Poderosa Ariadna
Alta, vertical, filiforme. Un dibujo continuo de piernas, brazos, cuello y pelo largo, muy largo, rematado por una boca como una granada estall¨¢ndole en la cara. Si Modigliani hubiera visto a esta mujer dej¨¢ndose peinar ante la ventana, habr¨ªa corrido a pintarla. Y eso que viene de trapillo. Con vaqueros, camiseta y zapatillas de batalla. Cuando se calza los tacones de garza de las fotos se escapa definitivamente del suelo. M¨¢s que andar, parece que levita a una cuarta del piso. S¨®lo la vista de un par de moratones en las piernas -"siempre tengo alguno, me doy con todo"- devuelve a la tierra a Ariadna Gil. Una actriz de 39 a?os de edad y m¨¢s de 20 de oficio, con dos hijos y 40 pel¨ªculas detr¨¢s, que parece pasar por la vida sin mancharse.
Al menos hasta ahora. En S¨®lo quiero caminar, la nueva pel¨ªcula de Agust¨ªn D¨ªaz Yanes, Ariadna baja al pozo. Pica, cava, taladra. Golpea, dispara, mata. Sufre a rabiar. Pero no llora. Ni habla. Act¨²a, y punto. Gil es el brazo ejecutor de una venganza de mujeres apaleadas por la vida contra algunos hombres despreciables. La l¨ªder de un irresistible equipo A -Ariadna, Abril (Victoria), Anaya (Elena) y Ayala (Pilar L¨®pez de)- que, despu¨¦s de ajustar cuentas con el mundo, sale de plano con la elegancia suprema de dar la espalda a la c¨¢mara y caminar melena al viento plant¨¢ndole cara al porvenir.
Y no. Ni siquiera entre la sangre y el fuego pierde Ariadna el hilo invisible que segrega. La marca de la casa. Ese flujo imantado que emana de ella y que mantiene pendiente de su presencia a quien la mira desde que, a los 16 a?os, saliera chorreando de una piscina en la escena final de Lola, de Bigas Luna, y la c¨¢mara se enamorara de ella sin remedio.
Fue ese aplomo sin nombre el que inspiraba a D¨ªaz Yanes cuando escribi¨® el papel de la dura Aurora para Ariadna. Una hero¨ªna de acci¨®n con fuego en el cuerpo y hielo en el coraz¨®n ins¨®lita en el cine espa?ol. "Me fascina c¨®mo se mueve Ari", dice el director. "Posee una cualidad muy poco com¨²n: tiene el f¨ªsico y el talento. Aqu¨ª hay fant¨¢sticas actrices de interior, pero no se cuida tanto el control del cuerpo, ese levantarte, coger el tel¨¦fono, sentarte y que s¨®lo eso cuente cosas. Es algo que se tiene o no se tiene, una suerte de presencia en pantalla. Como en los toros, que desde el pase¨ªllo sabes si uno es torero o no. Yo sab¨ªa que ella lo ten¨ªa, y que lo iba a hacer bien, pero me acojon¨® lo bien que lo hizo".
Ariadna tambi¨¦n se asust¨®. Fue como una revelaci¨®n. "Me fui dando cuenta en el rodaje", confiesa. "Me dec¨ªa: ?qu¨¦ me est¨¢ pasando con este personaje? Puedo hacerlo, de repente puedo hacer cosas que hace Aurora y que est¨¢n en m¨ª porque las vivo, porque s¨¦ lo que son. Te entra como una especie de... no s¨¦ c¨®mo llamarlo... control. Sin que se parezca nada a ti, haces muy tuyo el personaje, le metes muchas vivencias tuyas".
-Quiz¨¢ sea el poder de la madurez. Va a cumplir 40 a?os y lleva casi 25 a?os en esto.
-No tiene nada que ver con la edad ni con la experiencia. Ma?ana puedo rodar otra historia y que no me pase. Es algo que te da el personaje, el proyecto, el director. Pero es verdad que yo a Aurora hace 10 a?os ni la hubiera olido. La hubiera hecho de oficio, porque a estas alturas ya sabes m¨¢s o menos lo que hay que hacer, pero cada vez te das m¨¢s cuenta de que cuanto mayor te haces, m¨¢s lejos llegas a entender al ser humano y a los personajes que tienes que interpretar.
-?Cree que ha dado un salto profesional?
-Absolutamente. Ha sido muy fuerte. No digo que sea un salto de calidad, puede que los dem¨¢s no lo vean. Pero he podido hacer cosas que nunca hab¨ªa hecho. Me sent¨ª como m¨¢s, no s¨¦... mejor, m¨¢s capaz de ir m¨¢s lejos, de arriesgar, sin ning¨²n problema, nada.
-Sin complejos.
-No tengo muchos, la verdad. Antes s¨ª, supongo que esto tambi¨¦n tiene que ver con la edad. Justo cuando est¨¢s m¨¢s plet¨®rica y m¨¢s guapa, est¨¢s m¨¢s acomplejada. Pero hay cosas que he superado, y es una liberaci¨®n.
-El cine suele ser cruel con las mujeres de m¨¢s de 40. ?Le inquieta el panorama?
-Buffff. Me importa poqu¨ªsimo la edad que voy a cumplir, pero poqu¨ªsimo, no te puedes imaginar. Tengo muchas cosas m¨¢s importantes que pensar, y me he quitado de encima ese peso que te pone el mundo.
-Entonces lo ha sentido.
-S¨ª, hace un par de a?os, me acojon¨¦. Dije: Dios m¨ªo, ya est¨¢, qu¨¦ fuerte, qu¨¦ r¨¢pido ha pasado. Y yo soy la misma idiota que a los 20, me siento igual, me gusta lo mismo y hago las mismas cosas, y de repente... T¨² me lo preguntas, y me lo van a preguntar todos, como si fuera algo tremendo, y sientes un peso que no es tuyo. He logrado quit¨¢rmelo. Estoy mejor que nunca, me siento m¨¢s feliz, m¨¢s viva que nunca. Si esto son los 40, bienvenida sea esta d¨¦cada que va a ser mucho mejor que la anterior, y no es que fuera mala, ?eh?
Ariadna se retrepa en el sof¨¢. Las entrevistas de promoci¨®n forman parte de su trabajo y as¨ª se muestra ella: eficiente, cumplidora, profesional. No avasalla ni intimida, pero cierta inflexi¨®n en su tono de voz, su lenguaje corporal y, de nuevo, el poder de su hilo invisible levantan una disuasoria barrera contra la intrusi¨®n. Anuda y desanuda las piernas en un recital de escorzos que en ella resultan naturales y en otra parecer¨ªan maniobras de contorsionista. Es delgada pero fuerte. Los ¨¢ngulos de un potente esqueleto se suavizan con unos m¨²sculos tonificados. Esto tambi¨¦n es nuevo. "Es otra de las cosas que me han hecho dar el salto. Darte cuenta de la importancia del f¨ªsico como instrumento expresivo. No hab¨ªa pisado un gimnasio en mi vida, pero para este papel era vital, aprend¨ª a boxear y sigo con ello. Te ayuda a actuar y adem¨¢s es divertid¨ªsimo".
Es ahora, al re¨ªr, cuando asoman las huellas del tiempo. Una malla de l¨ªneas en torno a los ojos, ciertas sombras que esculpen sus rasgos y que, a diferencia de lo que le sucede a alguna veterana compa?era de reparto, aportan verdad a sus primeros planos. Los a?os han afilado el resplandeciente rostro que saturaba la pantalla en Amo tu cama rica, la pel¨ªcula que la lanz¨® en 1992. Emilio Mart¨ªnez L¨¢zaro, su director, supo ver un fil¨®n en aquella estudiante de lacia melena negra del Instituto del Teatro de Barcelona.
Ariadna Gil Giner, hija de un conocido abogado comunista, era una alumna modelo. Aplicada y responsable. "No quer¨ªa rodar en Madrid porque estaba actuando en una funci¨®n con la escuela. El mism¨ªsimo empresario, Juanjo Puigcorb¨¦, le tuvo que decir que no fuera gilipollas y que viniera", recuerda Mart¨ªnez L¨¢zaro, responsable del corte de pelo m¨¢s c¨¦lebre del cine espa?ol. "Yo quer¨ªa una imagen moderna, poderosa, rompedora, y Ariadna, con esa boca, esos ojos y esa sonrisa, ped¨ªa pelo corto a gritos. Se lo rap¨® Tibu, el peluquero del rodaje, en la oficina. Nos quedamos embobados". Hasta hoy.
Gil provoca fascinaci¨®n entre algunos de los m¨¢s reputados directores del pa¨ªs. Es de las pocas actrices espa?olas a las que no le viene grande la etiqueta de musa. El ganador de un Oscar Fernando Trueba (Belle ¨¦poque, El embrujo de Shanghai) o el propio Tano D¨ªaz Yanes (Alatriste, S¨®lo quiero caminar) son s¨®lo algunos de sus devotos habituales. Las masas, sin embargo, no acaban de quedarse con el nombre ni la cara de esta actriz que siempre se ha mantenido a distancia de los aspectos m¨¢s populares del negocio.
"Los actores estamos sobrevalorados", se explica. "Parece que tenemos que opinar y saber de todo. Hay que hacer varias carreras para ser brillante, y nosotros no solemos serlo. Si me preguntas por la crisis, lo que te puedo decir es que estoy intentando gastarme todo el dinero por si un d¨ªa me dice el banco que no es m¨ªo. Lo ¨²nico que s¨¦ es que esto es un desastre, y que a lo mejor est¨¢ bien que pase algo para que cambien ciertas cosas".
Ariadna se moja cuando toca, como cuando se manifest¨® contra la guerra. Pero s¨®lo se destapa en privado. Con su familia -el director David Trueba y los dos hijos de ambos- y sus amigos. "La admiro como actriz y la adoro como amiga", dice Maribel Verd¨², que trabaj¨® con ella en Belle ¨¦poque y El laberinto del fauno. "Lo de su frialdad es un clich¨¦. Ari es c¨¢lida, r¨¢pida, lista, est¨¢ al d¨ªa, es so?adora y terrenal a la vez. Pero s¨ª, es especial, un duende, y tiene ese careto que es llegar ella y hacerse la luz, aunque vaya con un saco. Cuando se viste para los Goya es Uni¨®n Fenosa".
Ariadna ni confirma ni desmiente. Prefiere ofrecer su trabajo a quien lo aprecie. "Hay actores que generan historias. Yo soy receptora. Estoy muy a gusto en mi papel de ser usada. Me ofrezco porque esto es lo que m¨¢s feliz me hace". Pero sin prisas. "Estoy tranquila con un proyecto en mente, aunque sea a dos a?os vista. Con eso ya me divierto, ya funciono, y hago las cosas aburridas de la vida con alegr¨ªa".
-?Cu¨¢les son esas cosas aburridas?
-Todo lo que sea cotidiano, rutinario, repetitivo. No lo disfruto, no me interesa.
-Eso casa mal con criar a dos ni?os.
-No, porque ellos son distintos cada d¨ªa.
Es dif¨ªcil pillar a Ariadna en un renuncio. "En esta foto est¨¢s guap¨ªsima, pero no se te reconoce", le dice el fot¨®grafo. "Mejor".
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