La arquitectura de Bolonia: el campus did¨¢ctico
Nuestras universidades se hallan inmersas en la compleja adaptaci¨®n acad¨¦mica al Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior (EEES). Pero, m¨¢s all¨¢ de t¨ªtulos y ECTS (sistema europeo para organizar el tiempo de aprendizaje de los alumnos), ?qu¨¦ va a suceder con su arquitectura? ?Se est¨¢n preparando los campus espa?oles para una metamorfosis de semejante envergadura?
Mi experiencia como planificador de campus es que (salvo excepciones) esta ineludible cuesti¨®n no est¨¢ siendo prioritaria para Administraciones o universidades. En su descargo, no toda la responsabilidad es nacional: desde la Declaraci¨®n de La Sorbona (1998), no hay escrito alguno de los organismos internacionales sobre el espacio f¨ªsico, ni en su dimensi¨®n urban¨ªstica (relaci¨®n con la ciudad), ni arquitect¨®nica (el campus). Se propugna el aprendizaje centrado en el alumno, pero sin mencionar las consecuencias tipol¨®gicas en campus o aulas. Este vac¨ªo constituye una seria amenaza para que cristalice la ansiada calidad.
Calidad... Quiz¨¢ sea la palabra m¨¢s repetida en cuantos documentos e informes han jalonado el EEES desde su g¨¦nesis... Pero, ?qu¨¦ significa este concepto?
La universidad ha sido hist¨®ricamente una promotora de innovaci¨®n. All¨¢ donde germina un campus nace un fascinante proceso centr¨ªfugo de recualificaci¨®n sociocultural, econ¨®mica y urban¨ªstica que supera sus l¨ªmites. El secretario de Estado de Universidades defiende en este aspecto el megacampus como modelo econ¨®mico y sostenible (EL PA?S, 14 de julio de 2008). No puedo valorar tal f¨®rmula debidamente, pero s¨ª lanzo una propuesta que intuyo compatible, aunque de mayor calado: el campus did¨¢ctico, una filosof¨ªa que podr¨ªa cimentar el salto de calidad que alimenta el EEES. La universidad es vanguardia intelectual, pero tambi¨¦n debe ser paradigma arquitect¨®nico, medioambiental y sostenible. Su misi¨®n es la formaci¨®n integral del alumno, a lo que dedica m¨²ltiples recursos; el principal es el capital humano, pero la arquitectura es capaz de generar bienestar, transmitir valores y, finalmente, motivar (la mejor energ¨ªa para quien desea aprender). Los espacios ordenados pueden educar per se, pasando de ser "contexto" a "tema"... La primera lecci¨®n para un estudiante, ?no es acaso la belleza del lugar al que accede?
Como respuesta id¨®nea al EEES, el campus did¨¢ctico puede aplicarse en cuatro esferas: la escala de espacios did¨¢cticos. En primer lugar, la fusi¨®n con el entorno ciudadano, compartiendo recursos e infraestructuras, transfiriendo investigaci¨®n y activando sinergias urbano-universitarias. Es el caso de Salamanca, Alcal¨¢, Santiago, Oxford, Bolonia o Par¨ªs.
En segundo t¨¦rmino, el campus. Como h¨¢bitat dom¨¦stico con autonom¨ªa vivencial, debe despertar sentimientos de pertenencia en el usuario. Espacios libres, naturaleza y arquitectura expresan valores como armon¨ªa, proporci¨®n, plasticidad..., o enigma. En su seno han de sembrarse lugares que acojan nuevos m¨¦todos de aprendizaje. La obsoleta praxis de la ense?anza como un mismo grupo, con un mismo profesor, en una misma aula, al mismo tiempo, aprendiendo lo mismo debe reemplazarse por un repertorio mucho m¨¢s innovador: cualquier persona, con cualquier profesor, en cualquier lugar y en cualquier tiempo, aprendiendo cosas distintas. Un campus did¨¢ctico tiene que interactuar en la formaci¨®n de la persona, como sucede en la Universidad de Virginia (Jefferson, 1819), el Illinois Institute of Technology (Mies Van der Rohe, 1940), o el prometedor proyecto del Campus de Villamayor (Universidad de Salamanca).
En tercer lugar, el edificio, que debe abandonar su papel como mero contenedor de aulas, para resolverse mediante soluciones imaginativas y did¨¢cticas. Recomiendo los contenidos de Designshare-Forum for Innovative Schools, organismo que concibe ideas-fuerza como el edificio-libro de texto tridimensional, o la calle educadora como sustituto del pasillo convencional. Ejemplos en esta l¨ªnea son el Educatorium (Koolhas, Utrecht, 1997), el School of Art&Design (CPG, Singapur, 2007) o el edifico OZW-School of Health de la UV University (Dekkers, Amsterdam, 2006).
Y finalmente, el aula, la c¨¦lula did¨¢ctica que debe revisarse m¨¢s a fondo. Es preciso comenzar reduciendo los ratios profesor/alumno, pero tambi¨¦n investigando modalidades de aprendizaje alternativas a la lecci¨®n magistral: seminario, tutor¨ªa, panel, puesta en com¨²n, reflexi¨®n, puestos de trabajo, apoyo multidisciplinar, aprendizaje m¨®vil, etc¨¦tera. Estos modernos formatos pedag¨®gicos necesitan unos espacios did¨¢cticos ad hoc que los sustenten.
La educaci¨®n superior se enfrenta, pues, a un escenario esperanzador, pero que exige revolucionar sus modelos. Al final, todo acabar¨¢ afectando al campus (imagen y cuerpo de la instituci¨®n). Como esto no debe improvisarse, reclamo actuar en dos frentes: las Administraciones deben dictar sin demora recomendaciones para optimizar la arquitectura docente (como ocurre en accesibilidad o seguridad), aspecto que podr¨ªa evaluar la ANECA; y, con m¨¢s urgencia a¨²n, las universidades tienen que planificar la reestructuraci¨®n de sus recintos y edificios (cuanto antes suceda, mayor ser¨¢ el nivel de excelencia y menor el coste econ¨®mico).
Bolonia 2010 no es ni origen ni final del cambio necesario, pero s¨ª un inmejorable pretexto. La calidad de la universidad trasciende a toda normativa, y ya es tiempo de que, de una vez por todas, vuelva su rostro (y sus fachadas arquitect¨®nicas) al ser humano.
Pablo Campos Calvo-Sotelo es doctor arquitecto, profesor de la Universidad CEU.
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