Guti¨¦rrez Arag¨®n dice adi¨®s al cine
El director anuncia que no har¨¢ m¨¢s pel¨ªculas y habla de su primera novela, con el 11-M como trasfondo - "Prefiero poner el punto final antes de que me lo pongan otros"
"No me voy desilusionado, todo lo contrario. No quiero transmitir amargura. Me voy, no porque me tenga que ir, sino porque quiero. Desde hace tiempo es muy dif¨ªcil hacer las pel¨ªculas que quiero y de la manera que quiero. Prefiero poner yo el punto final a mi carrera antes de que me lo pongan otros". Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n se ha decidido por fin a hablar a las claras de su abandono de la realizaci¨®n cinematogr¨¢fica. "No es una espantada, no renuncio a nada. Si se puede retirar Jean Paul Sartre o un guardia civil, yo tambi¨¦n tengo derecho, ?no?".
Es una reflexi¨®n interior que lleva madurando m¨¢s de un a?o, antes incluso de dirigir la que ya ser¨¢ su ¨²ltima pel¨ªcula, Todos estamos invitados. El mismo d¨ªa en el que decidi¨® que esta directa y valiente incursi¨®n en el mundo de los amenazados por ETA iba a ser su ¨²ltimo filme -el n¨²mero 23 de su carrera- se puso a escribir. Ya tiene escritas 190 p¨¢ginas de su primera novela, La vida antes de marzo, en torno a los atentados del 11-M, y est¨¢ exultante. "He descubierto la inmediatez. La espera en el cine, antes de conseguir poner en marcha una pel¨ªcula, es muy larga. Los filtros por los que tienes que pasar son eternos. Siempre me ha puesto muy nervioso, y cada vez m¨¢s. Lo que m¨¢s me gusta de la literatura es la inmediatez, una vez que est¨¢ escrito, la creaci¨®n est¨¢ hecha. Eso me produce torrentes de satisfacci¨®n".
"Las pel¨ªculas se van miserabilizando: y yo, antes de hacer cine pobre, lo dejo"
En su casa, con un sol radiante y rodeado de magn¨ªficas esculturas africanas, el realizador c¨¢ntabro se confes¨® ayer. Tiene 66 a?os, ha dirigido 23 largometrajes y tiene muy claras las razones de su abandono. "Hay un hecho cierto y es que el cine se ha polarizado. Las pel¨ªculas o son muy grandes, comerciales y para distribuirse en todo el mundo, o son peque?as, minoritarias. El cine al que yo me he dedicado, aquel por el que decid¨ª dedicarme a este oficio y no a otro, es un cine expresivo, cr¨ªtico, que busca la belleza, que no renuncia a una cierta voluntad de estilo, de puesta en escena. S¨¦ que lo m¨¢s importante de una pel¨ªcula es el gui¨®n, pero para escribir por escribir prefiero la novela. En el cine, por encima de todo y aun a costa de la historia, est¨¢ la puesta en escena, como ocurre con la mayor parte de la m¨²sica de ¨®pera y sus infernales libretos. Y eso es caro", asegura el director, mientras bebe incansable caf¨¦ americano bien aguado y bien caliente.
Y es entonces cuando aparece la raz¨®n principal de la renuncia del que fue calificado por Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n como el "cineasta de la transici¨®n". "S¨¦ que puedo elegir los temas, tambi¨¦n los actores, puedo hacer la pel¨ªcula a mi gusto, pero no existen las condiciones financieras adecuadas. Compruebo que, a?o tras a?o y pel¨ªcula tras pel¨ªcula, tengo cada vez menos presupuesto, menos semanas de rodaje y al final pens¨¦ que iba a tener que hacer una pel¨ªcula simplemente porque me dedicaba a ello. Eso es lo que me impulsa a retirarme. Hay un cierto empobrecimiento financiero y las pel¨ªculas se van miserabilizando. Yo, antes de hacer un cine pobre, prefiero dejarlo".
Guti¨¦rrez Arag¨®n rechaza de plano hacer un balance de su carrera como realizador -"es un ejercicio de melancol¨ªa que no estoy dispuesto a realizar; las auditor¨ªas art¨ªsticas sobre tu trabajo las tienen que hacer otros"-, mientras muestra feliz las primeras p¨¢ginas de La vida antes de marzo. En su estudio, rodeado de cajas con documentaci¨®n de peri¨®dicos sobre los atentados del 11-M, el ordenador esconde su pr¨®ximo tesoro. La vida antes de marzo es la historia de dos hermanastros, ?ngel y Juan, que desconocen su mutua existencia, y que se encuentran casualmente en un tren. Se cuentan su vida y descubren su relaci¨®n. La primera parte de la novela est¨¢ contada por ?ngel y la segunda por Juan. ?ste es un hombre cercano a las c¨¦lulas islamistas y que ha sido testigo, no autor, de los preparativos de los atentados del 11-M. El autor tiene previsto terminar La vida antes de marzo, para la que todav¨ªa no ha contactado con ninguna editorial, antes de final de a?o.
Advierte de que el a?o pr¨®ximo le queda por estrenar en televisi¨®n su ¨²ltimo trabajo, M¨²sica para vivir, una serie documental sobre la m¨²sica cubana que ha producido y en la que ha dirigido uno de los cap¨ªtulos, y que el cine estar¨¢ presente siempre en su vida. Le ha dado mucho, no lo niega, y ahora quiere, desde el Instituto Bu?uel que preside desde hace un a?o, dar un nuevo vuelco a la creaci¨®n cinematogr¨¢fica. "Si ahora empezara a hacer cine, elegir¨ªa ese cine radical que no necesita ni gran financiaci¨®n ni estudios en escuelas de cine, ese cine que se hace entre unos cuantos y se cuelga en Internet. Desde el Instituto Bu?uel es el que me gustar¨ªa impulsar", explica.
No hay amargura en su despedida. Todav¨ªa conserva intacta su fuerza creativa. Y elige una historia contada por el int¨¦rprete franc¨¦s Maurice Chevalier para explicar su retirada. "Hab¨ªa sido un gran seductor, pero estaba ya m¨¢s all¨¢ de la madurez. Una noche intent¨® besar a una chica durante una traves¨ªa en barco, a la luz de la luna. La chica no dijo nada, pero se ech¨® a llorar. En ese momento, Chevalier decidi¨® retirarse educadamente de la seducci¨®n de jovencitas. Pues eso mismo me pasa a m¨ª, que me voy antes de que nadie se me eche a llorar".
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