El viento en las orejas
Brisas y corrientes t¨¦rmicas son el motor de un primer vuelo en parapente t¨¢ndem, desde la cumbre granadina del Jabalc¨®n, con diez minutos alucinantes contemplando campos y serran¨ªas
Imagine un atardecer furioso de tonos almagres, violetas y magentas. El sol acaba de esconderse y una claridad negroazulada empieza a adue?arse de la escena. Estamos a 1.495 metros de altitud, en la cumbre del Jabalc¨®n, al lado de Z¨²jar (Granada), una monta?a caliza que se eleva aislada en medio de una llanura de olivos y almendros. Hacia el sur se vislumbran las arcillas cuarteadas de los desiertos de Guadix y Baza. Abajo, la superficie acuosa del embalse del Negrat¨ªn brilla como un papel de plata rodeada por campos sumidos en la penumbra.
Entonces empiezas a correr como un poseso por la ladera cimera de la monta?a. Un plano inclinado y pedregoso que no lleva a ninguna parte, m¨¢s que al abismo que empieza ya a intuirse pocos metros delante de ti. Y de repente, cuando crees que te vas a despe?ar, el suelo se despega de tus pies, se va hacia abajo; o m¨¢s bien, tus pies se van hacia arriba. Sigues movi¨¦ndolos en un acto reflejo, como si a¨²n corrieras, pero pataleas en el aire. Una voz te dice entonces: "OK, ya te puedes sentar". Es la del piloto que maneja el parapente t¨¢ndem en el que acabas de iniciar tu primer vuelo. Te acomodas en la silla arn¨¦s y tratas de rebajar las 1.200 pulsaciones que desbocan tu coraz¨®n. Te relajas. Andaluc¨ªa, negro y almagre, claros y oscuros de un atardecer m¨¢gico, se despliega ahora bajo tus pies, inmensa, inabarcable. A vista de p¨¢jaro.
Para muchos, el parapente es la forma m¨¢s cercana al vuelo de un p¨¢jaro inventada por el ser humano. Aqu¨ª no hay motores, ni carlingas, ni alas, ni ruido alguno, m¨¢s all¨¢ que el que provoca el viento al dejarse rasgar por la campana de nailon. El hombre frente a los elementos, sin aditivos ni colorantes.
Un deporte que en Espa?a re¨²ne a unos 3.000 adeptos (pocos, si lo comparamos con las 20.000 licencias federativas de Francia, o las m¨¢s de 15.000 de Alemania) y que ha encontrado en Andaluc¨ªa un terreno perfecto para su pr¨¢ctica. Tanto, que los campos de vuelo de la comunidad andaluza ya figuran en las gu¨ªas y hojas de ruta de los chalados del viento de medio mundo, que no dudan en viajar al quinto pino con tal de encontrar el salto perfecto.
"Andaluc¨ªa re¨²ne unas caracter¨ªsticas ¨²nicas para este deporte", cuenta Marc Petiot, uno de los promotores de Fly Andaluc¨ªa. "Tenemos muchos d¨ªas de buen tiempo y sol, llueve poco, hay muchas monta?as altas y aisladas, un r¨¦gimen de vientos m¨¢s estable por ejemplo que en grandes cordilleras monta?osas como los Pirineos o los Alpes, adem¨¢s de paisajes ex¨®ticos, buena infraestructura tur¨ªstica y facilidad de horarios para comer cuando termines de volar, sea la hora que sea". Fly Andaluc¨ªa es una cooperativa formada por cuatro amantes del parapente (los cuatro extranjeros, curioso) residentes en la comunidad andaluza, que trata de fomentar este tipo de deporte y la marca Andaluc¨ªa entre los parapentistas europeos.
Tiempo de espera
Hay muchos sitios donde volar en Andaluc¨ªa, pero los mejores se localizan en el sureste de la comunidad, en las provincias de Granada, Almer¨ªa, M¨¢laga, sur de C¨®rdoba y C¨¢diz. Un tri¨¢ngulo m¨¢gico delimitado al oeste por el valle del Guadalquivir, al norte por el Altiplano granadino y al este por el mar, que cuenta con grandes monta?as (Sierra Nevada, Cazorla, Grazalema, sierras de Baza, Alpujarras...) donde ya los ayuntamientos y corporaciones locales se han dado cuenta del potencial econ¨®mico que supone esta actividad, y han empezado a preparar campos de salto y aterrizaje para facilitar la llegada de nuevos turistas piloto. Porque no todo es llegar, desplegar tu vela y lanzarte al aire. Este deporte requiere de unas condiciones muy concretas para poder volar. Para empezar, las zonas de salto, ubicadas en lo alto de las monta?as, han de tener un acceso para veh¨ªculos, estar despejadas de obst¨¢culos y contar con un r¨¦gimen de vientos previsible y estable.
Para hinchar la vela y lanzarse por fin pendiente abajo hay que contar, adem¨¢s, con la velocidad del viento dominante en ese momento. Si es muy baja, no puedes volar; pero si supera los 20 o 25 kil¨®metros por hora, tampoco. Por eso, ¨¦ste es tambi¨¦n el deporte de la paciencia y la contemplaci¨®n. Horas y horas sentados en lo alto de un pico, mirando el horizonte, mirando el anem¨®metro, esperando unas buenas condiciones de viento (que suelen darse s¨®lo al amanecer y al atardecer).
Como ocurre esta tarde aqu¨ª, en el campo de vuelo de Cenes de la Vega, el m¨¢s alto de Sierra Nevada, en el que casi un centenar de deportistas aguantamos sin una sombra y bajo un sol de justicia a que amaine el fuerte viento de poniente. Curiosamente, est¨¢ prohibido volar en los parques nacionales espa?oles, y los parapentistas granadinos y de medio mundo que vienen hasta este espacio privilegiado se tienen que conformar con despegar desde esta zona a 1.300 metros de altitud, fuera de los lindes del parque.
Por fin, cuando ya algunos han empezado el regreso a pie hacia el aparcamiento, el viento cae de forma s¨²bita y, como activadas por un resorte, docenas de velas de nailon empiezan a desplegarse por el pedregal. No hay un minuto que perder, el sol se est¨¢ poniendo. Los parapentistas van despegando uno detr¨¢s de otro, como ping¨¹inos lanzados al agua desde un iceberg. Y en un suspiro, el cielo de Sierra Nevada se colorea con un enjambre de rayas multicolor. La espera ha sido larga, pero estos 10 minutos de vuelo al atardecer lo justifican todo.
Informaci¨®n pr¨¢ctica sobre d¨®nde comer y dormir en Andaluc¨ªa con EL VIAJERO
Gu¨ªa
Seis enclaves m¨¢gicos para volar en Andaluc¨ªa
? El Yelmo (Ja¨¦n). Altitud: 1.809 metros. Vuelo salvaje en el espacio natural de la sierra de Cazorla.
? Algodonales (C¨¢diz). 1.000 metros. Un paisaje incre¨ªble en plena sierra de Grazalema con cuatro orientaciones para saltar.
? Sierra Nevada (Granada). 1.300 metros. De f¨¢cil acceso (cerca de Granada) y con buenas vistas de Sierra Nevada.
? Jabalc¨®n (Granada). 1.500 metros. Un entorno des¨¦rtico muy llamativo, pero con fuertes vientos. Para pilotos expertos.
? C¨¢stala (Almer¨ªa). 1.900 metros. Despegue f¨¢cil y propicio para el invierno; se ve el mar.
? Ca?ete la Real (M¨¢laga). 742 metros. Zona desconocida de poca altitud, pero rodeada de un soberbio paisaje andaluz.
Informaci¨®n
? Consultar Fly Andaluc¨ªa (www.flyandalucia.com) o en la red de Espacios de Vuelo Libre de Andaluc¨ªa (953 49 64 02; www.cortijoderamon.com).
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