Intervenci¨®n exitosa
Tras un fin de semana en el que el mundo ha contenido la respiraci¨®n a la espera de ver el resultado de la reuni¨®n del G-7, parece que la intervenci¨®n de emergencia para rescatar al sistema financiero mundial del colapso ha tenido un cierto ¨¦xito. Comentaba la semana pasada que era dif¨ªcil exagerar la dificultad de la situaci¨®n financiera y econ¨®mica. Creo que es dif¨ªcil exagerar la tensi¨®n y el miedo que se ha vivido este fin de semana en Washington. Los psic¨®logos afirman que el primer paso para solucionar un problema es reconocer su existencia y valorar su gravedad, y por desgracia esto no sucedi¨® hasta la tarde-noche del jueves de la semana pasada. Presa del p¨¢nico por el colapso de los mercados mundiales, y espoleados por el ejemplo brit¨¢nico -que present¨® un paquete de medidas el mi¨¦rcoles por la ma?ana destinado a recapitalizar su sistema financiero, con garant¨ªas como incentivos- las autoridades europeas, sobre todo las alemanas, decidieron acabar con sus reticencias y ponerse manos a la obra. La comunidad acad¨¦mica mundial aplaudi¨® el paquete ingl¨¦s (ver la colecci¨®n de art¨ªculos al respecto en www.voxeu.org) y el viernes por la ma?ana las noticias provenientes de Alemania ya apuntaban a un paquete extraordinario de medidas similar al brit¨¢nico. En Washington, los miembros del G-7 tiraron a la basura el comunicado sobre el que hab¨ªan trabajado en las ¨²ltimas semanas y decidieron adoptar una declaraci¨®n de principios, clara y contundente: se proteger¨¢n todos los bancos de importancia sist¨¦mica -una forma de decir que no se producir¨¢n m¨¢s quiebras como la de Lehman Brothers- se har¨¢ lo posible para normalizar los mercados monetarios, y se garantizar¨¢n las deudas bancarias para restablecer la confianza en el sistema financiero mundial. En otras palabras, se har¨¢ todo lo necesario para evitar el colapso. El miedo hab¨ªa surtido efecto.
El paciente est¨¢ en reanimaci¨®n y parece que evoluciona bien, pero la gravedad persiste
La iniciativa inglesa creaba, adem¨¢s de un precedente, una cierta obligaci¨®n para el resto de la comunidad internacional: los pa¨ªses que no siguieran el ejemplo ingl¨¦s dejar¨ªan a su sistema bancario en una situaci¨®n de inferioridad, expuesto a nuevas turbulencias. De esta manera, el domingo los pa¨ªses europeos, Australia, Nueva Zelanda y varios pa¨ªses emergentes anunciaron medidas similares. A EE UU no le qued¨® m¨¢s remedio que seguir el ejemplo, y el martes por la ma?ana anunci¨® su propio paquete de recapitalizaci¨®n y garant¨ªas. En menos de una semana el sistema financiero del mundo desarrollado, con escasas excepciones, hab¨ªa sido, de hecho, nacionalizado.
Es una medida extrema que responde a una situaci¨®n extrema. La quiebra de Lehman Brothers y las m¨²ltiples consecuencias de la misma para el sistema de pagos mundial destruy¨® la confianza en el sistema financiero. El sector privado decidi¨® minimizar el riesgo, y al sector p¨²blico no le qued¨® otra alternativa que asumir el riesgo que el sector privado no quiere tomar. De la misma manera que el Estado debe tomar la iniciativa en la reconstrucci¨®n tras una cat¨¢strofe f¨ªsica (un hurac¨¢n, por ejemplo), ahora debe liderar tras la cat¨¢strofe financiera.
El impacto de las decisiones de este fin de semana ser¨¢ duradero y con consecuencias dif¨ªciles de predecir. Por un lado, la inferioridad intelectual en que se han situado los EE UU tendr¨¢ importantes implicaciones para la financiaci¨®n de su d¨¦ficit por cuenta corriente. Los pa¨ªses con reservas y capital disponibles han dejado bien claro que querr¨¢n ver garant¨ªas convincentes antes de invertir. Por otro lado, la tremenda expansi¨®n fiscal marca un cambio de tendencia importante, y habr¨¢ que ver c¨®mo digieren los mercados niveles de deuda p¨²blica muy superiores a los actuales. Finalmente, queda por ver c¨®mo se comportar¨¢ un sistema financiero en manos de los Gobiernos. El deseo de proteger a los contribuyentes y la reacci¨®n a los excesos de los ¨²ltimos a?os generar¨¢n probablemente un exceso de prudencia que limitar¨¢ la expansi¨®n del cr¨¦dito y del crecimiento y el riesgo de interferencia pol¨ªtica que introduzca distorsiones en la asignaci¨®n del cr¨¦dito es grande.
El paciente est¨¢ en reanimaci¨®n y parece que evoluciona favorablemente, pero la gravedad persiste. El da?o causado a la econom¨ªa real es grande y supone un riesgo enorme para el maltrecho sistema financiero. Por tanto, las pol¨ªticas macro tienen que dar clara prioridad al crecimiento para evitar un nuevo c¨ªrculo vicioso de desempleo, morosidad y turbulencia financiera. Con los precios de las materias primas en un proceso de fuerte correcci¨®n el panorama inflacionista ha mejorado significativamente y ha generado un amplio margen de maniobra para los bancos centrales. No hay tiempo que perder.
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