Las cosas del querer
Suena de fondo una copla: "A tu vera, siempre a la verita tuya...". Le planteas una pregunta a Blanca Li y, antes de recibir respuesta, ante tus ojos han sucedido un m¨ªnimo de cien movimientos, como en una de esas coreograf¨ªas contempor¨¢neas y frescas que ella crea. As¨ª: le suena el m¨®vil y, al otro lado, el productor Javier Lim¨®n le dice que la quiere, y la quiere sin falta ya para grabar en su estudio; le comenta algo el regidor sobre mu?ecas hinchables, banquetas, mantones y balones enormes que faltan en tal y tal escena; el maquillador la reclama porque debe estar lista en dos minutos para las fotos; se gira ella, al pasar ante la costurera, que hilvana corazones rojos, para corregir la postura de los bailarines que ensayan; el t¨¦cnico de sonido le pide explicaci¨®n sobre el t¨ªtulo de un tema que no sabe si va o no va; una de las int¨¦rpretes se acerca a pedirle disculpas por no s¨¦ qu¨¦ error... Y el acting coach, Pedro Olivera, le murmura algo acerca de las dificultades que tienen para actuar algunos cantantes, que, claro, ya que esto que preparan es un musical, siempre es m¨¢s f¨¢cil ense?ar a interpretar a alguien que sabe cantar que al rev¨¦s, y ah¨ª andamos, super¨¢ndonos minuto a minuto...
Sucede en la Nave de Terneras del Matadero de Madrid. Durante unos d¨ªas, el equipo del musical Enamorados an¨®nimos se afana, entre andamios y telas blancas colocados como escenario improvisado, para llegar a buen puerto: el estreno inminente, el 16 de octubre. "Divert¨ªos, no os tens¨¦is tanto, no repit¨¢is como loros, disfrutad de la historia...", les indica Aguilera una y otra vez a los 16 cantantes de esta compa?¨ªa reci¨¦n formada que (dividida en varios elencos) se completa con una docena de m¨²sicos que tocar¨¢n en directo y 14 bailarines de cl¨¢sico espa?ol y contempor¨¢neo. "Es una ventaja, un tipo de bailar¨ªn polifac¨¦tico que s¨®lo existe en Espa?a; igual te hacen un zapateado que lo m¨¢s cl¨¢sico o nuevo", apunta Blanca.
"Ay pena, penita, pena, pena de mi coraz¨®n...". Han tenido que emigrar unos d¨ªas del teatro Rialto porque all¨ª andan montando el decorado definitivo. "Es una gran caja blanca de luz. Cuando cantan los personajes se crea un mundo m¨¢gico; cambia la escenograf¨ªa, la est¨¦tica, la luz. Ah¨ª es donde nos estamos soltando, inventando; adem¨¢s habr¨¢ un vestuario muy flamenco chic, a lo Galliano". Pero vamos y vamos, hay que seguir y avanzar... "Siempre es igual cuando montas obra nueva; en los d¨ªas previos crees que te faltan el tiempo y hasta el aire, que nada funciona. Es ag¨®nico. Ahora, adem¨¢s, es gente que no se conoce; algunos no han estado en un escenario. Hay que crear sentido de grupo. Si falla uno, fallamos todos. Aqu¨ª la repetici¨®n es lo ¨²nico que te salva, incluso de desmoralizarte. Cuando no puedes hacer algo mec¨¢nicamente, cuando no dominas la t¨¦cnica, no puede surgir la creatividad, no puedes a?adir y crecer. Por eso hay que repetir y repetir", dice Blanca, mientras, al fondo, se oye a los actores declamar:
ALBERTO. El amor no siempre es malo.
CARLA. Mis padres llevan 30 a?os juntos, se quieren y son felices. Yo soy fruto de ese amor...
DANIEL. Y sin el amor, los seres humanos desaparecer¨ªamos.
EVA. No nos hagamos l¨ªos: preservar la especie es una cosa, amarse es otra. El sexo, os lo aseguro, no tiene nada que ver con el amor o con tener pareja.
TODOS. ?Nada?
EVA. Nada. Todos los animales se reproducen sin problema y nadie ha descubierto que un perro le llame a una perra "gordi" o "churri". ?S¨ª o no?
De amor y desamor, de desengancharse del otro, de ilusiones y desenga?os al ritmo de A tu vera, Ojos verdes, La bien pag¨¢, Mar¨ªa de la O, Tatuaje, 19 d¨ªas y 500 noches... De eso va este musical que prepara desde junio Blanca Li, en una experiencia nueva para ella (rod¨® la comedia musical Le D¨¦fi en 2002): "Es verdad que trabajas sobre un gui¨®n ajeno, en este caso de David Serrano y Daniel S. Ar¨¦valo; que tienes menos libertad. Pero es m¨¢s c¨®modo que parir una coreograf¨ªa desde cero, donde t¨² haces todo, la historia y la danza". Enamorados an¨®nimos es un espect¨¢culo de comedia y copla "actualizada", de Ram¨®n Perell¨® a Sabina, reivindic¨¢ndola, sac¨¢ndola de ¨¦poca, "en situaciones contempor¨¢neas, con gente de hoy". Lo produce Drive, la empresa que puso en marcha Hoy no me puedo levantar, que ha batido r¨¦cords millonarios de espectadores.
De la parte musical se encarga Javier Lim¨®n, nominado a un Grammy latino en 2008. "Por eso me met¨ª en esto, porque ¨¦l estaba detr¨¢s; sus versiones son soberbias", dice Blanca mientras la compa?¨ªa pasa un d¨ªa el primer acto completo; al otro, el segundo: dos horas y media de fest¨ªn amoroso que deben digerir ya. "Debe estar todo listo antes de volver al Rialto", advierte. Porque luego s¨®lo tendr¨¢ tiempo para "otros detalles": decorado, luces, vestuario o esos v¨ªdeos trabajad¨ªsimos que suelen acompa?ar sus puestas en escena, y que prepara Charles Carcopino.
Intent¨¦moslo de nuevo. Vayamos en busca de sosiego a tomar algo y a hablar de sus ¨²ltimos a?os a una terraza de las cercanas a la sede de la Junta de Arganzuela. Imposible. Ni comer puede esta mujer nacida Blanca Guti¨¦rrez, en Granada, en 1964; que fue gimnasta; que march¨® a EE UU a estudiar con grandes maestros de la danza contempor¨¢nea en los ochenta y mont¨® su propia compa?¨ªa en Par¨ªs, donde reside, en 1993. Imposible. Porque hoy es s¨¢bado, y hasta all¨ª se acerca una amplia representaci¨®n de los Guti¨¦rrez (ni mucho menos todos, son una familia inmensa, muchos de ellos artistas): su hermano, el compositor Tao (que le ha hecho la banda sonora de varios espect¨¢culos, entre ellos el del alabado Poeta en Nueva York); sus sobrinos; su madre, que lleva d¨ªas esperando contarle eso urgente que ya sabes; su marido, Etienne Li -su mano derecha en lo familiar y lo laboral-, que acaba de llegar desde Par¨ªs con su hijo ?scar para recoger al peque?o H¨¦ctor...
"Son las cosas del querer, no tienen fin ni principio, ni 'tien' c¨®mo ni por qu¨¦...". Blanca Li est¨¢ flaca como un l¨¢tigo, sus ojos verdes inmensos resaltan como nunca. "Es que no para ni para hacer hijos", dice bajito la francesa Glyslein Lefever, su asistente desde hace tres lustros, de vuelta en el Matadero. Ella se r¨ªe. Y cuenta c¨®mo les pidi¨® a sus reto?os dentro de la barriga que no salieran a la luz antes de tal o cual estreno. "Y cumplieron". Imposible abarcar todo lo que ha ideado o montado en danza, publicidad, videoclips, cortos, largos, puestas en escena (hasta para el Baile de la Rosa, en M¨®naco, este mismo a?o, en un homenaje a la movida madrile?a) durante el ¨²ltimo lustro, desde que dimitiera de la Komische Oper de Berl¨ªn en 2002, de cuyo ballet fue directora. All¨ª hizo El sue?o del Minotauro y Borderline: uno, sobre la locura de lo f¨ªsico; el otro, sobre la ps¨ªquica. "No s¨¦ lo que son vacaciones", suspira. Pero no podr¨ªa ser de otro modo. En todo encuentra materia y provecho: ahora estrenar¨¢, dejar¨¢ a su gente rodando el espect¨¢culo en la Gran V¨ªa y partir¨¢ a casa para montar lo siguiente. "Una f¨¢brica de creaci¨®n ambulante. Pero es grandioso, conoces lugares -yo nunca hab¨ªa estado tanto seguido en Madrid-, coincides con otros creadores, y no hay nada m¨¢s energ¨¦tico que eso, trabajar y entenderte con otros, porque de ah¨ª surgen cabos para el futuro", asegura mientras observa a las j¨®venes Selina del R¨ªo (arrolladora cuando canta), Mara Barros (complet¨ªsima) y Mariola Membrives (elegante y rigurosa en su personaje), las tres cantantes que intepretan a Eva, la terapeuta que les habla cual predicadora sobre la necesidad de pasar del amor para poder sobrevivir.
"Ay, mi amor, si ti no entiendo el despertar. Ay, mi amor, sin ti mi cama es ancha...". Los pacientes van llegando a su cl¨ªnica de desintoxicaci¨®n. All¨ª sucede todo. "Mil kilos de energ¨ªa quiero", les grita Blanca. Y me entrega, para abreviar, documentos con la relaci¨®n de sus espect¨¢cu?los y algunos CD con lo nuevo hecho. Y en ellos se ve que su compa?¨ªa en Par¨ªs sigue de gira con varios programas, entre ellos Macadam, Macadam, obra hiphopera de 1999, repuesta en 2006 y muy premiada; que dirige el Centro Andaluz de Danza en Sevilla desde 2006, haciendo hincapi¨¦ en la conexi¨®n entre danza contempor¨¢nea y hip-hop y la recuperaci¨®n de la escuela bolera, precedente del flamenco; que ha participado en una pel¨ªcula francesa de estreno inminente y dirige otra, un documental, sobre el making off del hermos¨ªsimo Coraz¨®n loco; que ha montado coreograf¨ªas de las que pesan -la m¨¢s, Poeta en Nueva York, estrenada en el Generalife de Granada en 2007, a la que acudieron 55.000 espectadores en 38 representaciones (ha sido premio Max de 2008)- y montado una exposici¨®n muy gustosa este verano en el Musac de Le¨®n, et?c¨¦tera.
Ahora atiende a Alba Flores, hija de Antonio, nieta de La Faraona, que es Carla en Enamorados an¨®nimos, una estrella superpija de telenovelas (tambi¨¦n lo es Ver¨®nica Rojas, que la oyes y cres que es la Piquer rediviva). Alba, con quimono y perrito faldero en mano, entona el Y sin embargo te quiero; Carlos Vargas es uno de los Albertos, el lig¨®n enamorado de dos mujeres, Tania Garc¨ªa y Trinidad Montero, que se desmarcan con el Te estoy amando locamente; Juan Vidal es Daniel, fan de Carla... Y as¨ª, chulos, marujas, parejas cansadas, amantes desenga?ados, lesbianas que se ocultan, relaciones en vaiv¨¦n... "Ah, y no te olvides que preparamos ya El jard¨ªn de las delicias, sobre el cuadro de El Bosco", suelta Blanca Li, de repente, cuando sonido y movimiento a su alrededor se congelan...apenas un segundo.
'Enamorados an¨®nimos' se estrena el 16 de octubre en el teatro Rialto de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.