Articulistas
Leo columna tras columna de los articulistas de EL PA?S y de otros peri¨®dicos y todos hablan obsesivamente de la crisis. Es lo que tiene esto del articulismo, somos como guardias de la porra (ahora los llaman, mucho m¨¢s finamente, agentes de movilidad) del flujo de informaci¨®n que circula por el mundo. O quiz¨¢ ni eso, porque los polic¨ªas de tr¨¢fico controlan de alg¨²n modo el movimiento de los coches, mientras que nosotros m¨¢s bien nos dejamos llevar por la corriente como un corcho. De modo que cuando hay una marea normal, compuesta de olas peque?as y distintas, cada cual se sube a la chepa de la suya. Pero cuando llega un tsunami, un maremoto, la corriente nos arrastra a todos hacia el mismo lado, revueltos y aturdidos, hechos un gurru?o de codos y rodillas.
En situaciones as¨ª, en momentos ¨¢lgidos de inundaci¨®n informativa, es como si la noticia dominante te abdujera. Sucedi¨®, por ejemplo, cuando el atentado de las Torres Gemelas, y en la guerra de Irak, y tambi¨¦n cuando el 11-M y las elecciones. Son momentos hist¨®ricos y sobre todo hist¨¦ricos en los que el asunto principal alcanza el punto de ebullici¨®n de la lava y desaloja de nuestra atenci¨®n todo lo dem¨¢s. Como articulistas nos dedicamos a comentar la realidad, pero, con la que est¨¢ cayendo, es que no se nos ocurre ni nos atrevemos a hablar de otra cosa. La crisis es la noticia en la que vivimos, como gusanos dentro de una manzana. Y as¨ª, aqu¨ª estamos todos intentando decir algo propio, algo original, algo inteligente sobre el crash econ¨®mico. Una ambici¨®n inane y condenada al fracaso, porque adem¨¢s en esta crisis nadie parece saber decir (ni hacer) nada atinado, desde Rajoy con su demagogia irresponsable a Zapatero con su inconsistencia amedrentadora. Por eso a m¨ª, despu¨¦s de mucho pensar en el asunto, s¨®lo se me ocurre una palabra: ?socorro!
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