²n los vecinos: la familia de los romualdos no aceptaba que una mujer papafrita se separara de uno de los suyos. En el conflicto los charros se aliaron con los papafritas frente a los romualdos, en lo que se ha interpretado como una maniobra para lograr el control de un barrio que vive atemorizado, y en el que las administraciones parecen haber renunciado a actuar al margen de lo policial.
Durante varios d¨ªas, la barriada de La Palmilla ha estado vigilada por agentes de la Unidad de Intervenci¨®n Policial, los conocidos antidisturbios, adem¨¢s de por la dotaci¨®n ordinaria, de unos 40 agentes. La situaci¨®n se volvi¨® tan tensa en el distrito que los romualdos acudieron a la comisar¨ªa provincial a pedir protecci¨®n a la polic¨ªa, seg¨²n confirm¨® a principios de la semana el subdelegado del Gobierno en M¨¢laga, Hilario L¨®pez Luna.
La polic¨ªa cree que la paz alcanzada por los cabezas de las grandes familias es tan ficticia como fr¨¢gil. "Creemos que la herida sigue abierta y estamos con los ojos bien abiertos para evitar nuevos incidentes", afirma un mando. Una de las fuentes con las que se informa la polic¨ªa son las propias mujeres de los clanes, que acuden a la comisar¨ªa para avisar de las tensiones por miedo a que desemboquen en nuevos derramamientos de sangre.
La Palmilla es un microcosmos aislado geogr¨¢fica y socialmente del resto del distrito y de la capital malague?a. Las leyes gitanas rigen de manera informal en aquellos asuntos no contemplados en los c¨®digos civil y penal. Tanto es as¨ª que en el d¨ªa a d¨ªa estos clanes son los que menos problemas generan a la polic¨ªa. "Normalmente prefieren arreglar sus problemas entre ellos", asegura una fuente policial.
En la resoluci¨®n de conflictos es vital el ascendiente y la autoridad del patriarca de cada familia. "En su diplomacia es importante que ning¨²n clan quede por encima de otro", afirma. La polic¨ªa ha detectado un "relevo generacional" entre los patriarcas de La Palmilla. "Gente de 70 a?os y muy asentada est¨¢ dejando paso a gente m¨¢s joven y con nuevas ideas, que no pasan necesariamente por el narcotr¨¢fico", afirman.
Cuando las leyes gitanas no bastan e interviene la polic¨ªa, los patriarcas tambi¨¦n toman cartas en el asunto para evitar nuevos conflictos que atraigan la atenci¨®n sobre su zona de influencia. "Cuando se produjo el tiroteo en mayo en calle Deva en el que muri¨® una chica que pasaba por all¨ª, los vecinos sugirieron a la familia del hombre que la mat¨® que se marchara del barrio", cuenta un agente que lleva ocho a?os trabajando en la barriada.
El hecho de que en los ¨²ltimos tiroteos resultara herido un ciudadano nigeriano hizo pensar que exist¨ªa una rivalidad en el comercio de estupefacientes. La polic¨ªa lo niega: "Los africanos de momento no trafican en este distrito. El d¨ªa en que lo hagan se puede liar una tremenda", afirma el agente, que s¨ª admite que el comportamiento de los subsaharianos, tambi¨¦n organizados en clanes, "molesta a los gitanos". De momento, los nigerianos que delinquen se limitan a las estafas de las cartas nigerianas y al timo de los billetes tintados.
La presi¨®n policial y la demolici¨®n de algunos barrios marginales del centro de M¨¢laga ha desplazado a La Palmilla casi todo el tr¨¢fico de drogas a media y gran escala. Sin embargo, se lamentan las fuentes policiales, en la actualidad, la organizaci¨®n de los clanes de la droga "casi s¨®lo permite detener al t¨ªpico camello calamidad y al punto negro de venta". "Cuesta mucho llegar m¨¢s arriba porque los malos ya se conocen nuestros m¨¦todos", consideran.
"Un kilo de droga se disuelve entre las familias nada m¨¢s llegar al barrio", advierte la polic¨ªa. Las redes cuentan con colaboradores, generalmente toxic¨®manos, y aguadores, que avisan de la llegada al barrio de los agentes. Entre ellos hay algunos que est¨¢n tan desesperados por lograr su dosis que esperan "el man¨¢": la droga que los traficantes tiran por la ventana o los desag¨¹es ante la llegada de la polic¨ªa.
Otro problema que tiene la polic¨ªa es que La Palmilla es un destino poco apetecible, a pesar de la acci¨®n cotidiana. De los 40 agentes de la comisar¨ªa, s¨®lo uno lleva 18 a?os y se jubilar¨¢ pr¨®ximamente. "El resto se marcha en cuanto puede o se lo llevan a otras unidades, porque ¨¦sta es una magn¨ªfica escuela policial", aseguran.
Una barriada m¨¢s que complicada
- En el distrito 5 de M¨¢laga (Palma-Palmilla) est¨¢n empadronadas 28.147 personas, aunque aproximadamente el 30% de sus habitantes, casi todos extranjeros en situaci¨®n irregular, no est¨¢n censados. Entre los inmigrantes empadronados destacan los marroqu¨ªes (26,7%) y los nigerianos (21%)
- La tasa media de analfabetismo duplica la del resto de M¨¢laga, y en algunas barriadas concretas supera el 14%
- La tasa de desempleo del distrito alcanza el 48,3%
- El ¨ªndice de abstenci¨®n en las ¨²ltimas elecciones municipales de mayo de 2007 se elev¨® al 52,7% de los votantes, frente al 46,02% de los comicios de 2003.
- Las primeras construcciones del distrito se remontan a 1949, y el desarrollo actual arranc¨® en 1959, con las barriadas 26 de febrero, La Virreina y La Palmilla.
- El distrito carece casi completamente de zonas verdes, equipamientos comerciales y espacios deportivos, y los que existen est¨¢n pr¨¢cticamente inutilizados por el vandalismo.
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