Rebeli¨®n en la frontera del noroeste
Una nebulosa de grupos integristas desaf¨ªa a Pakist¨¢n desde las zonas tribales
Hace ya meses que el tren de vapor que llevaba a los turistas hasta el paso de Jyber no sale de la estaci¨®n de Peshawar. Jyber, como el resto de las siete ¨¢reas tribales paquistan¨ªes de administraci¨®n federal y buena parte de los distritos que rodean la capital de la llamada Provincia Fronteriza del Noroeste (conocida por sus siglas inglesas, NWFP), son inaccesibles no s¨®lo para los extranjeros sino para los propios paquistan¨ªes. A¨²n no se ha declarado un Talibanist¨¢n, pero una amalgama de grupos afines a los talibanes y miembros de Al Qaeda que escaparon de los bombardeos estadounidenses de Afganist¨¢n hace siete a?os tienen en jaque al Estado.
Hay varios miles de combatientes talibanes apoyados por simpatizantes
La intervenci¨®n del Ej¨¦rcito ha actuado como detonante de la violencia
El desaf¨ªo va m¨¢s all¨¢ de los enfrentamientos armados contra las fuerzas de seguridad. Quieren imponer su ley. Los medios locales dan cuenta a diario de juicios sumarios y castigos ejemplares, incluidas ejecuciones. En opini¨®n del comentarista Farruj Salem, al menos 10.000 kil¨®metros cuadrados, entre los r¨ªos Tochi y Gomal, "se han perdido al emirato isl¨¢mico de Wazirist¨¢n". En el resto de la regi¨®n, una veintena de distritos se mantienen bajo control militar mientras contin¨²a el pulso entre el Ej¨¦rcito y los militantes, el ambiguo t¨¦rmino con el que se designa a todos los que combaten al Estado.
Pero ?qui¨¦nes son esos rebeldes y qu¨¦ quieren? "No existe una organizaci¨®n talib¨¢n como tal con una ideolog¨ªa, estrategia y t¨¢cticas definidas; carecen de estructuras de mando y control", se?ala Nusrat Yaved, periodista que a¨²n visita las zonas tribales. Parecen coincidir sin embargo en pretender que el Estado les deje en paz (que no les bombardee ni se inmiscuya en la gesti¨®n local) y en aplicar la sharia, o ley isl¨¢mica. La mayor¨ªa de los analistas considera que utilizan un lenguaje religioso para expresar su descontento, pero asegura que las revueltas tienen poco de religioso, e insiste en la necesidad de adaptar la respuesta a cada caso.
- Talibanes. Varios miles de combatientes activos, respaldados por una cantera de simpatizantes procedentes de los partidos religiosos, han tomado las armas desde 2001 no s¨®lo para apoyar a sus hermanos talibanes afganos, sino contra su propio Gobierno. La intervenci¨®n del Ej¨¦rcito paquistan¨ª contra los talibanes y miembros de Al Qaeda escapados de los bombardeos de EE UU ha actuado de detonante. Pero el terreno estaba abonado por el abandono secular de estas regiones tribales y el siempre latente sentimiento nacionalista de los pastunes, una etnia dividida por la L¨ªnea Durand, la frontera artificial que los brit¨¢nicos trazaron en 1893.
La prensa paquistan¨ª identifica a Tehrik-i-Taliban Pakist¨¢n (TTP) como el principal grupo talib¨¢n de su pa¨ªs. En realidad es una organizaci¨®n paraguas que desde diciembre del a?o pasado trata de englobar bajo el mando de Baitul¨¢ Mehsud a los distintos grup¨²sculos que operan en la regi¨®n. Conocido como emir shahib (pr¨ªncipe m¨¢rtir), Mehsud est¨¢ considerado el m¨¢s poderoso comandante talib¨¢n paquistan¨ª y se le atribuyen el asesinato de la ex primera ministra Benazir Bhutto, la organizaci¨®n de comandos contra las fuerzas de la OTAN en Afganist¨¢n y el env¨ªo de terroristas suicidas a Espa?a.
A pesar del carisma de Mehsud (que lleg¨® a organizar una conferencia de prensa la pasada primavera), no est¨¢ claro que controle todas las bolsas de resistencia contra el Gobierno de Islamabad. Otros cabecillas, como Hafiz Gul Bahadur, un jefe talib¨¢n de Wazirist¨¢n del Norte, o Abdul Wali, alias Omar Jalid, de Mohmand, han cuestionado sus acciones y actuado por su cuenta, en una nueva versi¨®n de las rivalidades que hist¨®ricamente han caracterizado las relaciones entre las tribus de la zona.
- Extranjeros. Junto a los talibanes afganos que cruzaron la frontera a ra¨ªz del 11-S tambi¨¦n llegaron a las regiones tribales de Pakist¨¢n una legi¨®n de chechenos, uzbecos, tayicos y turcomanos, quienes se hab¨ªan refugiado en Afganist¨¢n tras fracasar en su lucha contra los reg¨ªmenes de las rep¨²blicas centroasi¨¢ticas que surgieron de la desmembraci¨®n de la URSS. Diversas fuentes estiman que suman alrededor de 2.000 de hasta 17 nacionalidades diferentes, incluidos los ¨¢rabes que forman la columna vertebral de Al Qaeda. Para las autoridades paquistan¨ªes, han constituido la presa m¨¢s f¨¢cil de ofrecer a Estados Unidos, como prueba de su compromiso en la lucha contra el terrorismo, por su falta de arraigo local.
Adem¨¢s, algunos de los voluntarios ¨¢rabes que llegaron a luchar la yihad contra el comunismo que Washington alent¨® en los a?os ochenta, terminaron cas¨¢ndose y formando familias en estas comarcas. Hoy est¨¢n asimilados a la poblaci¨®n local, adem¨¢s de mantener buenos contactos con los antiguos comandantes muyahid¨ªn afganos.
- Criminales. Los delincuentes han unido fuerzas con los talibanes, ya que la ausencia del Estado favorece sus negocios il¨ªcitos, el principal de ellos la droga procedente de Afganist¨¢n.
Con un negocio anual estimado entre los 4.000 y 6.000 millones de d¨®lares (de 3.000 y 4.500 millones de euros) hay dinero para todos y la distinci¨®n entre talibanes y malhechores se vuelve borrosa. Todos visten igual y llevan las mismas largas barbas de los musulmanes piadosos. "Cuanto m¨¢s dure el conflicto, m¨¢s va a arraigarse el crimen", advierte Mahmud Shah, que fuera responsable de Seguridad en la Provincia Fronteriza del Noroeste entre 2002 y 2006. Y m¨¢s tardar¨¢ en ponerse en marcha el tren de vapor de Jyber.
Una regi¨®n especial
- Es una franja fronteriza de 27.220 kil¨®metros cuadrados en la frontera con Afganist¨¢n.
- Sus 3,5 millones de habitantes pertenecen a numerosas tribus que desde la ¨¦poca del Imperio Brit¨¢nico tienen un r¨¦gimen de gobierno especial.
- Es la zona menos desarrollada de Pakist¨¢n.
M¨¢s del 82% de la poblaci¨®n es analfabeta. S¨®lo el 3% de las mujeres ha podido ir a la escuela.
- El contrabando es la principal actividad econ¨®mica.
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