La c¨¢rcel, la ciudad y el arquitecto
El inicio del desarrollo del Plan General de 1997 sobre los terrenos de la c¨¢rcel de Carabanchel, por parte de Ministerio del Interior, ha reforzado y movilizado viejas reivindicaciones vecinales que reclamaban todo el suelo para equipamientos de distinto rango y car¨¢cter, todos ellos con un difuso contenido, y al mismo tiempo el mantenimiento de una parte del actual edificio de la c¨¢rcel invocando, para esta ¨²ltima reivindicaci¨®n, el pretendido valor arquitect¨®nico del edificio junto con su valor simb¨®lico, memoria hist¨®rica de una cruel represi¨®n pol¨ªtica que sus muros albergaron durante la dictadura franquista.
El Plan General fija para este suelo como uso dominante la vivienda libre, con una edificabilidad de unos 130.000 m?, sin establecer por lo dem¨¢s ning¨²n g¨¦nero de protecci¨®n sobre los edificios existentes. En el Protocolo suscrito entre el Ministro del Interior y el alcalde de Madrid, en marzo de 2008, las determinaciones del Plan fueron muy matizadas y enriquecidas, incrementando su atenci¨®n a los intereses p¨²blicos y fijando como nuevos contenidos un nuevo hospital, un equipamiento municipal, unos servicios de gesti¨®n y formaci¨®n de la administraci¨®n de prisiones y un conjunto de viviendas cuyo n¨²mero y edificabilidad se reduce sensiblemente respecto a la otorgada por el Plan General, e incluye, adem¨¢s, la obligaci¨®n de destinar un m¨ªnimo del 30% a Viviendas de Protecci¨®n Oficial (VPO). Dudo que, con un m¨ªnimo de honestidad intelectual y pol¨ªtica, este programa pueda calificarse de una operaci¨®n especulativa, incluso por los m¨¢s demagogos de sus detractores.
En cuanto a su valor como memoria hist¨®rica, los redactores del plan parcial fuimos sensibles
Frente a las demandas de todo equipamiento creo que lo procedente, pol¨ªtica y culturalmente, es completar, tramar y mejorar la ciudad existente. Porque una ciudad es un tejido complejo en el que se da una mezcla de usos, una diversidad tipol¨®gica, una trabaz¨®n de infraestructuras, y en la que el tejido residencial constituye su sustento sociol¨®gico y material. Todo lo contrario de la implantaci¨®n de alveolos o quistes monofuncionales, por muy importantes que sean las actividades en ellos localizadas. La ciudad no es un agregado de parques tem¨¢ticos.
El valor arquitect¨®nico del edificio actual, incluso salvando su estado de deterioro ruinoso, es sin duda opinable. Para quien esto escribe, m¨¢s que por sus dudosas excelencias arquitect¨®nicas, su valor cabe destacarlo como referencia ya instalada en el paisaje urbano y, sobre todo, por su forma y tama?o. En definitiva, por su configuraci¨®n como gran edificio pan¨®ptico. Valoraci¨®n que, en su caso, exigir¨ªa su conservaci¨®n ¨ªntegra y no la de un trozo de c¨¢rcel, la de una c¨²pula rodeada de brazos amputados o reducidos a uno o dos ped¨²nculos indiscriminados.
No, no es admisible culturalmente amputar la antigua c¨¢rcel convirti¨¦ndola en un triste mu?¨®n. Si se decide su conservaci¨®n, que sea como edificio ¨ªntegro, como contenedor de nuevas actividades compatibles con su forma y estructura y definidas y garantizadas por los organismos responsables.
En cuanto a su valor como materializaci¨®n de la memoria hist¨®rica, como recuerdo y homenaje a los que aqu¨ª sufrieron la represi¨®n de la dictadura, los redactores del Plan Parcial en tramitaci¨®n fuimos siempre sensibles a este hecho, muy presente a nuestra propia experiencia en los a?os de lucha por la democracia, y la memoria del documento t¨¦cnico que sirvi¨® al Protocolo al que he hecho repetidas referencias acababa con el siguiente p¨¢rrafo: "La desaparici¨®n de la c¨¢rcel de Carabanchel, los nuevos equipamientos y viviendas que vienen a ocupar su solar vac¨ªo, no pueden, ni deben, borrar la memoria de los a?os dolorosos y oscuros de nuestra historia reciente, en que tantos hombres pagaron con su encierro durante a?os entre los muros de esta c¨¢rcel su lucha por la libertad, por la democracia. Un monumento, una estela, una sencilla placa, debe materializar nuestro recuerdo y homenaje a quienes aqu¨ª sufrieron para conquistar el aire libre que hoy respiramos".
En la ¨²ltima propuesta de ordenaci¨®n se mantienen 40 metros de uno de los muros de la c¨¢rcel, debidamente consolidado como base de un posible memorial.
La elecci¨®n de una u otra l¨ªnea de actuaci¨®n sobre este trozo de ciudad ha de ser, ante todo, una decisi¨®n pol¨ªtica que a los poderes leg¨ªtimamente constituidos en una sociedad democr¨¢tica corresponde adoptar. M¨¢s all¨¢ de ello, el debate disciplinar, impulsado por intelectuales y profesionales, puede -como mucho, aunque no por ello menos importante- orientar e impulsar las decisiones pol¨ªticas, pero nunca sustituirlas (Michel Foucault).
Personalmente, como redactor del Plan Parcial, ya en tramitaci¨®n, he defendido -y sigo haci¨¦ndolo- que frente a la implantaci¨®n de un conglomerado de equipamientos en un descampado, la opci¨®n de completar la ciudad haciendo ciudad es la m¨¢s culta y eficaz para Madrid. En todo caso, otros tienen la palabra, ya que en ¨²ltima instancia, es el Ayuntamiento de Madrid quien tiene la responsabilidad de la ¨²ltima decisi¨®n.
Eduardo Mangada es arquitecto. Fue concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid (1979-1982) y consejero de Pol¨ªtica Territorial de la Comunidad de Madrid (1983-1991).
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