"Nos vamos. Tenemos miedo"
Un cliente dispara tres veces contra el bar de Portugalete cuyos responsables se negaron a servirle m¨¢s alcohol
"Yo o¨ª los disparos, pero pens¨¦ que era alguien celebrando alg¨²n gol del Athletic, porque a esa hora jugaba contra el Barcelona. 'Pues mira qu¨¦ bien', pens¨¦. Cuando me dijeron lo que hab¨ªa sido..."
El mal cuerpo que se le qued¨® a esta mujer, que prefiere mantener su anonimato -"vivo muy cerca del bar, y nunca se sabe", justifica-, tambi¨¦n lo ten¨ªan ayer buena parte de los vecinos de la Avenida de Repelega, una de las m¨¢s concurridas arterias del humilde y populoso barrio hom¨®nimo de Portugalete. Fue amarga la tarde del domingo, y poco o nada tuvo que ver en ello la derrota de los leones ante los cul¨¦s. El mal rato lo proporcion¨® un cliente al que no se le ocurri¨® otra cosa que liarse a tiros contra la fachada del bar Grande, cuyos regentes se hab¨ªan negado a servirle m¨¢s alcohol. Los responsables del local hac¨ªan inventario a mediod¨ªa de ayer, paso previo a un cierre y una mudanza inminentes. "Nos vamos. Tenemos miedo de que el tipo vuelva y la cosa vaya a mayores", explican sin entrar en detalles.
"El tipo era marroqu¨ª", explica uno de los responsables del bar, regentado desde el pasado noviembre por dos j¨®venes matrimonios. "Se hab¨ªa bebido ya tres o cuatro cervezas, y comenz¨® a molestar. Cuando pidi¨® otro trago, me negu¨¦. ?l se enfad¨®, comenz¨® a gritar y amenaz¨® con que volver¨ªa para ajustar cuentas", explica el tabernero, quien se tom¨® la advertencia tan en serio que opt¨® por cerrar el bar.
Cuando regres¨®, pasados unos minutos, el cliente d¨ªscolo bland¨ªa un arma de fuego. Al encontrar el establecimiento vac¨ªo, descarg¨® su ira contra la cristalera. Todav¨ªa ayer eran visibles los impactos de tres disparos, dos en el cristal y otro en la cerradura. Las dos primeras balas acabaron alojadas en sendas paredes del interior del local. La Ertzaintza ha abierto una investigaci¨®n sobre el incidente.
"No s¨¦ qu¨¦ ha podido pasar. Ellas son gitanas y ellos payos, pero son gente muy normal. Alguna vez han venido a pedir algo y les he ayudado", declaraba la propietaria de un bar cercano. "Es una zona de bares para chiquiteros, nada conflictiva", afirman fuentes de la Polic¨ªa Municipal portugaluja. Por el contrario, un vecino del barrio afirma haber visto en el local "a gente de dudosa reputaci¨®n que suele trapichear por otras zonas del pueblo".
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