"La banca se alej¨® de los fundamentos ¨¦ticos"
El presidente alem¨¢n Horst K?hler, que tiene 65 a?os y es ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), culpa de la crisis financiera a la "ceguera colectiva" y a la mentalidad del enriquecimiento r¨¢pido. K?hler, doctor en Econom¨ªa y con un curr¨ªculo profesional repleto de cargos y funciones de la m¨¢xima responsabilidad en el sistema financiero internacional, como la citada gerencia del FMI o la presidencia del Banco Europeo para la Reconstrucci¨®n y el Desarrollo, desgrana en esta entrevista, puntos de vista y reflexiones sobre lo que est¨¢ pasando, sobre las causas de la crisis bancaria, sobre la necesidad de reformar el sector financiero y de definir normas para la econom¨ªa global. En cualquier caso, afirma, "el capitalismo no est¨¢ al borde del desastre".
La "ceguera colectiva" y la mentalidad de "enriquecerse r¨¢pido" han tra¨ªdo la crisis
"Estoy haciendo llamamientos para que haya un nuevo Bretton Woods"
Es un sistema monstruoso, porque nadie sabe qui¨¦n ha comprado los riesgos
"Se necesitan normas de conducta eficaces para la econom¨ªa mundial"
Pregunta. ?Tiene bonos?
Respuesta. No, nunca los he comprado.
P. ?Es usted accionista? ?Tiene alguna cuenta de ahorro?
R. No. Tengo dep¨®sitos a plazo fijo.
P. ?Ha empezado ¨²ltimamente a meter dinero bajo el colch¨®n?
R. ?Por qu¨¦ voy a hacerlo?
P. Para salvarlo de la crisis.
R. Mi dinero est¨¢ a salvo donde est¨¢. Se ha admitido la naturaleza dram¨¢tica de la crisis actual y las autoridades est¨¢n trabajando para encontrar soluciones.
P. ?Cree a la canciller alemana cuando dice que "los dep¨®sitos bancarios est¨¢n asegurados"?
R. S¨ª. Conf¨ªo en el Gobierno. Hay una determinaci¨®n clara de garantizar que no haya un hundimiento total de los mercados.
P. Mucha gente hace comparaciones hist¨®ricas, sobre todo con la crisis de finales de los a?os veinte. ?Ve usted paralelismos?
R. La situaci¨®n es diferente. Hoy somos conscientes del peligroso efecto domin¨® que se da en el sistema financiero. Conf¨ªo en que la crisis pueda controlarse.
P. En 2005 usted ya adverti¨®, en una entrevista, acerca de los monstruos de los mercados financieros. ?Por qu¨¦ nadie le escuch¨®?
R. Cuando el estado de ¨¢nimo general es optimista, la econom¨ªa crece y los beneficios aumentan, la gente prefiere que no se la moleste. Nadie quiere plantearse la posibilidad de que estemos a punto de estrellarnos. Deber¨ªa haber insistido m¨¢s en¨¦rgicamente.
P. ?En qu¨¦ consiste la condici¨®n monstruosa que usted identific¨®? ?C¨®mo act¨²a el monstruo?
R. La falta de transparencia de los mercados ha sido el origen de una situaci¨®n en la que los riesgos del sector financiero se han extendido por todo el planeta y han alcanzado a clientes de todo el mundo. Lo que convierte al sistema en monstruoso es el hecho de que, al final, ya nadie sabe qui¨¦n ha comprado de hecho estos riesgos. Y de pronto, sucede algo impredecible, incluso en lugares en los que nadie habr¨ªa esperado que ocurriera.
P. ?C¨®mo se ha llegado a esto?
R. Los banqueros hicieron que los riesgos, por ejemplo los provenientes del mercado inmobiliario de EE UU, fuesen divisibles y se pudiese comerciar con ellos. Muchos de los compradores de estos valores y, por desgracia, tambi¨¦n las autoridades reguladoras, ya no sab¨ªan d¨®nde estaban colocados los riesgos. Pero, por mucho que se dividan los riesgos, siguen sumando el mismo resultado total, no desaparecen sin m¨¢s.
P. ?Es posible que el sector financiero no quisiese seguir como proveedor de servicios para la econom¨ªa real y quisiese convertirse en autosuficiente?
R. En este sector, sobre todo en el anglosaj¨®n, exist¨ªa la creencia de que era posible convertir todo en oro y hacerlo de forma indefinida. La banca de inversi¨®n y las innovaciones financieras se fueron separando cada vez m¨¢s de la econom¨ªa real. El ¨²nico objetivo que quedaba era el de lograr el m¨¢ximo beneficio. Se fueron alejando de los fundamentos ¨¦ticos de la empresa y volvieron la espalda a los valores m¨¢s importantes de nuestra sociedad.
P. ?Qui¨¦n tiene la culpa? ?Un pu?ado de individuos codiciosos o el esp¨ªritu de la ¨¦poca?
R. Hay una evoluci¨®n social que se basa en el siguiente principio: todo el mundo quiere hacerse rico y, en principio, adem¨¢s con el m¨ªnimo esfuerzo personal. La gente pensaba que hacer negocios con el dinero era la forma m¨¢s r¨¢pida de lograrlo; as¨ª no hay que partirse la espalda trabajando. Por desgracia, esta mentalidad se ha generalizado. Si buscamos adquirir una nueva conciencia del valor del dinero, tambi¨¦n tendr¨ªamos que desarrollar una nueva conciencia del valor del trabajo.
P. Entonces, ?es la codicia que hay en todos el origen de la crisis, o lo son los caprichos de un peque?o c¨ªrculo de personas a las que llamamos sector financiero?
R. A una parte del sector financiero le gustaba arriesgar, y hac¨ªa apuestas grandes y peque?as. La crisis no revela nada nuevo sobre la naturaleza humana. Ni nada nuevo sobre el capitalismo.
P. ?Esto ha hecho que el capitalismo est¨¦ al borde del desastre?
R. El capitalismo entendido como el derecho a poseer los medios de producci¨®n no est¨¢ al borde del desastre en absoluto, y la econom¨ªa de mercado acabar¨¢ imponi¨¦ndose. No hay que olvidarse del robusto sector de la peque?a y mediana empresa de Alemania. Especialmente ahora, se han comprobado las ventajas de tener un sector industrial potente vertebrando nuestra econom¨ªa. Esto no es m¨¢s que un duro escarmiento que nos recuerda que la libertad y la econom¨ªa de mercado necesitan reglas y controles impuestos por la comunidad. En el sector financiero, el Estado se ha quedando rezagado, quiz¨¢s debido a cierta ceguera colectiva.
P. ?Qu¨¦ debe ocurrir para no ser tan ciegos en el futuro?
R. Necesitamos una regulaci¨®n eficaz de los mercados financieros, un retorno a los valores ¨¦ticos por parte de los agentes principales y un sistema de alerta que ofrezca advertencias inteligibles, no s¨®lo para los expertos sino para todos (incluidas las instituciones pol¨ªticas responsables nacionales e internacionales).
P. Usted lo dirigi¨® durante cuatro a?os. ?Por qu¨¦ no ha funcionado el FMI como un sistema de alerta anticipada?
R. Yo intervine en el proceso de fijar un sistema de alerta anticipada. El equipo del FMI ya hab¨ªa llevado a cabo an¨¢lisis excelentes y oportunos. Sin embargo, los representantes de los gobiernos individuales en la junta de supervisi¨®n tend¨ªan a quitar importancia a esos an¨¢lisis y advertencias; despu¨¦s de todo, sus gobiernos pod¨ªan terminar por ser objetos de cr¨ªtica en un an¨¢lisis. Sencillamente, no exist¨ªa una percepci¨®n clara de que a la larga se sirve mejor a los intereses nacionales si somos conscientes de que dependemos unos de otros.
P. ?No somos capaces de acordar normas mundiales que puedan sernos de ayuda a todos?
R. La crisis brinda una oportunidad. Fue la gente la que dio lugar a la crisis, y la gente puede resolverla y aprender de ella. Hasta ahora, los planes de los gobiernos individuales (a corto plazo y con motivaciones pol¨ªticas) han prevalecido con mucha frecuencia sobre las realidades a largo plazo de la situaci¨®n. Hoy nos estamos dando cuenta, cada vez m¨¢s, de que hacer presi¨®n en favor de los as¨ª llamados intereses nacionales en un contexto mundial interconectado no puede dar resultados que valgan la pena si, al final, se destruye toda esa estructura que compartimos. Espero que la crisis contribuya a engendrar un nuevo planteamiento de la competitividad, basado en intereses comunes.
P. En 1944 se celebr¨® una conferencia internacional en Bretton Woods con el objetivo de adoptar medidas para prevenir otra crisis econ¨®mica mundial. ?Ha llegado otra vez la hora de nuevas iniciativas similares, a gran escala?
R. S¨ª. Estoy haciendo llamamientos para que haya un nuevo Bretton Woods. Necesitamos normas internacionales de conducta eficaces para la econom¨ªa mundial, como las que introdujimos tras 10 a?os de proteccionismo y cat¨¢strofes en los a?os treinta, para dar esperanzas al mundo y ayudarle a trabajar unido.
P. ?C¨®mo puede hacerse?
R. Me gustar¨ªa que los gobiernos seleccionasen unas cuantas mentes privilegiadas, hombres y mujeres, como las que por entonces integraban el grupo liderado por el economista John Maynard Keynes, que se uniesen para encontrar el modo de crear normas para un mundo globalizado. En mi opini¨®n, esto tambi¨¦n implicar¨ªa que reconoci¨¦semos que luchar contra la pobreza y combatir el cambio clim¨¢tico son asuntos estrat¨¦gicos comunes para los pa¨ªses industrializados y los pa¨ªses en transici¨®n y en v¨ªas de desarrollo. Hasta ahora, en los pa¨ªses industrializados s¨®lo nos hemos asegurado, con frecuencia, de que nosotros mismos estamos en una posici¨®n acomodada, de que hay prosperidad y trabajo en el plano nacional. Nos daba igual que otros en el tercer mundo tuviesen que pagar por esto un precio m¨¢s alto del que pagamos nosotros. Hoy ha quedado claro que, si queremos una sociedad acomodada, hay que tener en cuenta a todos.
P. No parece que la soluci¨®n a la crisis vaya a venir del sector financiero. ?O ve signos de un replanteamiento de su enfoque?
R. Estar¨ªa bien que hubiera m¨¢s autocr¨ªtica, que la gente dijese: 'S¨ª, hemos cometido bastantes errores y tenemos la intenci¨®n de asumir nuestra responsabilidad'. Algunas cosas resultar¨ªan m¨¢s cre¨ªbles y f¨¢ciles si el sector financiero presentase propuestas vinculantes, que demostrasen que est¨¢ asumiendo sus responsabilidades y sus obligaciones.
P. En vez de eso, aquellos que despreciaron la intervenci¨®n del Gobierno en el pasado est¨¢n ahora pidi¨¦ndole socorro.
R. Hasta cierto punto, est¨¢n atrapados en su ret¨®rica. Pero tambi¨¦n est¨¢ claro que los pa¨ªses necesitan emprender acciones audaces y conjuntas para superar la crisis. Emprender acciones decisivas podr¨ªa incluso hacer que fuese menos costoso para el Estado a largo plazo. Tenemos que hallar el modo de prevenir una posible recesi¨®n en los pa¨ªses industrializados. Y no podemos permitirnos recurrir al proteccionismo.
P. ?Empa?ar¨¢ este esc¨¢ndalo a la imagen de la ¨¦lite alemana?
R. Es probable que esto provoque un ambiente general de sospecha de que todos los de "ah¨ª arriba" no se preocupan por los de "aqu¨ª abajo" ni por la situaci¨®n general. A pesar de todo, no cabe duda de que nuestra ¨¦lite financiera no est¨¢ compuesta ¨²nicamente por gente sin escr¨²pulos que trata de hacer dinero. La gran mayor¨ªa merece mi confianza.
P. ?Hay demasiado perdedor ocupando puestos importantes?
R. Es de suponer que la situaci¨®n actual ha alimentado esa sospecha. Pero lo importante es darse cuenta de que el mercado necesita normas morales. Ha habido grandes dosis de despreocupaci¨®n, autosatisfacci¨®n y cinismo.
P. ?Cree que, en el futuro, la opini¨®n p¨²blica estar¨¢ dispuesta a dejar de lado sus propias demandas, ahora que el dinero del contribuyente tendr¨¢ que usarse para salvar banca mal gestionada?
R. Es algo que no va a facilitar nada la tarea, y me preocupa la voluntad de reformarse de este financieros que ahora parecen apesadumbrados se las han arreglado, pese a todo, para proteger su propio futuro financiero. Pero la gente que tendr¨¢ que enfrentarse incluso a la p¨¦rdida de su empleo como consecuencia de una depresi¨®n se ha visto mucho m¨¢s afectada. Esto subraya la necesidad de asumir conscientemente las responsabilidades. No podemos decir sin m¨¢s: que cada cual se las apa?e. Es preciso que sigamos vi¨¦ndonos como una comunidad. Y necesitamos reformas.
P. Si la econom¨ªa deja de crecer, ?no ser¨¢ necesario en breve aplicar otra serie de recortes en los gastos y un segundo grupo de reformas de la Seguridad Social como las de la Agenda 2010?
R. He propuesto la idea de una Agenda 2020, que es algo que esta sociedad necesita desarrollar. Debemos hacer este esfuerzo, son independencia del ciclo econ¨®mico. A¨²n hay mucho que hacer para superar las consecuencias demogr¨¢ficas de una sociedad envejecida. Alemania necesita seguir teniendo una actitud positiva frente a las reformas, con o sin crisis.
? Der Spiegel, 2008
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