Ir¨¢n e Israel en un nuevo Oriente Pr¨®ximo
La desesperada s¨²plica de Israel para que el mundo impida lo que sus servicios de inteligencia denominan la "galopada hacia una bomba nuclear" de Ir¨¢n no ha tenido la respuesta positiva que Israel esperaba.
Ahora que el r¨¦gimen de sanciones de Naciones Unidas ha demostrado ser completamente ineficaz, y la diplomacia internacional aparentemente incapaz de impedir que los iran¨ªes controlen la tecnolog¨ªa de enriquecimiento de uranio, Israel est¨¢ contra las cuerdas. Lo que se supon¨ªa que deb¨ªa ser un gran esfuerzo internacional de mediaci¨®n est¨¢ deterior¨¢ndose y convirti¨¦ndose en un apocal¨ªptico enfrentamiento entre Israel e Ir¨¢n.
Es una anomal¨ªa interesante porque, a pesar de la vomitiva ret¨®rica antisem¨ªtica del presidente iran¨ª, Mahmud Ahmadineyad, las repercusiones del aumento de poder de Ir¨¢n van mucho m¨¢s all¨¢ del Estado jud¨ªo. Se extienden a todo el mundo ¨¢rabe, en especial a los vulnerables pa¨ªses del Golfo, e incluso Afganist¨¢n y Pakist¨¢n. Y tambi¨¦n Estados Unidos -como potencia en Oriente Pr¨®ximo- y Europa tienen inter¨¦s en cortar la marea de proliferaci¨®n nuclear que amenaza la regi¨®n.
Teher¨¢n no renunciar¨¢ a su ambici¨®n nuclear si no se atienden sus intereses regionales
La incapacidad del sistema internacional de abordar con eficacia el problema nuclear en Oriente Pr¨®ximo se debe fundamentalmente a la divisi¨®n entre Rusia y Estados Unidos, a la que una obcecada estrategia estadounidense ha contribuido en gran medida.
Rusia no puede querer un Ir¨¢n nuclear. Pero en su determinaci¨®n de lograr mecanismos de influencia contra lo que considera unas pol¨ªticas estadounidenses hostiles, y como herramienta para negociar un marco de seguridad m¨¢s aceptable con Occidente, los rusos se niegan a unir sus esfuerzos a los de Estados Unidos para cortar de ra¨ªz las ambiciones nucleares iran¨ªes.
En octubre de 2007, Vlad¨ªmir Putin se convirti¨® en el primer l¨ªder ruso desde Le¨®nidas Br¨¦znev que visitaba Ir¨¢n, acompa?ado de cinco dirigentes de los Estados del Mar Caspio.
Desde entonces, Putin ha hecho todo lo posible para dejar al descubierto el fracaso de la pol¨ªtica estadounidense de aislar a Ir¨¢n. Seguramente, Rusia ser¨ªa capaz de contener al r¨¦gimen iran¨ª, pero s¨®lo lo har¨¢ a cambio de que Estados Unidos respete sus intereses en las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas y acepte tambi¨¦n quiz¨¢ una revisi¨®n de los acuerdos estrat¨¦gicos posteriores a la guerra fr¨ªa.
Pero, incluso aunque sufriera el abandono de los rusos, es muy improbable que Ir¨¢n renuncie a sus ambiciones nucleares mientras no se preste atenci¨®n a sus intereses regionales.
El programa nuclear de Ir¨¢n refleja un amplio consenso nacional, resultado de un sentimiento generalizado de que son vulnerables y han sido traicionados. Los iran¨ªes recuerdan que la comunidad internacional permaneci¨® indiferente cuando Sadam Husein les atac¨® con armas qu¨ªmicas en los a?os ochenta. Y la presencia del temible poder estadounidense hoy en el pa¨ªs vecino tampoco les consuela. Ir¨¢n cree que es v¨ªctima de un doble rasero internacional -por el que s¨ª se acepta la condici¨®n nuclear de Pakist¨¢n e India, para no hablar de Israel-, y eso no hace m¨¢s que alimentar a¨²n m¨¢s su sentimiento de discriminaci¨®n y su determinaci¨®n de hacer realidad sus ambiciones.
Al exponer lo insuficiente del Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear, Ir¨¢n, que es uno de los pa¨ªses firmantes, est¨¢ indicando a Israel que el orden regional ya no puede apoyarse en el monopolio nuclear que le concede el hecho de no ser miembro del TNP. Por tanto, la soluci¨®n reside no s¨®lo en obligar a miembros del TNP como Ir¨¢n y Siria a cumplir sus compromisos, sino en crear una estructura regional de seguridad y cooperaci¨®n m¨¢s amplia en Oriente Pr¨®ximo.
Un acuerdo as¨ª deber¨ªa tener como base que Oriente Pr¨®ximo se convirtiera en una zona libre de armas de destrucci¨®n masiva, incluidas las armas nucleares, qu¨ªmicas y biol¨®gicas. Oriente Pr¨®ximo sigue teniendo el dudoso honor de ser la ¨²nica regi¨®n del mundo que ha utilizado ese tipo de armas desde que acab¨® la Segunda Guerra Mundial.
La comunidad internacional debe reconocer que la ecuaci¨®n de seguridad en Oriente Pr¨®ximo no es meramente lineal, ni consiste s¨®lo en Israel contra el mundo ¨¢rabe. La proliferaci¨®n de armas nucleares en una regi¨®n que ha estado dispuesta a usar armas de destrucci¨®n masiva en el pasado es una amenaza para todos.
Por tanto, es preciso un esfuerzo concertado de potencias externas como Estados Unidos y Rusia, no para que cada una de ellas boicotee las pol¨ªticas de la otra en la regi¨®n, sino para crear una zona sin armas de destrucci¨®n masiva. Un sistema regional as¨ª no puede construirse sobre un vac¨ªo pol¨ªtico. La condici¨®n previa fundamental es ayudar a alcanzar una soluci¨®n para las grandes disputas pol¨ªticas de la regi¨®n. El reloj nuclear sigue avanzando.
Shlomo Ben-Ami, antiguo ministro de Exteriores de Israel, es en la actualidad vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.