"No intimar¨¢s con tu 'VIP"
El dif¨ªcil equilibrio en la relaci¨®n de 24 horas entre los escoltas y sus protegidos
En el mundo de los escoltas, como en las tablas de la ley del profeta, hay mandamientos de obligado cumplimiento. Un cat¨¢logo de derechos y deberes, las l¨ªneas rojas que ni uno ni otro deben cruzar. Hay que saber diferenciar el papel del guardaespaldas y el del protegido, y para ello el primer mandamiento es: "No coj¨¢is confianza con el protegido". Quien habla es un escolta bregado en ese trabajo en Euskadi desde hace casi dos d¨¦cadas. Antes incluso de que comenzara a ser un negocio m¨¢s que boyante tras la generalizaci¨®n de la protecci¨®n a los cargos p¨²blicos constitucionalistas en el Pa¨ªs Vasco, a ra¨ªz del asesinato en enero de 1995 del dirigente popular Gregorio Ord¨®?ez.
"Se habla poco de la dimensi¨®n humana del problema de los que van escoltados"
Algunos casos han terminado en boda y otros con condenas judiciales
Pero todo mandamiento tiene su reverso, su pecado intr¨ªnseco, la desconfianza y la falta de simpat¨ªa entre ambas partes, que puede arruinar esa sociedad de protecci¨®n. Sin embargo, tan desaconsejable es eso como lo contrario. "Eso nos dicen, no intimar", prosigue el guardaespaldas, que ha vivido la monta?a rusa de dos treguas de ETA en menos de una d¨¦cada. "Hay que saber trabajar la relaci¨®n todos los d¨ªas. Si logras derribar todas las barreras superfluas y tu VIP conf¨ªa en tu capacidad, la protecci¨®n es mucho m¨¢s f¨¢cil". En caso contrario, empiezan los problemas.
No parece que el cruce de la l¨ªnea roja haya sido el caso de la mujer escolta que ha denunciado esta semana un presunto intento de agresi¨®n sexual por parte de su protegido, Fernando Borja Ulibarri, concejal independiente por las listas socialistas en el municipio de Iurreta. Su sombra llevaba muy poco tiempo con ¨¦l, apenas sin tiempo para haber fallado al primer mandamiento.
Ha habido otros casos en los que el protegido ha traspasado algo m¨¢s que una l¨ªnea. Y hay sentencias condenatorias de por medio. Como la que se dict¨® contra el concejal del PP de Ortuella Benito Alonso Melgosa, por haber intentado abusar de su guardaespaldas, una mujer de 22 a?os. Le exigi¨® que le hiciera una felaci¨®n, como quien le pide a sus hijos que arrastren el carro de la compra. Ocurri¨® en junio de 2001. "Hay gente a la que deber¨ªan quitarle el escolta. No se la merecen", apunta otro guardaespaldas con a?os portando pistola en la sobaquera. "A veces nos tratan como si fu¨¦ramos el chico de los recados, abusan".
Ha habido tambi¨¦n casos en los que el protector tiene que convertirse en asistente de un protegido pasado de copas, a quien tiene que meter a duras penas en su domicilio "Le llamaban el Gintonics. Imag¨ªnate. No dur¨¦ con ¨¦l ni dos semanas gracias a Dios. Nos echaban de todos los sitios de tragos. ?Qu¨¦ relaci¨®n se puede tener con una persona as¨ª?", se pregunta otro escolta consultado por este peri¨®dico al calor del caso de Iurreta. "Un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n. Y hab¨ªa que dar el callo", recuerda, "porque cuando le proteg¨ªamos en el ayuntamiento llov¨ªan huevos, globos de pintura y hasta piedras". Los escoltas mojados por fuera y el concejal, mojado por dentro.
Tambi¨¦n hay historias reales con final feliz. Cuando uno empieza protegiendo a un amenazado y acaba la cosa en boda. "Bueno, si Madonna se puede casar con su profesor de baile...", se defiende un compa?ero. Y entre leyendas, realidades, denuncias cruzadas como las del caso de Iurreta y sentencias varias, discurre una relaci¨®n diaria que no es f¨¢cil. Eso s¨ª, todos los consultados aseguran que ni el alcohol ni los comportamiento machistas o de se?orito pueden servir para esconder o explicar actitudes que est¨¢n descritas en el C¨®digo Penal.
Al fin y al cabo, el escolta se antoja una carga pesada para el amenazado, su familia y para su c¨ªrculo m¨¢s ¨ªntimo. Tanto que, al igual que en los a?os de plomo del terrorismo de ETA se habl¨® del s¨ªndrome del Norte para apuntar la enfermedad laboral de los polic¨ªas destinado en Euskadi, alguna parlamentaria ya ha apuntado la necesidad de hacer un chequeo a la legi¨®n de escoltados, unos mil en la comunidad. "Se ha hablado poco de la dimensi¨®n humana de este problema", subray¨® la socialista Joana Madrigal en una comisi¨®n en la que la presidenta de Amnist¨ªa Internacional, Irene Khan, hac¨ªa la prueba del algod¨®n al respeto de los Derechos Humanos en Euskadi. Nadie ha movido a¨²n un papel en esa direcci¨®n.
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