La tarea m¨¢s urgente
Cuanto m¨¢s tarde en normalizarse el cr¨¦dito, m¨¢s empresas quebrar¨¢n y m¨¢s durar¨¢ la recesi¨®n
Las empresas espa?olas vienen sufriendo, al menos desde principios de este a?o, una de las peores consecuencias de la crisis financiera global: un angustioso racionamiento del cr¨¦dito que pone en peligro la supervivencia de muchas de ellas.
La desconfianza provocada por las quiebras bancarias ha llevado al mercado interbancario al colapso y a una sequ¨ªa insoportable de liquidez, que puede llevar directamente a la quiebra o suspensi¨®n de pagos de muchas empresas simplemente porque no encuentran en el mercado dinero suficiente para mantener abiertas sus puertas, aunque se trate de negocios solventes que operan con activos de calidad contrastada.
El crecimiento econ¨®mico y el empleo de un pa¨ªs se sostienen sobre el normal funcionamiento de las empresas; y las empresas no pueden sobrevivir sin la financiaci¨®n que permite, por una parte, crecer a trav¨¦s de los proyectos a medio y largo plazo y, por otra, pagar sus gastos diarios. M¨¢s all¨¢ de las estad¨ªsticas, que ya advierten de un par¨®n en seco de los pr¨¦stamos a las empresas, la medida de la agon¨ªa crediticia viene dada, en primer lugar, porque ya no se trata solamente de que las entidades financieras hayan reducido los pr¨¦stamos para financiar proyectos a medio o largo plazo, sino tambi¨¦n porque han secado las l¨ªneas de financiaci¨®n para el d¨ªa a d¨ªa. La sed de financiaci¨®n ha llegado incluso a las letras de cambio y amenaza con da?ar el tejido de las peque?as y medianas empresas. Bancos y cajas de ahorros tambi¨¦n tienen sus razones. Aducen que la ventanilla del interbancario est¨¢ cerrada y que deben velar por reducir el riesgo crediticio despu¨¦s de la cat¨¢strofe causada por las hipotecas basura.
Hay que recordar que los Gobiernos europeos y la Administraci¨®n estadounidense decidieron, con excelente criterio, aplicar ambiciosos planes de avales p¨²blicos, aportaciones de capital y garant¨ªas de endeudamiento a bancos y empresas; y que estas medidas estaban encaminadas no s¨®lo a salvar a las entidades financieras de la quiebra, sino a eliminar los obst¨¢culos que impiden el flujo del cr¨¦dito desde los mercados a las entidades financieras y desde ¨¦stas a las empresas. El plan econ¨®mico espa?ol, por ejemplo, incluye un fondo de hasta 50.000 millones de euros para comprar activos de calidad y otros 100.000 millones para avalar emisiones de deuda de las entidades de cr¨¦dito. Desafortunadamente, el plan est¨¢ aprobado, pero todav¨ªa no se ha puesto en marcha. A pesar de la extrema urgencia en restaurar el mercado del cr¨¦dito, los bancos, cajas y cooperativas de cr¨¦dito no saben c¨®mo va a funcionar el fondo, ni c¨®mo se van a repartir los avales. Y no s¨®lo hay que hacerlo, sino establecer tambi¨¦n los mecanismos de vigilancia necesarios, en el Congreso, para evitar su mal funcionamiento o los abusos.
La econom¨ªa espa?ola atraviesa por una fase cr¨ªtica en la que el estancamiento del cr¨¦dito amenaza con agravar el riesgo de recesi¨®n y aplazar la recuperaci¨®n econ¨®mica, en el mejor de los casos, hasta m¨¢s all¨¢ de 2010. La tarea m¨¢s urgente hoy, por tanto, es restaurar la financiaci¨®n crediticia. Y para ello es necesario y perentorio desarrollar los planes de intervenci¨®n aprobados con el dictamen favorable de los mercados y los ciudadanos. La Administraci¨®n tiene que ser consciente de que cuanto m¨¢s se retrase la normalizaci¨®n de los mercados de cr¨¦dito, m¨¢s empresas quebrar¨¢n, m¨¢s empleos se perder¨¢n y m¨¢s intensa y duradera ser¨¢ la recesi¨®n.
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