White y Keynes, ?otra vez?
?En qu¨¦ momento se dio cuenta Zapatero de la que estaba cayendo y gir¨®, de modo copernicano, su discurso y la pol¨ªtica econ¨®mica respecto a la crisis? ?En qu¨¦ reuni¨®n con el vicepresidente Solbes y el gobernador del Banco de Espa?a, Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, se dio cuenta de que aqu¨ª tambi¨¦n pod¨ªa ocurrir lo que a nuestro alrededor a pesar de la solvencia del sistema financiero, si no se activaba el mercado interbancario y unos bancos comenzaban a prestar a los otros, y todos a las empresas y a los ciudadanos? ?Qui¨¦n fue, en ¨²ltima instancia, el que le demostr¨® que la actividad se estaba deteniendo, y en esas condiciones ser¨ªa imposible cumplir sus promesas respecto al empleo y la protecci¨®n social? ?Cu¨¢ndo percibi¨® que el marco de reacci¨®n estaba en la Uni¨®n Europea, que hasta entonces s¨®lo hab¨ªa practicado el lenguaje de madera, que segu¨ªa poniendo por delante de la reactivaci¨®n la rigidez de la lucha contra la inflaci¨®n, el d¨¦ficit, la deuda... y que pod¨ªa agonizar de ortodoxia?
Los pol¨ªticos han asumido la reivindicaci¨®n de los cr¨ªticos de la globalizaci¨®n: falta gobernanza
Aunque con notable retraso respecto a una crisis veloz, el discurso oficial se ha corregido. Del inicial "crisis, ?qu¨¦ crisis?" a subir la garant¨ªa de los dep¨®sitos bancarios, comprar activos financieros de calidad, avalar la deuda de las entidades financieras y, en caso de necesidad, recapitalizarlas. Y todo ello en el seno europeo, en el que ZP ha asumido un papel de desconocido protagonismo (el pasado s¨¢bado, en un estupendo Informe semanal de TVE, el presidente del Banco Santander, Emilio Bot¨ªn, poco dado a lisonjas gratuitas, declar¨® que las medidas se hab¨ªan llevado muy bien "y nuestro presidente de Gobierno ha jugado un papel decisivo en este proceso"). Las citas con los responsables de las seis grandes entidades bancarias espa?olas, con los presidentes de las patronales del sector, con los agentes sociales, la m¨¢s discreta con los principales editores de medios de comunicaci¨®n, e incluso la participaci¨®n de los dos vicepresidentes junto al gobernador del Banco de Espa?a y los presidentes de los tres grandes bancos y las dos mayores cajas de ahorros en el citado programa de televisi¨®n, son demostraciones de que alguien se ha puesto las pilas en La Moncloa.
La oposici¨®n ha quedado atrapada en un discurso est¨¢tico. Su portavoz econ¨®mico, Crist¨®bal Montoro, est¨¢ permanentemente sobreactuado en sus declaraciones. El PP critica pero no propone nada, salvo la bajada del impuesto de sociedades, que pertenece a la periferia de los problemas. El mejor momento de comprensi¨®n de la coyuntura lo tuvo Mariano Rajoy cuando exigi¨® que las medidas anunciadas por el Gobierno se aplicasen con control parlamentario y transparencia en su desarrollo.
Esta peque?a batalla nacional de confrontaci¨®n partidista es una an¨¦cdota en el conjunto de lo que se juega. Tras los rescates financieros de urgencia, el mundo se dispone a afrontar una recesi¨®n global. Y a medio plazo, los l¨ªderes pol¨ªticos han asumido -por necesidad o por convencimiento- la reivindicaci¨®n fundamental de los cr¨ªticos de la globalizaci¨®n realmente existente: su falta de gobernanza en beneficio de unos mercados desbocados e ineficaces. As¨ª es como ha surgido la idea de un nuevo Bretton Woods.
Pero la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas (no del G-8) en Bretton Woods, en junio de 1944, no fue un camino de rosas ni una improvisaci¨®n. Detr¨¢s quedaban casi tres a?os de intensas negociaciones, en las que los principales protagonistas fueron los representantes de Estados Unidos y Reino Unido. Desde 1942, Harry Dexter White y John Maynard Keynes hab¨ªan discutido sus propuestas para organizar el sistema monetario internacional de la posguerra. Y aunque la historia econ¨®mica ha puesto a Keynes en su frontispicio, fueron las posiciones de White las que resultaron dominantes en el planeta, despu¨¦s de aquella conferencia.
Sesenta y cuatro a?os despu¨¦s, el papel desempe?ado por el canciller brit¨¢nico Gordon Brown en la filosof¨ªa de los planes de rescate y de una nueva arquitectura financiera internacional puede proporcionar la paradoja de que Reino Unido -sin pertenecer a la zona euro- vuelva a tener un protagonismo superior al que le corresponde en una nueva cumbre multilateral. Bretton Woods ha quedado como ejemplo de la colaboraci¨®n a la que se puede llegar cuando se comparten unos objetivos comunes ante los excesos y los abusos, aunque est¨¦n motivados por diferentes objetivos nacionales.
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