El Chacal de los libros se confiesa
Andrew Wylie, el agente literario m¨¢s poderoso del mundo, sostiene que, por falta de ¨¦tica, es "m¨¢s f¨¢cil y serio hacer negocios en el Congo que en Espa?a"
Es de tez tan blanca y cabello tan claro que quiz¨¢ por eso sus ojos azules inyectados de sangre le dan un aspecto ya inquietante; pero ser¨¢ luego, durante la conversaci¨®n, cuando con un gesto contundente y de pocos amigos, una sonrisa apenas esbozada o un comentario del tipo "y a ¨¦se no le pude llevar a los tribunales en Inglaterra, pero me vengu¨¦ hundi¨¦ndole sus negocios", refiri¨¦ndose a un editor brit¨¢nico que no cumpli¨® su palabra, lo que da la medida exacta de sus apodos: el Chacal, el Perro Rabioso o, el m¨¢s respetuoso, Carro de Basura.
En cualquier caso, Andrew Wylie es, a sus casi 61 a?os, quiz¨¢ el agente literario m¨¢s importante del mundo, con un cat¨¢logo de autores lo m¨¢s parecido a un list¨ªn tel¨¦fonico, eso s¨ª, del barrio alto del Parnaso: de Saul Bellow a John Cheever, de Shakespeare a Art Spiegelman. La pr¨®xima inclusi¨®n en ese listado, a partir del 5 de noviembre, del chileno Roberto Bola?o (hasta ahora en manos de la no menos potente Carme Balcells) y los constante rumores de su aterrizaje en Espa?a le convierten en un personaje temible en el universo editorial patrio.
"Tengo claro qui¨¦n es el jefe: el autor. Para m¨ª el editor no es nada, nada"
En espa?ol s¨®lo gestiona a Borges, Cabrera Infante y Mu?oz Molina
"Ni me voy a instalar en Espa?a ni voy a comprar la Agencia Carmen Balcells", lanza a las primeras de cambio sentado ante una de las meses azules de su stand en la Feria del Libro de Francfort en la tarde de ayer. Wylie va a tumba abierta. "Tenemos casi 700 autores y s¨¦ que cuando voy a Espa?a causo p¨¢nico, pero no vengo simplemente a pescar autores, me interesa saber mucho de la cultura editorial espa?ola. Pero digamos que nuestra posici¨®n es hoy de investigaci¨®n de ese mercado". Y da su versi¨®n de c¨®mo le lleg¨® el manuscrito y el contacto con la viuda de Bola?o: "Carolina me dijo que quer¨ªa hablar conmigo y nos vimos; lo volveremos a hacer a finales de noviembre; los derechos de Bola?o caducan en Balcells el d¨ªa 4; ser¨¢ fant¨¢stico: es mi cumplea?os y ya habr¨¢ ganado Obama".
Insiste Wylie en que no quiere abrir oficina en la Pen¨ªnsula: "No tengo mucho tiempo, no hablo espa?ol y mi familia est¨¢ instalada en Nueva York", apunta. Pero s¨ª admite que su agencia trabaja de forma distinta a las otras: "Me acuerdo que cuando negoci¨¦ los derechos de Borges los ofrec¨ª a Planeta y Alfaguara en cuatro formatos, tapa dura, r¨²stica, bolsillo y quiosco, y me tacharon de loco, que eso en Espa?a no se hac¨ªa as¨ª... Recuerdo cuando Carmen Balcells ofrec¨ªa en EEUU a Garc¨ªa M¨¢rquez e iba s¨®lo con derechos limitados".
En lo que ¨¦l llama "diferentes perspectivas" de su agencia en relaci¨®n a las dem¨¢s est¨¢ la de crear un cat¨¢logo lo m¨¢s fuerte posible -"una agente con s¨®lo uno o dos autores fuertes no tiene fuerza"- y una estructura con prioridades di¨¢fanas: "Nosotros tenemos claro qui¨¦n es el jefe, y ¨¦se es el autor, ante el que no puedo cometer errores como llevarle a una editorial que no es la suya y que fracase; para m¨ª, el editor no es nada, nada", repite ¨¢spero y con un gesto cortante de su mano parecido al de un karateka.
El extenso cat¨¢logo de su agencia s¨®lo incluye hasta ahora tres autores en espa?ol: Borges, Cabrera Infante y Mu?oz Molina, y en breve, Bola?o. Calidad s¨ª, pero demasiado pocos para el mercado hispano. "Es evidente que es una lista muy reducida; estamos mirando posibilidades, claro, y la ampliaremos". Se habla de nombres consagrados, pero desaf¨ªa al periodista a soltarlos: ?Javier Mar¨ªas, Mario Vargas Llosa, Garc¨ªa M¨¢rquez? "Hay agencias en Espa?a que est¨¢n pasando por un mal momento y eso nos abre oportunidades: la eficacia de algunas agencias en ese pa¨ªs deja mucho que desear; nosotros damos respuestas en 20 segundos. Pero hay un problema: es m¨¢s f¨¢cil y serio hacer negocios literarios en el Congo que en Espa?a. Hay pr¨¢cticas que no quiero llamar corruptas pero que ser¨ªan poco ¨¦ticas en Nueva York". Y se extiende: "Las relaciones de amistad que hay entre editores y agentes es m¨¢s importante que el autor, y para m¨ª eso es corrupto, por no entrar en que cuando uno estrecha la mano con otro cierra un acuerdo sin necesidad de papeles, que llegan m¨¢s tarde. En Espa?a das la mano y en realidad te dicen un s¨ª que despu¨¦s es un no o un quiz¨¢".
Se defiende tambi¨¦n de una acusaci¨®n hist¨®rica: es m¨¢s pescador que creador y cultivador de autores. "En parte es cierto y en parte, no: he ido qued¨¢ndome con escritores m¨¢s o menos hechos, pero tambi¨¦n he ayudado a construir autores como Philip Roth. ?l mismo ha dicho que su vida profesional cambi¨® radicalmente conmigo. O Pamuk: cuando lleg¨® s¨®lo ten¨ªa tres libros y le dije: 'Sigue as¨ª que acabar¨¢s viendo el Nobel, yo me encargo del resto'' y as¨ª fue... Soy un buen sirviente, el jardinero que cuida de su jard¨ªn. Y eso en Espa?a... Nunca traicionar¨¦ a uno de mis autores, y nunca le har¨¦ un favor a una editorial. Esta ¨¦tica es bastante necesaria en este negocio. Pero Espa?a es, en ese sentido, un lugar bastante corrupto. No digo que seamos m¨¢s listos, pero trabajamos limpio. En algunos pa¨ªses, tras muchos a?os de estar juntos y hasta durmiendo juntos, la gente, editores y agentes, se acomodan... Nosotros venimos, abrimos la luz y decimos: ?pero qu¨¦ pasa aqu¨ª?".
La pr¨®xima batalla de Wylie son los derechos electr¨®nicos: "No podemos, legalmente, obligar a que un libro cueste 24 euros. Lo que debemos hacer es fijar como royalties una cantidad fija, no un porcentaje, de manera que si Amazon lo quiere vender barato, pierda dinero". El Chacal vuelve a morder, y ahora a la Red. Nadie lo dir¨ªa vi¨¦ndole ah¨ª, en su stand, reponiendo y ajustando al mil¨ªmetro los libros expuestos, como si fuera el ¨²ltimo de los 40 de sus trabajadores.
Con Shakespeare en n¨®mina
En la Biblioteca de Babel que invent¨® Borges, un lugar con todos los libros posibles, los escritores que forman el cat¨¢logo de Andrew Wylie ocupar¨ªan un rinc¨®n relevante. Por cierto, el autor de Ficciones est¨¢ entre ellos. Recorrer las 230 p¨¢ginas de ese cat¨¢logo es un viaje a los confines de la literatura universal: su agencia gestiona los derechos de autores como Philip Roth, Martin Amis, Al Gore, Salman Rushdie, Lou Reed, Orhan Pamuk y Mu?oz Molina.
Pero adem¨¢s de los cl¨¢sicos vivos, Wylie se ha hecho con una impresionante n¨®mina de autores fallecidos, empezando por Shakespeare. Tras encargar una nueva edici¨®n del Primer Folio -un volumen que recopil¨® 32 obras del autor de Hamlet ocho a?os despu¨¦s de su muerte-, controla la versi¨®n m¨¢s completa del teatro del escritor entre los escritores. Pero tambi¨¦n est¨¢n Lampedusa, W.G. Sebald, Susan Sontag, Arthur Miller y Norman Mailer.
Todo editor importante que pasa por Francfort tiene que hacer su propio viaje a Canosa y acercarse con toda humildad al imponente stand que Wylie tiene, no en la sala de los agentes, sino en el pabell¨®n ocho, el que ocupa el mundo anglosaj¨®n y el que mueve m¨¢s negocio. El hecho de que sus apodos sean Chacal o Darth Wader demuestra que este licenciado en literatura francesa por Harvard, nacido en Boston, no es un negociador f¨¢cil. Entr¨® relativamente tarde en la edici¨®n (a los 30 a?os, antes se dedic¨® a la vida loca con amigos como Andy Warhol, cuyos derechos tambi¨¦n maneja) y fund¨® su agencia hace m¨¢s de dos d¨¦cadas. Su base est¨¢ en Nueva York, aunque viaja una vez al mes a Londres. Son los ¨²nicas ciudades en las que tiene sede, aunque sus tent¨¢culos son universales. Como su cat¨¢logo.
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