El trabajo necesita derechos y normas universales
Por guy ryder, jos¨¦ mar¨ªa fidalgo y c¨¢ndido m¨¦ndez
El 7 de octubre de 2008 ser¨¢ una fecha de gran trascendencia para el movimiento sindical internacional. Por primera vez en la historia del sindicalismo se ha convocado una jornada de acci¨®n sindical de ¨¢mbito mundial con una plataforma reivindicativa com¨²n dirigida a los Gobiernos y empresarios nacionales y a las instituciones multilaterales mundiales (dif¨ªcilmente se podr¨ªa decir que gobiernan un mundo que m¨¢s bien padece de desgobierno).
La jornada esta convocada por la Confederaci¨®n Sindical Internacional (CSI), internacional sindical que naci¨® en Viena hace dos a?os por fusi¨®n de las dos principales internacionales existentes -la CIOSL y la CMT- y la suma de otras centrales nacionales. Hoy, con sus m¨¢s de 300 centrales y federaciones nacionales y sus cerca de 170 millones de afiliados, la CSI representa unitariamente a los trabajadores del mundo, siendo adem¨¢s la mayor organizaci¨®n del planeta.
Internacionalismo sindical frente a una globalizaci¨®n neoliberal dominada por la econom¨ªa financiera
La CES rechaza el proyecto de Directiva sobre tiempo de trabajo aprobado por el Consejo Europeo
Los objetivos de la jornada son tres. En primer lugar, la generalizaci¨®n del trabajo decente, concepto acu?ado por la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) en 1999, y que se refiere a un trabajo desempe?ado en un marco pol¨ªtico y laboral en donde se respetan los principios y derechos fundamentales del trabajo que estableci¨® la OIT en su Declaraci¨®n de 1998; y un trabajo por el que se perciba un salario que permita al trabajador y su familia vivir con dignidad y con acceso a unas prestaciones sociales b¨¢sicas. Necesariamente, un trabajo declarado, fuera del agujero de la econom¨ªa sumergida. Los derechos y principios de la Declaraci¨®n de 1998 son los fundamentos m¨ªnimos e irrenunciables del derecho laboral internacional: libertad de asociaci¨®n sindical, derecho de huelga y de negociaci¨®n colectiva, prohibici¨®n del trabajo infantil y del trabajo forzoso y de la discriminaci¨®n laboral en raz¨®n del sexo, la raza o cualquier otra caracter¨ªstica del ser humano. En Espa?a, este objetivo se concreta en la exigencia de reducci¨®n de la siniestralidad laboral y el trabajo precario y de eliminaci¨®n del trabajo no declarado, donde se concentran los mayores niveles de sobreexplotaci¨®n.
La segunda exigencia es que los Gobiernos y las instituciones internacionales adopten las medidas necesarias para que se alcancen, en 2015, los objetivos del milenio definidos por la ONU para la reducci¨®n de la pobreza en el mundo. Los compromisos adquiridos por los Gobiernos no se cumplen, y de seguir las cosas como hasta ahora no se alcanzar¨¢n los objetivos. Las dos reivindicaciones est¨¢n estrechamente relacionadas: la forma m¨¢s eficiente y justa para erradicar la pobreza es la de promover y generalizar el empleo con derechos, es decir, el trabajo decente.
En Europa, la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos (CES) ha incluido un tercer punto en su llamamiento europeo: el rechazo al proyecto de Directiva sobre tiempo de trabajo que el Consejo Europeo aprob¨® el pasado mes de junio. El intento de promover una ley laboral europea tan regresiva -la primera con ese car¨¢cter- es un s¨ªntoma m¨¢s de la p¨¦rdida de rumbo de la mayor¨ªa de los dirigentes pol¨ªticos europeos a quienes parece importar poco atentar contra referencias b¨¢sicas del modelo social europeo, sin el cual Europa pierde gran parte de su identidad. La propuesta puede llegar a vulnerar alguna de las normas b¨¢sicas de la OIT, porque adem¨¢s de contemplar supuestos de jornada semanal de hasta 65 horas y, en algunos casos, de m¨¢s de 70, ataca frontalmente la funci¨®n de la negociaci¨®n colectiva, al establecer la posibilidad de que los contratos individuales anulen las garant¨ªas de las leyes y los convenios. En este punto, nos congratula la reciente moci¨®n parlamentaria, aprobada por unanimidad en el Congreso de los Diputados de Espa?a, que rechaza el proyecto de Directiva y apoya expl¨ªcitamente las posiciones de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos.
Envolviendo a las reivindicaciones de esta primera jornada de acci¨®n sindical mundial est¨¢ el compromiso de promover la solidaridad internacional entre los trabajadores y las trabajadoras del mundo. Frente al modelo de globalizaci¨®n neoliberal dominado por una econom¨ªa financiera -hoy en crisis profunda-, que tiene como valores subyacentes el ego¨ªsmo, la avaricia y la insolidaridad, el movimiento sindical quiere iniciar un nuevo camino de acci¨®n de ¨¢mbito mundial presidido por la voluntad de construir un nuevo internacionalismo solidario.
Somos conscientes de la magnitud de la crisis econ¨®mica que vivimos, que por el momento afecta a los pa¨ªses desarrollados y a los m¨¢s pobres. A la galopante crisis financiera mundial, que naci¨® hace m¨¢s de un a?o en Estados Unidos al calor del estallido de la burbuja especulativa inmobiliaria, se unen la crisis energ¨¦tica, alimentaria y una m¨¢s de fondo, la medioambiental, cuya m¨¢s preocupante manifestaci¨®n, el cambio clim¨¢tico, puede afectar de modo grave e irreversible al futuro de la humanidad. La crisis financiera est¨¢ arrastrando a las principales econom¨ªas mundiales a una recesi¨®n que puede ser profunda. Se podr¨ªa hablar de la primera gran crisis de la globalizaci¨®n, que no ha acabado con los ciclos econ¨®micos. Hay se?ales que permiten pensar en una crisis de modelo, de un modelo basado en el predominio absoluto del mercado, sin gobierno mundial y con escasas reglas para la econom¨ªa y el trabajo, y con el capital financiero especulativo y las empresas multinacionales como principales e incontrolados sujetos de la econom¨ªa.
Nadie deber¨ªa aceptar por m¨¢s tiempo que un pu?ado de irresponsables ejecutivos de las finanzas continuaran siendo los incontrolados art¨ªfices de tan grandes procesos de especulaci¨®n y crisis, que acaban pagando todos los contribuyentes -especialmente la gente m¨¢s necesitada-, mientras ellos se embolsan las decenas -algunos, centenares- de millones de euros de sus sueldos y de las indemnizaciones de sus contratos blindados a prueba de los desastres que ellos mismos provocan.
Tampoco es soportable por m¨¢s tiempo que el esqueleto del sistema productivo global, las redes mundiales de producci¨®n promovidas por las empresas multinacionales asienten en muchos casos su actividad, en el escal¨®n m¨¢s bajo de la cadena de subcontrataciones, en empresas que no cumplen los principios del trabajo decente o que, incluso, utilizan el trabajo forzoso o el infantil
Cuando ahora, muchos de quienes han venido aplaudiendo, en nombre de la libertad del mercado, los mayores desafueros especulativos piden la intervenci¨®n de los Gobiernos para salvar sus patrimonios y aceptan que en el futuro haya algunas regulaciones, los sindicatos les recordamos lo que venimos reclamando desde hace d¨¦cadas: un gobierno democr¨¢tico de la globalizaci¨®n que lleve a una sociedad mundial con normas y derechos universalmente reconocidos. Entre ellos, destacadamente, los derechos laborales y sociales que definen el trabajo decente.
Por eso, CC OO y UGT hemos convocado a los trabajadores espa?oles a que el pr¨®ximo 7 de octubre expresen en sus empresas y en la calle el apoyo a los objetivos de la jornada de acci¨®n mundial convocada por la CSI. Ser¨¢ el primer paso del camino que lleve al reconocimiento del trabajo como el factor esencial para la creaci¨®n de la riqueza y el bienestar de la sociedad global, y para que sea valorado en consecuencia.
Guy Ryder es secretario general de la Confederaci¨®n Sindical Internacional. Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo es secretario general de CC OO. C¨¢ndido M¨¦ndez es secretario general de UGT.
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