?Una sola caixa?
Es una buena noticia que el BNG proponga, como oferta electoral para la pr¨®xima legislatura, la elaboraci¨®n de una Lei de Caixas. Es cierto que la propuesta tiene truco: es una carta envenenada a sus socios en el Gobierno, dado que son ellos, si no cambia el reparto de conseller¨ªas, los que estar¨ªan llamados a elaborarla. Es a Juan Ram¨®n Fern¨¢ndez Antonio, conselleiro de Econom¨ªa e Facenda, a quien le tocar¨ªa esa patata caliente que, por lo que se sabe, preferir¨ªa no tocar. Pero, m¨¢s all¨¢ de la pol¨ªtica de bajo perfil, es cierto que es una iniciativa positiva, dado que conviene adecuar la actual lei a la realidad de la comunidad aut¨®noma y a un nuevo entorno econ¨®mico y financiero.
La discusi¨®n girar¨¢ en torno a la conveniencia de una posible fusi¨®n de Caixa Galicia y Caixanova
Desde luego, conviene democratizar las Caixas gallegas que, a d¨ªa de hoy, tienen mucho de coto cerrado. Como en otras comunidades aut¨®nomas ser¨ªa bueno que, bien la Xunta, bien el Parlamento, tengan un cierto porcentaje de representaci¨®n en el gobierno de las Caixas que, hay que insistir una vez m¨¢s, no son bancos privados. La dimensi¨®n social es una caracter¨ªstica de las cajas de ahorros desde su origen en el catolicismo social y las f¨®rmulas que pretenden privatizarlas de hecho a trav¨¦s de las llamadas "cuotas participativas" deben ser rechazadas en el nombre de los mismos supuestos por las que fueron creadas.
Conviene tambi¨¦n que los recursos financieros de las caixas colaboren en el desarrollo del pa¨ªs, por lo que ser¨ªa bueno una convergencia estrat¨¦gica desarrollada no entre bambalinas, sino con fundamentos objetivos y que pudiesen ser analizados por los diversos agentes sociales. Las debilidades y las perspectivas del pa¨ªs han de ser tomadas en consideraci¨®n para elaborar una visi¨®n de futuro realista y ambiciosa. No puede decirse que esto sea una descripci¨®n de lo que ha venido ocurriendo hasta la fecha.
Pero si Galicia ha de aprovechar las oportunidades de la globalizaci¨®n, y limitar los da?os que provoca, ha de cultivar el pensamiento estrat¨¦gico. La indiferencia o la enemistad que en Galicia provocan aquellos que tienen ideas, conocimientos espec¨ªficos e imaginaci¨®n es legendaria. Es uno de los signos de la tendencia a la inmovilidad del pa¨ªs, aferrado a sus propias inercias y temeroso de las innovaciones. Aqu¨ª se hace mucha literatura con la innovaci¨®n, pero nadie la quiere para s¨ª. Alemanes o estadounidenses, creo entender, no somos.
Adem¨¢s, la democratizaci¨®n del pa¨ªs exige que ciertas elites no se enquisten bloqueando toda demanda de cambio. En otros lugares de Espa?a eso ya tuvo lugar hace mucho tiempo, justo cuando la transici¨®n exigi¨® que nuevos protagonistas, no solo en la esfera pol¨ªtica, ocupasen la escena. Aqu¨ª llevamos, tambi¨¦n en esto, un retraso que hay que superar. El dinamismo social no es un factor abstracto: tambi¨¦n se realiza a trav¨¦s de este recambio de las elites que, si no se produce, bloquean y retardan los procesos. Si el Gobierno bipartito vale para algo, ¨¦sta es una de sus tareas inexcusables. El darwinismo social, si hay que practicarlo, que no sea s¨®lo con los de abajo.
La actual crisis econ¨®mica, y en particular la crisis de liquidez, provocada tanto por la desregulaci¨®n ahora universalmente denostada como por una mala gesti¨®n de ciertos directivos -hemos tenido ocasi¨®n de ver en Estados Unidos al FBI metiendo en la c¨¢rcel a algunos ejecutivos- tal vez d¨¦ lugar a una recomposici¨®n del mapa financiero. En nuestro caso, la discusi¨®n girar¨¢ en torno a la conveniencia de una posible fusi¨®n entre Caixa Galicia y Caixanova.
Se opone a esa fusi¨®n el localismo consustancial a Galicia, el que tiene que ver con las identidades urbanas y los orgullos heridos. El peso de esos sentimientos no puede ser infravalorado. Pero, en un sentido m¨¢s profundo, hay cierta l¨®gica en esa reticencia. Caixanova ha tenido siempre una vocaci¨®n de inscribirse en el tejido productivo -con puntos de vista discutibles o no, pero que ah¨ª est¨¢n- que se corresponde con el perfil industrial de Vigo. El empresariado local ha tenido en Caixanova un instrumento que podr¨ªa difuminarse como producto de la fusi¨®n. Adem¨¢s, algunos temen que la uni¨®n de las dos Caixas, dada la proporci¨®n de activos, fuese a suponer una simple absorci¨®n de la segunda por la primera.
Por su parte, Caixa Galicia ha hecho gala siempre de una mayor ortodoxia que se entiende mejor en una ciudad que pone mayor acento en el sector servicios y en la que ciertos constructores han alcanzado cielos que despu¨¦s se han venido abajo. No hay ni que decir que el Club de I?¨¢s es un aut¨¦ntico lobby. Estas dos cuestiones -las modalidades de una diferente representaci¨®n en los ¨®rganos de gobierno, la posible fusi¨®n de las dos Caixas- son las que pone sobre la mesa una posible nueva lei. A nadie se le escapa, por lo dem¨¢s, que ello implicar¨ªa la presencia del BNG -PSdeG y PP ya lo est¨¢n por v¨ªa interpuesta- en las dos instituciones.
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