El Stuttgart se deshace en un minuto

Si ayer hubo alguna consigna entre las filas sevillistas, debi¨® ser la de la contenci¨®n. Manolo Jim¨¦nez sent¨® en el banquillo a Maresca y Duscher, con lo que el centro del campo del Sevilla quedaba hu¨¦rfano de un director de orquesta. En su lugar, apost¨® por el m¨²sculo y la contundencia de Romaric y Fazio. Pura contenci¨®n para frenar a las dos torres del Stuttgart, Mario G¨®mez (1,89 m) y Martin Lanig (1, 90 m), a los que consiguieron secar. Sin Luis Fabiano, al que el t¨¦cnico sevillista prefiri¨® reservar, el Sevilla tuvo bastante con un minuto, un zurdazo de Romaric y la cabeza de Renato.

El conjunto de Armin Veh acept¨® la invitaci¨®n. Si el Sevilla renunciaba a la manija, ya se encargar¨ªan Pardo y Hetzlsperger de poner orden y concierto. Los dos medios alemanes trataban de interpretar la partitura, cuando poco a poco el c¨ªrculo central se fue transformando en un laberinto. No consegu¨ªan conectar con sus delanteros. Cada vez que tiraban una diagonal, aparec¨ªa Fazio y mandaba al traste los planes de los alemanes. En esas estaba el Stuttgart, cavilando, cuando Romaric cay¨® derribado en el pico del ¨¢rea. El marfile?o pidi¨® que le dejaran solo. Arm¨® su pierna izquierda y envi¨® el bal¨®n a la escuadra contraria de Lehmann. El meta alem¨¢n poco pudo hacer, salvo seguir contemplar el vuelo del bal¨®n y recogerlo del fondo de la red.

A¨²n no se hab¨ªa recuperado el Stuttgart del mazazo, cuando Magnin, desafortunado en el lateral derecho, vio c¨®mo Konko se sacaba un centro que cabeceaba Renato. Un minuto que deshizo al equipo alem¨¢n.

La lesi¨®n de Acosta provoc¨® una carambola abracadabrante. De Mul (que ayer expuso todo su repertorio despu¨¦s de que Jim¨¦nez la hubiera obviado esta temporada en su sistema de rotaciones) le sustituy¨®. El belga se situ¨® en la banda izquierda, enviando a Adriano a la orilla opuesta, y de rebote, colocando a Navas de delantero centro. La l¨ªnea ofensiva del Sevilla quedaba irreconocible. Pero la carambola funcion¨®. Eso s¨ª, ayudado por un Stuttgart que dio todos los pasos atr¨¢s que se pod¨ªan dar, hasta dejar de la mano de Dios a Mario G¨®mez. Perdido en terreno local, acosado por la sombra de Squillaci y Escud¨¦, el hispano-germano claudic¨® y el Stuttgart se diluy¨® sin remedio.