Estado liberal, fumadores responsables

La Audiencia Nacional acaba de resolver por primera vez una demanda por tabaquismo presentada por un particular contra el Estado. El fallo reconoce algo que ya sab¨ªamos todos, que el tabaco provoca c¨¢ncer, y otra cosa no tan obvia, que el Estado no tiene la culpa. Dos de los motivos en los que el tribunal fundamenta su decisi¨®n son que fumar es un acto lib¨¦rrimo, y que el Estado no "impone" el consumo de tabaco.

Ambas razones combinadas permiten extraer un principio generalizable sobre la asignaci¨®n de responsabilidad: el Estado ¨²nicamente es responsable de aquello que "impone" a los ciudadanos, las consecuencias que se derivan de las "elecciones libres" son cosa de cada uno. Esto valdr¨ªa tambi¨¦n para el alcohol, el consumo de drogas y las enfermedades derivadas de malos h¨¢bitos alimentarios o del sexo no seguro. La Audiencia se ampara en el benepl¨¢cito general del que goza el liberalismo para exaltar la autonom¨ªa individual. No obstante, no olvidemos que lo que parecen actos lib¨¦rrimos muchas veces no son sino el efecto de circunstancias m¨¢s o menos desafortunadas como son la falta de informaci¨®n y, desgraciadamente, de educaci¨®n para comprenderla.

No es casualidad que los sujetos con menor nivel educativo sean hasta dos veces m¨¢s propensos a fumar, un 32,8% frente al 15,8% de los que tienen estudios superiores, ni tampoco que los porcentajes se reviertan a la hora de dejar el h¨¢bito: el 65% de los m¨¢s educados lo intenta, mientras que el porcentaje desciende hasta el 30% a medida que baja el nivel cultural. Los datos est¨¢n extra¨ªdos de la Agencia para la Investigaci¨®n de la Calidad de los Recursos M¨¦dicos norteamericana.

Tiene raz¨®n la Audiencia cuando dice que el Estado no es responsable de que un individuo fume, pero s¨ª que es responsable de que se den las condiciones para que su decisi¨®n sea informada y voluntaria, de lo contrario no podemos decir que fumar sea un acto lib¨¦rrimo.