Una m¨¢quina de danza percusiva
Llegan a Espa?a los en¨¦rgicos bailes de Hofesh Shechter, core¨®grafo revelaci¨®n
En Jerusal¨¦n, donde naci¨®, estudi¨® piano y m¨¢s tarde percusi¨®n. Lleg¨® a ser bater¨ªa de un grupo de rock. Tambi¨¦n se interes¨® por el teatro, pero a los 18 a?os descubri¨® la danza y cay¨® fulminado. Sin dudarlo, se fue a Tel Aviv e ingres¨® en la Batsheva Dance Company, el colectivo de danza m¨¢s relevante de Israel, donde pas¨® m¨¢s de tres a?os. Sin embargo, Hofesh Shechter no cree que haya sido buen m¨²sico ni bailar¨ªn. "No era demasiado bueno. Hago la m¨²sica para los espect¨¢culos desde mi ordenador, pero no s¨¦ c¨®mo funciona. No es composici¨®n en un sentido acad¨¦mico, es muy instintivo, pienso directamente en su aplicaci¨®n. Hago la m¨²sica que me pide la danza. Es muy exhaustivo, pero a m¨ª me funciona". Tanto, que con apenas 33 a?os y un d¨ªptico conformado por las piezas Uprising e In your rooms, las dos primeras obras de su compa?¨ªa, ha conseguido incre¨ªbles apoyos corporativos en Londres, donde reside desde 2002. Se ha erigido como gran revelaci¨®n en el Reino Unido y en los prestigiosos eventos donde se ha presentado. Ha dejado su huella en el festival Julidans, en ?msterdam, el legendario Jacob's Pillow de Estados Unidos, el Kalamata de Grecia y el Bolzano de Italia, entre muchos otros. Hoy y ma?ana espera tener igual acogida en el Festival de Oto?o de Madrid, su primer encuentro espa?ol, antes de proseguir su gira que le llevar¨¢ al Festival Dantzaldia de Bilbao (23 de noviembre), el Mercat de les Flors de Barcelona (del 11 al 14 de diciembre) y a Sevilla, en marzo del a?o pr¨®ximo.
Aunque diferentes, sus dos piezas tienen en com¨²n la energ¨ªa, el ritmo y, sobre todo, la velocidad. Abstractas e hipn¨®ticas conforman un d¨ªptico sobre el goce de hacer danza y el placer de ver bailar. Uprising, para siete chicos, ¨¦l incluido, es muy masculina, muy f¨ªsica y en¨¦rgica. Su atronadora percusi¨®n marca la pauta y da el tono viril. En In your rooms, aparecen las chicas junto a ellos, y entra la m¨²sica en directo. "La idea de la primera era muy simple: siete hombres que se divierten bailando e intercambian su energ¨ªa. La segunda fue un encargo despu¨¦s de ganar el premio The Place, en Londres, y ten¨ªa la misma intenci¨®n, s¨®lo que al tener m¨¢s recursos pude hacer m¨¢s grande la misma idea de simplicidad, con m¨¢s bailarines, efectos y m¨²sica en directo. Es tambi¨¦n m¨¢s misteriosa y cobra gran importancia lo que no se ve". De hecho, est¨¢ llena de blackouts, apagones repentinos que le sirven para transformar completamente la escena y sorprender al espectador.
En su vertiginoso lenguaje de danza se puede rastrear el influjo de Ohad Naharin, director de la Batsheva. "Reconozco una influencia de su estilo. Trato de no copiarles en cuanto a sus motivaciones, aunque con ellos encontr¨¦ una estructura, un marco donde poner mis propias cosas. No creo que haya un tema en mis piezas, lo que me gusta de coreografiar es crear atm¨®sferas, manipular sensaciones, jugar con los estados an¨ªmicos", concluye.
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