Las Bolsas y la ¨²ltima trinchera
El viernes pasado las Bolsas tocaron niveles m¨ªnimos del presente ciclo, lo que para la espa?ola signific¨® situarse en alg¨²n momento de la sesi¨®n justo en los 8.000 puntos del Ibex 35 (la mitad que hace un a?o).
Desde hace un mes, todo el edificio financiero parece a punto de desplomarse, una sensaci¨®n muchas veces experimentada en el pasado y que llev¨® a que en el siglo XVII (en medio de la crisis econ¨®mica que arras¨® Europa) los contempor¨¢neos exclamaran asustados "?la f¨¢brica del orbe est¨¢ para caer!".
?Est¨¢ realmente para caer? La respuesta es no, aunque los Gobiernos tendr¨¢n que seguir aplicando medidas pol¨ªticas y econ¨®micas para que el mundo consiga salir de esta situaci¨®n tan complicada que, metaf¨®ricamente, aunque no en la vida cotidiana, evoca la sensaci¨®n de caos.
Estamos en pleno reajuste de las placas tect¨®nicas de la econom¨ªa mundial y de ah¨ª la sensaci¨®n de v¨¦rtigo El panorama debe registrar un alivio a corto plazo (como muy tarde, en seis meses) en las Bolsas
El problema es que la econom¨ªa mundial est¨¢ en una fase de la crisis en la que van a seguir haci¨¦ndose patentes muchos de las dificultades que hasta hace poco permanec¨ªan ocultas. Y la experiencia no va a ser agradable.
Para empezar por lo m¨¢s reciente, desde hace dos semanas la confianza entre los bancos ha ido mejorando aunque no lo haya hecho a pasos agigantados. La expresi¨®n de esa mejor¨ªa limitada ha sido el descenso del Eur¨ªbor-a?o desde 5,48% hasta 5,04%.
El problema es que, mientras tanto, se han desajustado otras piezas de la econom¨ªa mundial. Principalmente se ha puesto de manifiesto que la ¨²ltima burbuja que permanec¨ªa intacta, la de las materias primas, ha estallado tambi¨¦n de manera virulenta (el ¨ªndice CRB de Reuters que sigue su evoluci¨®n ha ca¨ªdo un 44% desde comienzos de julio). Y esto es algo que trae consecuencias muy negativas para los pa¨ªses emergentes en general (que son en buena parte productores de materias primas) y para Am¨¦rica Latina en particular. De ah¨ª la virulencia de la repercusi¨®n sobre la Bolsa espa?ola.
Pero no son s¨®lo los pa¨ªses productores de materias primas los que se est¨¢n viendo afectados: los dem¨¢s son tambi¨¦n v¨ªctimas de la reci¨¦n descubierta aversi¨®n al riesgo y est¨¢n asistiendo a la retirada de capitales y a la brusca depreciaci¨®n de sus monedas (Brasil, Turqu¨ªa, Sur¨¢frica...). Adem¨¢s, el FMI ya est¨¢ ayudando a Islandia, Pakist¨¢n y Ucrania.
En definitiva, estamos en pleno proceso de reajuste de las placas tect¨®nicas de la econom¨ªa mundial y de ah¨ª la sensaci¨®n de v¨¦rtigo tan presente estos d¨ªas. Pero todo pasar¨¢ y ahora es momento de escudri?ar c¨®mo ser¨¢ todo cuando las ¨²ltimas r¨¦plicas del terremoto hayan pasado.
Primero, el corto plazo. En las grandes crisis que se han producido en las econom¨ªas desarrolladas durante los ¨²ltimos 101 a?os, las Bolsas siempre han comenzado perdiendo en promedio un 50% desde sus niveles m¨¢ximos. La evoluci¨®n del tipo de cambio de su moneda y otras circunstancias particulares decid¨ªan la asignaci¨®n de la p¨¦rdida definitiva a cada una de ellas. Lo m¨¢s probable es que, siguiendo el patr¨®n hist¨®rico, las Bolsas hagan una fuerte recuperaci¨®n desde este nivel promedio que para el Ibex 35 se sit¨²a en 8.000.
A partir de ah¨ª deber¨ªa venir un respiro que mejorara sustancialmente las cosas en los mercados financieros, sin que ello signifique necesariamente que todo est¨¢ solucionado, pues en las dos mayores crisis de la Bolsa del siglo XX, tras ese respiro que llev¨® a los ¨ªndices hasta un 30% o 40% m¨¢s arriba, se inici¨® una nueva tendencia bajista que dur¨® much¨ªsimos a?os. ?Estamos en una de esas situaciones? Por ahora, parece improbable, aunque no hay que descartarlo. Pero ?por qu¨¦ considerar una alternativa semejante? Porque el panorama, a grandes trazos, se parece mucho a una de esas dos grandes crisis (la de Jap¨®n que va desde 1990 hasta nuestros d¨ªas) con parte del sistema financiero internacional (como el japon¨¦s de entonces) virtualmente quebrado y s¨®lo mantenido en pie por la intervenci¨®n de los poderes p¨²blicos; con lecciones bien aprendidas a lo largo de cien a?os, que evitar¨¢n que la econom¨ªa caiga en una gran depresi¨®n, pero que est¨¢ por ver si la salvan de un largo periodo de estancamiento (como la japonesa); con alg¨²n error, como el del BCE, que subi¨® los tipos de inter¨¦s en julio pasado y que los mantiene innecesariamente altos a¨²n ahora (algo que recuerda tambi¨¦n al Jap¨®n que subi¨® los tipos de inter¨¦s y los impuestos en momentos totalmente inoportunos). Pero hay que insistir en que esta expectativa resulta, incluso hoy, improbable.
Por tanto, salvo que estuvi¨¦ramos ante un caso completamente novedoso, el panorama deber¨ªa experimentar un alivio a corto plazo (como muy tarde, en seis meses) en las Bolsas. Y cuando eso suceda, empezar¨¢ como otras veces a cebarse la bomba del optimismo en una econom¨ªa cuya recuperaci¨®n suele seguir a la de las Bolsas con unos meses de retraso. Tras esa alegr¨ªa inicial de ¨¦stas, habr¨¢ que reevaluar la situaci¨®n.
Para el crecimiento y el empleo, el cort¨ªsimo plazo es mucho menos halag¨¹e?o. Con una tasa de paro en el 11,3%, no es descartable que llegue a niveles del 15%-17% (algo a¨²n muy lejos del 25% y del 22% de las dos crisis anteriores: 1993 y 1982).
Sobre este periodo se van a escribir r¨ªos de tinta. ?No es para menos! Habr¨¢ otra edad de oro de la sociolog¨ªa y las ciencias pol¨ªticas. Y parte de esa literatura estar¨¢ llena de propuestas para salir de la crisis, o de caracterizaciones de la nueva era.
Y es que puede que se sea poco consciente del alcance de alguna de las medidas tomadas por los Gobiernos hace quince d¨ªas. Un congresista republicano las calific¨® en Estados Unidos de "socialismo financiero". Si hubiera que hacer una caracterizaci¨®n tajante, probablemente habr¨ªa que calificarlas de inicio reversible de un capitalismo de Estado. Ni Hegel hubiera aspirado a ver una cosa convertida en su contrario con semejante rapidez. Y es que una de las medidas m¨¢s novedosas que se han tomado es poco conocida: la Reserva Federal ha abierto una l¨ªnea de cr¨¦dito para comprar, si es necesario, pagar¨¦s directamente a las empresas (una manera de sortear el que la liquidez no est¨¦ llegando hasta ellas). Pero es que ¨¦sa es la ¨²ltima trinchera frente a la crisis en la que pudiera pensarse: el Estado concediendo directamente el cr¨¦dito a la econom¨ªa.
De momentos como ¨¦ste han surgido siempre cambios importantes en las estructuras pol¨ªticas, o en las financieras, o en ambas a la vez. En esta ocasi¨®n no ser¨¢ diferente.
Por recordar alg¨²n ejemplo: durante la Gran Depresi¨®n se produjo la quiebra de bancos de primera fila en Alemania y Austria. En Italia la cosa fue mucho m¨¢s lejos: se puede decir que quebr¨® todo el sistema bancario forzando al Estado italiano a quedarse con la pr¨¢ctica totalidad de los bancos y, por ende, con sus participaciones industriales. De ah¨ª surgi¨® el IRI o Instituto para la Reconstrucci¨®n Italiana (en el que se inspir¨® el INI espa?ol) que habr¨ªa de controlar el 80% de la econom¨ªa italiana durante los siguientes 60 a?os.
Una experiencia mucho m¨¢s reciente fue la crisis del Sistema Monetario Europeo, que lo llev¨® a su casi extinci¨®n en 1992-1993. Sin embargo, de aquello, gracias a la actitud visionaria de Jacques Delors y al impulso y al peso pol¨ªtico de Alemania y Francia, surgi¨® siete a?os despu¨¦s el euro.
Puede que la caracterizaci¨®n de "capitalismo de Estado" no sea m¨¢s que un fruto impresionista de esta actualidad febril, pero s¨ª puede pensarse, aunque se vea muy lejano, en alg¨²n cambio importante de tipo institucional. Y en Europa, para ser realmente importante el cambio s¨®lo puede ser ¨¦ste: la creaci¨®n de un tesoro ¨²nico de la zona euro, algo que dotar¨ªa a los pa¨ªses que la componen de la herramienta de coordinaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica que le falta (como en Estados Unidos, habr¨ªa Banco Central y un Ministerio de Hacienda europeos). Pero esto exige, ?ay! un liderazgo de Alemania y Francia que hoy por hoy no es evidente.
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