"Canallada" a un obispo
La polic¨ªa franquista simul¨® varias visitas de un prelado antinazi a un prost¨ªbulo de Barcelona para obligarlo a retirarse
Que un obispo famoso en la Espa?a de Franco, nacionalcat¨®lica a machamartillo, sea sorprendido en una casa de citas cohabitando "en una cama de las llamadas de matrimonio" con una prostituta produjo "sensaci¨®n y estupor por la personalidad del hallado" a los polic¨ªas encargados de redactar el informe, calificado de "reservad¨ªsimo". Ocurri¨®, seg¨²n el atestado, el 18 de agosto de 1952. Diez a?os m¨¢s tarde, Franco se hizo entregar otro informe, ¨¦ste del Servicio de Informaci¨®n Militar, reconociendo que todo hab¨ªa sido un montaje, con "dobles del obispo", para acabar con un prelado inc¨®modo para el r¨¦gimen franquista por sus doctrinas antinazis.
A Franco, curado en 1962 de entusiasmos fascistas por razones geopol¨ªticas, le remord¨ªa la conciencia aquella canallada y orden¨® a su ministro de Justicia, Antonio Iturmendi, que ofreciese al desgraciado prelado la reparaci¨®n que precisase, siempre que no fuera p¨²blica. ?ste, ya anciano, rechaz¨® con energ¨ªa el ofrecimiento. Prefiri¨® continuar "con el martirio hasta la muerte". El dictador lo habl¨® m¨¢s tarde con Manuel Fraga, su ministro de Informaci¨®n, que lo cuenta en las Memorias. Para entonces, la mala fama del obispo era vox populi. Paul Preston alude al "lujurioso incidente" en la biograf¨ªa de Franco, d¨¢ndolo por cierto.
Franco ofreci¨® a Fidel Garc¨ªa una reparaci¨®n por el 'montaje', y el cardenal Taranc¨®n no quiso remover el esc¨¢ndalo
El obispo con el que quer¨ªa acabar la dictadura en 1932 ten¨ªa entonces 72 a?os y se llamaba Fidel Garc¨ªa Mart¨ªnez. Hijo de un humild¨ªsimo pe¨®n caminero, hab¨ªa nacido en 1880 en Soto y Am¨ªo (Le¨®n) y estudiado en la Universidad Pontificia de Comillas, donde fue el alumno mimado de los jesuitas por su extraordinaria inteligencia. Brillante te¨®logo y escritor, llega pronto a obispo, con sede en Calahorra. ?l mismo aborta, en cambio, su ascenso a la sede primada de Toledo para sustituir en 1931 al cardenal Pedro Segura, pese a la insistencia de Roma, que
lo consider¨® siempre entre los m¨¢s inteligentes del episcopado. Lo demostr¨® con creces en el Concilio Vaticano II, donde se destac¨® de entre los prelados espa?oles, seg¨²n escribe el historiador Josep M. Pi?ol en La transici¨®n democr¨¢tica de la Iglesia cat¨®lica espa?ola. Para entonces, Fidel Garc¨ªa llevaba retirado con los jesuitas en Deusto (Bilbao) varios a?os, tras las brutales maquinaciones del franquismo contra ¨¦l. Muri¨® en 1973, a los 93 a?os.
El golpe militar del 18 de julio de 1936 sorprende al obispo Fidel Garc¨ªa
en Calahorra. Viaja enseguida a Logro?o con la idea de mitigar matanzas y represiones. En 1937 publica en su bolet¨ªn diocesano la enc¨ªclica Mit Brennender Sorge (Con ardiente preocupaci¨®n), con la que P¨ªo XI condena severamente el nazismo. Franco hab¨ªa dado ¨®rdenes tajantes de evitar la publicaci¨®n en los territorios bajo su control de la famosa execraci¨®n papal contra su socio b¨¦lico Adolf Hitler. El prelado de Calahorra fue el ¨²nico que ignor¨® las ¨®rdenes del caudillo golpista. Para subrayar su combate contra todo totalitarismo ateo, dio un paso m¨¢s. Public¨® una larga y vibrante Instrucci¨®n pastoral sobre algunos errores modernos, entre otros el nazismo y el comunismo, y en defensa de "la libertad y la dignidad del hombre frente al Estado".
Era m¨¢s de lo que el general¨ªsimo Franco y la Gestapo hitleriana, que campaba en Espa?a a sus anchas, pod¨ªan soportar. Incluso los obispos de la ¨¦poca, en su mayor¨ªa entregados al nuevo r¨¦gimen, consideraron la pastoral de su colega un "gran error". "?No dec¨ªan que era tan listo? ?A qui¨¦n se le ocurre meterse en esos temas?", criticaron.
Ah¨ª empieza el calvario del obispo de Calahorra. Pese a llevar treinta a?os en la sede riojana y recibir en ese tiempo varios homenajes de respeto y admiraci¨®n por "su santidad", empezaron a circular rumores sobre andanzas por prost¨ªbulos de Barcelona y Par¨ªs y sobre su vida disoluta. La campa?a de calumnias arreci¨® en los momentos m¨¢s cr¨ªticos del franquismo, aislado internacionalmente y entregado sin condiciones a los alemanes. "Me lo voy a acabar creyendo hasta yo", confi¨® a varios de sus acongojados colaboradores el paciente prelado.
"Entre 1950 y 1952 se culmin¨® la canallada", en palabras del magistrado em¨¦rito del Tribunal Superior de Madrid Antonio Arizmendi, que acaba de publicar con el historiador Patricio de Blas un minucioso informe sobre el caso con el t¨ªtulo Conspiraci¨®n contra el obispo de Calahorra. Denuncia y cr¨®nica de una canallada (Editorial Edaf). Hijo del abogado de la di¨®cesis de Calahorra cuando Fidel Garc¨ªa decidi¨® dimitir, Arizmendi lleva d¨¦cadas denunciando "la felon¨ªa que sufri¨® el prelado" y ofrece datos, documentos y nombres de una trama en la que aparecen Franco y la Gestapo, los ministros Fraga e Iturmendi, e incluso el yerno de ¨¦ste, Alfonso Osorio, m¨¢s tarde vicepresidente del Gobierno con Adolfo Su¨¢rez.
El informe policial "reservad¨ªsimo" que se guarda en el archivo de la di¨®cesis de Barcelona (hoy, arzobispado) relata el descubrimiento del supuesto prelado en una "casa non santa" de Barcelona, donde era "un pupilo frecuente con el nombre de don Manolo". Todas las prostitutas conoc¨ªan "su jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica". El supuesto prelado fue llevado "al siguiente d¨ªa ante el obispo de la di¨®cesis, doctor Modrego, ante el que reconoci¨® sus faltas". ?Estaba en el secreto del montaje el arzobispo Modrego, franquista redomado? Lo seguro es que su actitud, como m¨ªnimo cr¨¦dula, doli¨® sobremanera al verdadero Fidel Garc¨ªa. La polic¨ªa concluye relatando "las andanzas mujeriegas anteriores" del supuesto prelado en los mejores hoteles y cabar¨¦s de Barcelona y Par¨ªs. El informe relata incluso c¨®mo "efectuaba sus r¨¢pidos cambios de personalidad en los retretes de las estaciones".
"En esta historia de canallas hay dos montajes igualmente vituperables. El primero, el que culmin¨® en agosto de 1952, es el m¨¢s infame de los dos. Pero el segundo, el de 'cuanto m¨¢s tarde se sepa, mejor', es el m¨¢s cobarde porque, adem¨¢s, lo han querido disfrazar de prudencia", afirma Arizmendi. Incluso ahora, denuncia, los obispos no quieren saber nada de rehabilitar el buen nombre de su ilustre predecesor. Quien peor se port¨® es el cardenal Taranc¨®n, al que se?ala como "amigo de Franco". En carta a Arizmendi, de 14 de febrero de 1982, el famoso prelado dice: "Monse?or Fidel Garc¨ªa fue un gran obispo, pero la verdad es que no s¨¦ c¨®mo se pueden encauzar las cosas para reivindicar su memoria". -
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