Orgullo, Capello y prejuicio
- "En este trabajo tienes que ser un dictador; si no, no hay manera"
Brian Clough, legendarioex entrenador ingl¨¦s
Los prejuicios se nutren de una visi¨®n selectiva de las cosas. Los que se convencieron de que David Beckham era un p¨¦simo futbolista celebraban cuando jugaba mal y miraban para otro lado cuando hac¨ªa un partidazo. Los ingleses que quieren creer que los espa?oles son unos racistas se regocijan cada vez que un aficionado espa?ol emite sonidos de mono hacia un jugador negro, pero prefieren olvidar la digna y templada actitud hacia los inmigrantes musulmanes despu¨¦s de los atentados del 11-M. Con la posible excepci¨®n de una victoria del Barcelona sobre el Real Madrid, no hay nada que d¨¦ m¨¢s satisfacci¨®n a un nacionalista catal¨¢n que o¨ªr a un pol¨ªtico de Madrid hablar de manera despectiva sobre Catalu?a.
A esta columna pocas cosas le han dado m¨¢s satisfacci¨®n que ver sufrir a la selecci¨®n inglesa y a Fabio Capello. Dos de los prejuicios m¨¢s arraigados aqu¨ª son que Inglaterra juega fatal al f¨²tbol, con lo cual cada partido malo ofrece el delicioso placer de la reivindicaci¨®n, y que Capello es un aut¨¦ntico cretino; por tanto, las derrotas de sus equipos son motivos de j¨²bilo.
Lo verdaderamente terrible, en cambio, es la patada a la vanidad cuando los argumentos en contra son de tal fuerza que uno se ve obligado a cuestionar las ideas fijas de toda la vida. Pocas veces la gente se ve en el extremo de someterse a semejante autohumillaci¨®n, pero en el caso de la selecci¨®n inglesa y Capello, fusionados desde diciembre del a?o pasado, no queda m¨¢s remedio. Hay que rendirse ante la irrefutable evidencia. Lo est¨¢n haciendo muy, muy bien.
Tras el bochorno de no haberse clasificado para la fase final de la ¨²ltima Eurocopa, el viaje a Sur¨¢frica para el Mundial de 2010 est¨¢ pr¨¢cticamente sellado. Inglaterra ha ganado sus cuatro primeras citas clasificatorias, sin excluir un espectacular 1-4 a Croacia en Croacia, y Wayne Rooney ("Capello me ha hecho mejor") ha marcado cinco goles. La prensa inglesa compite por ver qui¨¦n tira m¨¢s flores al italiano, cuyo gran logro ha sido, seg¨²n coinciden todos los comentaristas, imbuir a la selecci¨®n un esp¨ªritu marcial que estaba tristemente ausente antes de su llegada. Se quedan admirados los ingleses ante la mirada dura del italiano; ante el respeto, rozando el temor, que sienten los jugadores por ¨¦l; ante el profesionalismo que exhibe de repente un equipo cuyos integrantes anteriormente generaban inter¨¦s m¨¢s por las actividades de sus mujeres y novias -la ropa que llevaban o la que no llevaban- que por sus actuaciones en el campo.
Lo que reinaba en la era pre-Capello era un diletantismo tradicionalmente asociado mucho m¨¢s con Italia que con Inglaterra. En las dem¨¢s facetas de la vida los estereotipos se cumplen. El italiano es m¨¢s est¨¦tico y sensual; el ingl¨¦s, m¨¢s bestia y vulgar. Pero en el f¨²tbol los italianos son la gente m¨¢s seria del mundo. Demasiado seria para el Real Madrid, que ech¨® a Capello dos veces porqu¨¦ gan¨®, pero no enamor¨®. Como se demostr¨® en 1966, la ¨²nica vez que ganaron la Copa del Mundo, los ingleses desprecian el romanticismo en el f¨²tbol. Por tanto, Capello e Inglaterra parecen ser el matrimonio perfecto. Si ganan en 2010, habr¨¢ que trag¨¢rselo y aplaudir.
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