El ladrillo no ve la luz
"El problema ya no es que el banco no nos d¨¦ pr¨¦stamos a nosotros, sino que tampoco se los da a los que quieren que comprar un piso. As¨ª es imposible que salgamos del hoyo". Un empresario de ladrillo se quejaba hace unas semanas de que la sequ¨ªa financiera amenazaba con ahogarle. Y la situaci¨®n desde entonces no ha cambiado sustancialmente.
Las voces oficiales del sector, sin embargo, prefieren agarrarse a lo que ven como s¨ªntomas positivos. El presidente de los promotores madrile?os, Jos¨¦ Manuel Galindo, advierte un ligero cambio de postura en la banca. "Antes de que se conociera la profundidad de la crisis, las empresas buscaban soluciones individuales. Ahora hemos avanzado en la colaboraci¨®n. Las entidades financieras reconocen que las soluciones pasan por el sector inmobiliario", afirma Galindo, que en su condici¨®n de representante institucional se cuida de herir sensibilidades. Pero otros empresarios que piden el anonimato afirman tajantes que la falta de liquidez no podr¨ªa ser m¨¢s grave.
Todo empez¨® a la vuelta del verano de 2007, tras el estallido de las entonces desconocidas hipotecas subprime. El acceso al cr¨¦dito se fue dificultando en un sector que llevaba a?os acostumbrado a nadar en liquidez. El dinero llov¨ªa tanto para que las empresas hicieran operaciones corporativas que hoy todos consideran desmesuradas -como las compras de Fadesa por Martinsa, de Urbis por Reyal y de Colonial por Inmocaral-, como para financiar la compra de un piso a cualquiera que se acercara por una sucursal bancaria.
Un analista del sector cree que la se?al de alarma lleg¨® a principios de a?o, cuando el grifo se cerr¨® tambi¨¦n para la vivienda de protecci¨®n oficial. Este segmento era, en teor¨ªa, el ¨²nico que deber¨ªa haberse salvado de la quema. Pero tambi¨¦n ha sucumbido.
Los 100.000 millones de avales para las emisiones de la banca prometidos por el presidente Zapatero y la reciente rebaja de tipos de inter¨¦s y del Eur¨ªbor son dos buenas noticias para un sector necesitado de ellas. Quiz¨¢ las esperanzas de que la cosa mejore se basan en que a peor ya no pueden ir.
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