Obama se ofrece como la soluci¨®n en tiempo de crisis
Los dem¨®cratas piden a su candidato que les ayude a recuperar la confianza
Barack Obama lleva meses repitiendo que ¨¦sta no es "una elecci¨®n ordinaria" porque no estamos en "tiempos ordinarios". Lo dec¨ªa antes del colapso de Wall Street, pero sus frases han adquirido un nuevo y m¨¢s profundo significado tras la crisis financiera. Ya no hace falta convencer a nadie de que EE UU vive un momento peligroso. Todos lo saben. Los votantes no se explican del todo c¨®mo se ha llegado a esta situaci¨®n y, sobre todo, no saben qu¨¦ deparar¨¢ el futuro, pero hay una idea que repiten: que s¨®lo la confianza sacar¨¢ al pa¨ªs adelante.
El 80% de la poblaci¨®n cree que lo peor a¨²n est¨¢ por llegar
Los psic¨®logos dan consejos en las televisiones para controlar el p¨¢nico
Mientras las Bolsas se hunden por la falta de esa confianza, los ciudadanos necesitan creer en algo. Y muchos han decidido hacerlo en Obama. "Creemos en ti", le gritan en los m¨ªtines al candidato dem¨®crata a la presidencia del pa¨ªs. Sus seguidores dicen que en "tiempos extraordinarios" se necesita a alguien extraordinario, como este carism¨¢tico pol¨ªtico negro de 47 a?os y gran oratoria.
"Es un l¨ªder de esos que s¨®lo se presentan una vez en cada generaci¨®n", opina T. J. Sisco, un profesor de Virginia Occidental de 26 a?os que hace unos d¨ªas se acerc¨® a la vecina Ohio para presenciar un discurso del dem¨®crata. "Am¨¦rica necesita a alguien capaz de guiar al pa¨ªs, de inspirarlo". Inspiraci¨®n, otro de los t¨¦rminos m¨¢s pronunciados entre los dem¨®cratas. Otra vez lo intangible.
La crisis econ¨®mica no ha llegado hace un mes al pa¨ªs. Los ciudadanos llevan un par de a?os presenciando c¨®mo el vecino perd¨ªa el trabajo o la casa. No les ha hecho falta ver c¨®mo quebraba el banco de inversiones Lehman Brothers para darse cuenta de que las cosas no iban bien. Pero, en estos momentos, el hecho de que la prensa y las televisiones pr¨¢cticamente s¨®lo traten esta cuesti¨®n ha agudizado la sensaci¨®n de que lo peor est¨¢ por venir.
El 80% de la poblaci¨®n est¨¢ preocupada por el dinero, seg¨²n una reciente encuesta llevada a cabo por la Asociaci¨®n Americana de Psicolog¨ªa. En los barrios, los residentes hacen mercadillos en sus garajes y venden a buen precio todo lo superfluo. Empiezan a aparecer nuevas empresas que ofrecen trabajos de una jornada para los parados que penan en sus casas. Y los psic¨®logos dan consejos en las televisiones para controlar las crisis de p¨¢nico.
Cualquier conversaci¨®n con alguno de los asistentes a los m¨ªtines de Obama acaba en una historia personal sobre la crisis econ¨®mica. Algunos son testigos de c¨®mo la historia se repite. Doris Weever tiene 93 a?os y reside en Dayton (Ohio) con su hija. Sufri¨® la Gran Depresi¨®n de 1929. Viv¨ªa entonces con sus padres en Cedar Rapids, Iowa. Su padre ten¨ªa una empresa de escobas que se fue a pique por falta de cr¨¦dito. Ella consigui¨® conservar su primer empleo como mecan¨®grafa. Ten¨ªa 14 a?os. Le pagaban por d¨ªas y as¨ª consegu¨ªa llevar algo de dinero a casa. "Todo el mundo estaba nervioso y haciendo cualquier cosa para sobrevivir", recuerda la mujer. "Como ahora". Su hija, Donna, est¨¢ preocupada por su jubilaci¨®n. Tiene su dinero invertido y sus fondos han ca¨ªdo un 33% en las ¨²ltimas semanas.
Los j¨®venes tienen sus problemas. Angel Emerson, de 20 a?os, y Jeff Newman, de 21, son universitarios y est¨¢n nerviosos por sus pr¨¦stamos para pagar la Facultad. El banco de una de sus compa?eras ha quebrado. La crisis tambi¨¦n afecta a sus familias. El padre de Jeff, de Kansas City (Misuri), ha sido despedido. Cobrar¨¢ un subsidio hasta diciembre, pero despu¨¦s se quedar¨¢ sin nada. "?Qui¨¦n le va a contratar ahora?", se pregunta su hijo.
Los que tienen trabajo tambi¨¦n est¨¢n preocupados. Mariam Wade es teleoperadora en Cincinnati (Ohio) y ve peligrar su puesto. "Muchas empresas abandonan el pa¨ªs y despiden de un d¨ªa para otro", dice. "Todo est¨¢ complicado. Una sobrina m¨ªa con una licenciatura en una universidad de la Ivy League [a la que pertenecen los mejores centros del pa¨ªs] no encuentra trabajo". Mariam habla de otra cuesti¨®n importante: la p¨¦rdida de la dignidad. "Algunas casas tienen un cartel anunciando que los due?os deben marcharse por falta de pago. Muchas personas se sienten humilladas. Debemos recuperar la autoestima para salir adelante".
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