S?o Paulo, la bienal del vac¨ªo
Un espacio sin obra es la propuesta m¨¢s rompedora de la edici¨®n - Se busca evidenciar la crisis del arte - El resultado irrita y entusiasma por igual
Los 12.000 metros cuadrados de la segunda planta de la Bienal de S?o Paulo parecen el aparcamiento de un aeropuerto moderno a la hora de menor tr¨¢fico a¨¦reo. Un vac¨ªo total. S¨®lo roto por dos filas de columnas y cercado por grandes cristaleras a las que se asoman azaleas gigantes. Tal como hab¨ªa anunciado hace meses el comisario de la cita, Ivo Mesquita, la propuesta de este a?o es la nada. Con este gesto se pretende evidenciar la crisis del arte actual. De ese modo, cada cual puede imaginar su propuesta. O, qui¨¦n sabe, quedarse con la mera experiencia arquitect¨®nica.
Puede ser, como sucede mucho en el arte ¨²ltimamente, el colmo de la democracia cultural. O el colmo de la cara dura. "En el mundo hay m¨¢s de doscientas bienales", argumenta Mesquita, "que parecen estar interesadas en ver cu¨¢l es m¨¢s grande. Creo que en este momento, una bienal s¨®lo tiene sentido si demuestra capacidad anal¨ªtica y cr¨ªtica".
El certamen ocupa uno de los edificios m¨¢s espectaculares de ?scar Niemeyer
En las otras dos plantas que conforman la propuesta, s¨ª hay obra. La de 42 artistas procedentes de 22 pa¨ªses. Marina Abramovic, Sophie Calle, Joan Jonas o la espa?ola Cristina Lucas son algunos de los nombres m¨¢s conocidos. Un marat¨®n de acciones y performances completan esta peculiar edici¨®n. A partir del domingo, cuando cada cual tendr¨¢ su propia opini¨®n.
El pabell¨®n de la bienal, uno de los edificios m¨¢s espectaculares y representativos de ?scar Niemeyer, est¨¢ en la zona alta de S?o Paulo. Imponente y rodeado de vegetaci¨®n, la paz que forman el blanco y el verde se rompe permanentemente con el tr¨¢fico infernal que desde primera hora sufre esta ciudad cuya ¨¢rea metropolitana pasa de los 23 millones de habitantes. Pese al molesto concierto de motores, el ruido de los helic¨®pteros que desplazan a los ejecutivos o el fuerte olor a gasolina quemada, ni la poluci¨®n ni otras molestias del mundo contempor¨¢neo son los temas de esta bienal. Ni ruido ni olor. La estrella es el vac¨ªo. Ivo Mesquita aclar¨® ayer que su propuesta de jugar con el vac¨ªo no tiene nada que ver con la crisis econ¨®mica ni con la que sufre esta instituci¨®n. "Esa segunda planta est¨¢ llena de luz. Es una invitaci¨®n a crear y a imaginar. Creo que es una experiencia arquitect¨®nica que juega con el edificio de Niemeyer. As¨ª hay que verlo".
?Y qu¨¦ es lo que el visitante encuentra en las zonas destinadas a exposici¨®n en el concepto convencional? Tambi¨¦n aqu¨ª hay diferencias con otras bienales. No hay separadores entre las piezas de cada artista. Los ambientes se a¨ªslan con un mobiliario de madera y peque?o tama?o, dise?ado por el colombiano Gabriel Sierra. Los artistas han utilizado esos muebles como si fueran rompecabezas o muebles vitrina.
El artista espa?ol Javier Pe?afiel, de 44 a?os, se mostraba ayer contento con la propuesta de la bienal. En su espacio ofrece primero una agenda en la que se recogen sus reflexiones plasmadas tras 12 semanas de inmersi¨®n art¨ªstica en S?o Paulo. "Hablo del casino financiero en el que vivimos y de todo aquello que se me ocurre". De la agenda se pasa a contemplar un v¨ªdeo en el que se muestra c¨®mo trabaja y, finalmente, una conferencia dramatizada, que servir¨¢ para dialogar con el p¨²blico.
A Pe?afiel le parece brillante la propuesta de Mesquita. Y lo cierto es que no hay otro tema de conversaci¨®n en los corrillos de galeristas y creadores. Se habla sin cesar. Aunque la pregunta es una sola: "?Qu¨¦ har¨ªa usted con ese espacio?". La propuesta irrita y entusiasma a partes iguales. Jugar con la met¨¢fora de los vac¨ªos activos suena a algo demasiado visto. M¨¢s de uno interpreta la propuesta como la evidencia de la falta de ideas. El diario Folha de S?o Paulo recog¨ªa el mi¨¦rcoles una encuesta entre nombres representativos del mundo del arte en Brasil. La creadora Beatriz Milhares duda de que ¨¦sta sea siquiera una propuesta po¨¦tica. Aunque se dar¨ªa por satisfecha si el golpe de efecto sirviera para sacudir al certamen de la inercia que lo estrangula desde hace tiempo.
El comisario de exposiciones, Teixeira Coelho, responde que en el espacio vac¨ªo colocar¨ªa 500 sof¨¢s, "as¨ª, por lo menos, la gente podr¨ªa sentarse un poco". La videoartista Ana Mar¨ªa Tavares aplaude la idea. "Yo no pondr¨ªa nada", contesta, "hay muchos artistas que merecer¨ªan ser exhibidos. Aunque el vac¨ªo me parece una idea respetable". El tambi¨¦n artista Jos¨¦ Resende opina que todo esto nos lleva a un punto cero del que puede surgir una aut¨¦ntica renovaci¨®n en el concepto de la obra de arte.
Sea como sea, a tanta sorpresa cabe a?adir otra. Ver al centenario arquitecto ?scar Niemeyer en el centro de una pol¨¦mica de rabioso arte contempor¨¢neo. Despu¨¦s de todo, su bell¨ªsimo edificio, esencia del modernismo y de arquitectura brasile?a, es el que alberga el vac¨ªo.
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