Buika, en el camino de ni?a a Nina
Como una Nina Simone gitana. As¨ª irrumpi¨® anoche Concha Buika, con su tocado rojo pasi¨®n cubri¨¦ndole la cabellera y ese temperamento suyo en carne viva. E igual que la autora de My baby just cares for me se proclam¨® suma sacerdotisa del soul en aquel disco memorable, nuestra guineana de Mallorca opta a una distinci¨®n similar en los territorios de la copla jazz¨ªstica y aflamencada. Es un cetro menor, por cuanto son muchas menos las candidatas, pero tampoco ser¨ªa justo restarle m¨¦ritos a una mujer que se deja el pellejo sobre las tablas y est¨¢ completando un a?o plet¨®rico, a falta ya s¨®lo de que le toque la loter¨ªa del Grammy Latino al mejor disco de la temporada.
Hasta el domingo estar¨¢ la dama de garganta abrasiva compareciendo a diario en el Bellas Artes. Esperemos que en d¨ªas sucesivos el p¨²blico sea m¨¢s respetuoso que el de anoche, con muchas caras conocidas y alguna empe?ada en salir y entrar de la sala como si aquello fuera un picnic. Menos mal que Buika canta tan ensimismada que su incandescencia vocal no depende del sentido de la educaci¨®n del patio de butacas. C¨®moda como oficiante y bien escoltada por el piano generoso y preciosista de Mel¨®n, Concha aparent¨® sentirse a sus anchas, sin los nervios de cinco meses atr¨¢s en su estreno de la Gran V¨ªa.
Buika
Concha Buika (voz), Iv¨¢n "Mel¨®n" Lewis (piano), Carlos Sarduy (trompeta, congas), Daniel Noel (bajo), Horacio "El Negro" Hern¨¢ndez (bater¨ªa), Ram¨®n Porrina (caj¨®n). Teatro Bellas Artes. Madrid, 28 de octubre. Casi lleno (350 espectadores).
Envalentonada tras un verano arrollador -con escalas en Montreux, North Sea o el Batacl¨¢n parisino-, Buika aprovecha para presentar la edici¨®n especial de su Ni?a de fuego, uno de esos artefactos para fetichistas con los que la industria purga sus pecados de anta?o. La cajita, con dos ced¨¦s y un libro de poemas y autorretratos fotogr¨¢ficos, hace justicia a un repertorio meritorio.
Con todo, La ni?a de fuego, la partitura de Quintero, Le¨®n y Quiroga, para Manolo Caracol, resulta ¨®ptima para descorrer el tel¨®n, y Buika sabe exprimirle todo el partido melodram¨¢tico a temas como Volver¨¢s, con toda la amargura de esos amores abocados a la cat¨¢strofe. Falta poco para que esta coplera posmoderna d¨¦ el salto de ni?a a Nina; si acaso, atemperar esa querencia a gritar m¨¢s de lo debido. Un repaso a High priestness of soul le puede resultar muy provechoso al respecto.
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