Dilemas ¨¦ticos de los avances m¨¦dicos
La ciencia conquista cada d¨ªa nuevas fronteras que ampl¨ªan nuestras posibilidades de beneficiarnos de ella, pero conforme avanza, surgen nuevos dilemas morales que conviene dilucidar. La finalidad terap¨¦utica ha sido hasta ahora y sigue siendo la barrera, el muro de contenci¨®n que acota la utilizaci¨®n de procedimientos m¨¦dicos como el diagn¨®stico preimplantacional. Su primer objetivo fue seleccionar entre los embriones de una pareja que puede transmitir una enfermedad hereditaria, aquellos que est¨¢n libres de la alteraci¨®n gen¨¦tica que la provoca. El beneficiario directo de la selecci¨®n es en este caso el propio ni?o, pero el diagn¨®stico preimplantacional permite ahora nuevos usos que plantean dilemas ¨¦ticos adicionales.
Permite seleccionar un embri¨®n que, adem¨¢s de no padecer la enfermedad, sea histocompatible con un hermano ya nacido que la sufre. En este caso, la selecci¨®n se hace tambi¨¦n con fines terap¨¦uticos, pero no s¨®lo en beneficio del embri¨®n, sino de otra persona, y por decisi¨®n de terceros. Cabe tambi¨¦n que la enfermedad no sea hereditaria y que la selecci¨®n del embri¨®n tenga como ¨²nico objeto asegurar que el ni?o podr¨¢ ser donante compatible de un hermano enfermo. En este caso, el destinatario del beneficio terap¨¦utico no es el propio embri¨®n, sino otra persona y siguen siendo terceros quienes deciden.
Todav¨ªa cabe un nuevo supuesto: cuando la selecci¨®n del embri¨®n tiene como ¨²nica finalidad salvar a un hermano y la ejecuci¨®n del procedimiento puede suponer un riesgo para su vida. Es el caso de los ni?os engendrados para ser donantes de m¨¦dula ¨®sea compatible con un hermano. Aunque no es alto, el riesgo del donante no es desde?able, y siguen siendo terceras personas las que deciden.
Es evidente que la frontera ¨¦tica de la finalidad terap¨¦utica se ha ido ampliando conforme las posibilidades t¨¦cnicas han permitido dar respuesta a necesidades sociales ante las que hasta hace poco s¨®lo cab¨ªa la resignaci¨®n. Pero tambi¨¦n es evidente que en todos estos supuestos, nadie act¨²a con fines ego¨ªstas. Presumiblemente esos padres que aman tanto a su hijo enfermo como para saltar por encima de miedos y barreras, amar¨¢n de igual modo al hijo que nazca. No son hijos menos deseados, sino m¨¢s deseados. En cualquier caso, la finalidad terap¨¦utica debe seguir solidamente anclada como frontera ¨¦tica. Y la mejor forma de asegurarlo es la exigencia de autorizaci¨®n previa en cada caso.
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