Pol¨ªtica con ciencia no es pol¨ªtica cient¨ªfica
Es una l¨¢stima que la tesis de la ministra de Ciencia, Innovaci¨®n y Tecnolog¨ªa, pese a la torpeza con la que fue expresada, no haya dado lugar a un debate vivo sobre su contenido, con la participaci¨®n de los cient¨ªficos. Es decir, sobre si es "m¨¢s rentable" para Euskadi una estructura cient¨ªfica aut¨¢rquica y soberbiamente aislada o si le conviene, por el contrario, participar en el sistema de ciencia estatal e integrarse a trav¨¦s de ¨¦l en los programas de investigaci¨®n europeos y globales. La reacci¨®n a lo que dijo Cristina Garmendia el pasado julio se qued¨® en el escal¨®n primero y m¨¢s rutinario, en el sobreactuado esc¨¢ndalo del Gobierno tripartito ante unas palabras, que, pese a formar parte de un discurso estructurado, no fueron un prodigio de elocuencia y diplomacia. Sin embargo, el hecho de que el PNV haya puesto la transferencia de las competencias de investigaci¨®n, desarrollo e innovaci¨®n (I+D+i) como contrapartida principal a su apoyo a los presupuestos del Gobierno socialista mantiene viva la cuesti¨®n de fondo.
La simplicidad no garantiza el ¨¦xito en el abordaje de problemas complejos
Las urgencias y el chalaneo habitual de toda negociaci¨®n presupuestaria no constituyen el marco m¨¢s id¨®neo para una discusi¨®n de esta naturaleza, pero van a medir el grado de flexibilidad y resistencia de ambas partes al abordar una materia de contornos imprecisos. A diferencia de otras transferencias, cuando se habla de la competencia de investigaci¨®n y desarrollo no hay en el territorio unos centros, un personal y unos recursos perfectamente identificados que a partir de un momento pueden pasar a ser gestionados de la comunidad aut¨®noma, como sucedi¨® con la educaci¨®n o la sanidad. Se trata de una materia difusa por definici¨®n, dispersa en distintos ministerios -Ciencia, Industria, Sanidad, Medio Ambiente, pero tambi¨¦n Defensa- y de dif¨ªcil cuantificaci¨®n econ¨®mica, que se resiste a una aplicaci¨®n mec¨¢nica del esquema del Concierto Econ¨®mico. ?Cu¨¢nto es 6,24% de las unidades de investigaci¨®n, los experimentos, la plantilla y el presupuesto del Centro Superior de Investigaciones Cient¨ªficas? ?Puede trocearse la pol¨ªtica cient¨ªfica de un pa¨ªs en diecisiete partes?
Existe, por supuesto, la pulsi¨®n nacionalista del corte de amarras, que consistir¨ªa en plantear la transferencia del modo siguiente: calcular a tanto alzado el gasto anual del Estado en esta materia, aplicarle el coeficiente del 6,24 en que est¨¢ fijado desde 1981 la participaci¨®n de Euskadi en la econom¨ªa espa?ola, descontar esa cantidad del Cupo que se paga al Estado y hacer nuestra "propia" ciencia contando lo m¨ªnimo con la Administraci¨®n central. El lehendakari ya ha cuantificado lo que le "cuesta" a la comunidad aut¨®noma la no transferencia de esta competencia, 150 millones de euros anuales. Ahora bien, la simplicidad no suele garantizar el ¨¦xito en el abordaje de problemas complejos. Y ¨¦ste lo es. No hace falta m¨¢s que comparar el vago enunciado del art¨ªculo 10.16 del Estatuto de Gernika (le corresponde a la comunidad aut¨®noma la competencia exclusiva en "investigaci¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica en coordinaci¨®n con el Estado") con la precisi¨®n con que el art¨ªculo 158 del nuevo Estatuto de Catalu?a detalla, 30 a?os despu¨¦s, qu¨¦ parte de dicha competencia es propia de la Generalitat, cu¨¢l es compartida y c¨®mo deben establecerse los mecanismos de colaboraci¨®n y participaci¨®n con las pol¨ªticas del Estado.
En este punto de la cuesti¨®n habr¨ªa que aplicar la reflexi¨®n de la ministra Garmendia, prescindiendo del paternalismo que rezumaba de sus palabras. ?Le interesa al Pa¨ªs Vasco coger el dinero y aventurarse a montar un sistema particular de ciencia y tecnolog¨ªa, o le ser¨ªa m¨¢s ventajoso integrarse de forma coordinada, con centros de investigaci¨®n propios y compartidos, en la red estatal y, a trav¨¦s de ella, en la europea? Catalu?a se ha inclinado decididamente por esta segunda opci¨®n, y no parece que le vaya mal. Tambi¨¦n parece altamente positiva la experiencia de las unidades de Biof¨ªsica y F¨ªsica de los Materiales (los centros mixtos creados entre la Universidad del Pa¨ªs Vasco y el CSIC) o el consorcio puesto en marcha entre las dos administraciones para intentar atraer a Vizcaya la Fuente Europea de Neutrones por Espalaci¨®n, una instalaci¨®n cient¨ªfica de dimensi¨®n internacional que requerir¨ªa 1.300 millones de euros de inversi¨®n.
Son referencias que marcan un camino de cooperaci¨®n y descentralizaci¨®n en el que se pueden seguir dando pasos. Una v¨ªa distinta de la de la exclusividad, que carece de sentido en un ¨¢mbito como el de la investigaci¨®n cient¨ªfica, donde cualquier proyecto de calado desborda las fronteras nacionales. Para ello falta el paso m¨¢s dif¨ªcil: flexibilizar posturas, salir de la queja ritual del incumplimiento del Estatuto como excusa para justificar su superaci¨®n, y sentarse alrededor de una mesa con datos, argumentos y una visi¨®n clara de qu¨¦ se est¨¢ hablando. Se trata de fijar programas, repartir los papeles y establecer compromisos de gasto e inversi¨®n. De hacer, en definitiva, pol¨ªtica cient¨ªfica en vez de pol¨ªtica con la ciencia.
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