Las razones del misterioso optimismo de Zapatero

"El presidente est¨¢ muy tranquilo", alegan fuentes de su entorno. "Quiz¨¢ tenga datos que desconocemos". O quiz¨¢ sea su irreductible optimismo. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha convertido la participaci¨®n de Espa?a en la conferencia que debe sentar las bases del nuevo sistema financiero en la prueba de fuego de su peso en la escena internacional. Y es consciente de ello. "Si lo conseguimos, ser¨¢ un m¨¦rito del pa¨ªs. Si no, ya s¨¦ lo que va a pasar", confes¨® el martes.

Todo el Gobierno est¨¢ movilizado para que Espa?a tenga un billete para Washington el 15 de noviembre. Ser¨ªa la primera vez que estuviera presente en una cumbre que se anuncia como hist¨®rica. Pero no todos est¨¢n de acuerdo en que Zapatero asuma ese riesgo y menos p¨²blicamente. Algunos de sus colaboradores, seg¨²n fuentes gubernamentales, le aconsejaron que se reservara hasta tener garant¨ªas.

El vicepresidente econ¨®mico, Pedro Solbes, se ha mostrado muy cauto. El pasado d¨ªa 15, en Bruselas, rest¨® importancia a este tipo de cumbres y asegur¨® que lo que cuenta es qu¨¦ se vota en la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI). El d¨ªa 21, poco antes de que Zapatero se implicase personalmente, Solbes insist¨ªa en que es normal que Espa?a no fuese invitada, pues no pertenece al G-8 ni al G-20.

La actitud de Zapatero se ha madurado durante semanas. Al presidente no le gust¨® que Sarkozy convocase una cumbre de los socios europeos del G-8 (Francia, Reino Unido, Italia y Alemania) el 4 de octubre en Par¨ªs. Veladamente reproch¨® al presidente franc¨¦s que pretendiese imponer directorios en la UE e incluso rehus¨® la invitaci¨®n a pasar por El Eliseo a su vuelta de San Petersburgo.

S¨ª fue a Par¨ªs a la semana siguiente, pero con dos diferencias: ya se hab¨ªa celebrado la reuni¨®n de ministros de Finanzas de la UE y, m¨¢s importante, su objetivo era proponer a Sarkozy una cumbre del Eurogrupo (los 15 pa¨ªses que comparten el euro). La reuni¨®n fue el 12 de octubre en la capital francesa y, a diferencia de la del d¨ªa 4, resuelta con un s¨¢lvese cada uno como pueda, fue un rotundo ¨¦xito. Si no hab¨ªa m¨¢s motivos para contar con Zapatero, ¨¦ste parec¨ªa suficiente.

No obstante, la batalla por estar en Washington podr¨ªa haberse dado de forma discreta. Sin exponerse al escrutinio p¨²blico. Pero ah¨ª entra en juego la personalidad de Zapatero. Y tambi¨¦n, seg¨²n algunos de sus allegados, la convicci¨®n de que para ganar es necesaria la movilizaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. El presidente espa?ol cree que Sarkozy est¨¢ en deuda con ¨¦l, por el apoyo que ha dado a muchas de sus iniciativas. Y que no puede dejarlo en la estacada. Aunque tambi¨¦n sabe que ¨¦ste preferir¨ªa que, en Washington, Europa tuviese "un solo rostro", como dijo ayer. Y que fuese el suyo. Pero no puede ser porque estar¨¢n al menos los de Brown, Merkel y Berlusconi.

El envite est¨¢ echado. Falta saber si Zapatero juega de farol o guarda un as en la manga.