La c¨¢rcel de los agentes corruptos
221 funcionarios de prisiones, polic¨ªas y guardias civiles cumplen condena - Apartados del resto de reclusos, siguen sus propios c¨®digos de conducta
"All¨ª estamos juntos los asesinos, los muy malos, los menos malos y los inocentes. La primera noche me pusieron con un tipo que hab¨ªa destripado a su mujer, hasta arriba de pastillas, y que hab¨ªa sido guardia civil s¨®lo siete d¨ªas". Pocas veces una vida pega mayor giro que cuando un polic¨ªa entra en prisi¨®n. Esposado y custodiado por compa?eros, el agente Manuel (nombre falso) vivi¨® tras su condena en 2005 una rutina carcelaria donde integraba el grupo conocido como los corruptos.
Son 221 polic¨ªas, guardias civiles y funcionarios de prisiones, preventivos o condenados, que por ley integran m¨®dulos separados del resto de internos (69.000 en toda Espa?a) en cuatro c¨¢rceles: Madrid II, Castell¨®n, Logro?o y Sevilla. En esta ¨²ltima, 36 internos conviven en el peque?o m¨®dulo 10. La estrechez domina su condena. "Es una olla a presi¨®n. Al entrar un desestabilizador, se extienden los problemas enseguida", explica un funcionario. Cuando el m¨®dulo se satura, circunstancia bastante habitual, los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado son alojados en las celdas disponibles del m¨®dulo anexo de Aislamiento.
"Un 'chorizo' con placa es un individuo muy peligroso", apunta un fiscal
La mayor¨ªa de internos ingresa por delitos de violencia dom¨¦stica, tr¨¢fico de drogas, atracos o asesinatos, pero nadie admite nada. "Aqu¨ª todos somos inocentes", se oye a menudo. "S¨®lo unos pocos, como el GOE (un miembro del Grupo de Operaciones Especiales), presumen de sus delitos. En alguna ocasi¨®n se ha vanagloriado de haberse cargado a dos t¨ªos que hab¨ªa secuestrado", relata otro agente observador.
Andaluc¨ªa es una regi¨®n convulsa en clave policial y las ovejas negras aparecen con frecuencia. Guardias civiles que ceden a la tentaci¨®n del narcotr¨¢fico en los continuos alijos de droga aprehendidos en C¨¢diz; otros que hac¨ªan la vista gorda en el aeropuerto de M¨¢laga; un polic¨ªa de la Udyco que ha robado 100 kilos de coca¨ªna y hero¨ªna de la Jefatura Superior de Sevilla; una red de polic¨ªas vinculada a la prostituci¨®n en la comisar¨ªa de Ronda y el CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros) de M¨¢laga... Su destino com¨²n es la prisi¨®n de Sevilla.
La sensaci¨®n de claustrofobia se multiplica en el m¨®dulo 10 porque los reclusos no comparten las actividades l¨²dicas con el resto de internos. S¨®lo abandonan el m¨®dulo dos veces a la semana: una hora para la piscina y otra para el polideportivo. "El seguimiento de la prisi¨®n es todo mentira. A m¨ª me vio por primera vez la trabajadora social tres meses despu¨¦s de llegar. Y jam¨¢s un psic¨®logo, en nueve meses de condena", denuncia Manuel. La prisi¨®n tiene cinco psic¨®logos para un total de 1.900 reclusos.
"Cualquier m¨®dulo tiene su psic¨®logo, pero all¨ª no van. Tienen un aguante tremendo", corrobora un funcionario. Una compa?era matiza: "Algunos funcionarios piensan que ¨¦stos han desaprovechado las oportunidades que les brind¨® la vida, muy al contrario de j¨®venes machacados desde su adolescencia y con los que se obtienen progresos para la reinserci¨®n".
En la peque?a galer¨ªa de celdas compartidas, la monoton¨ªa reina y todos esp¨ªan la vida de todos. "Hay algunos que cuentan tanto su versi¨®n, negando haber hecho nada, que llegan a cre¨¦rselo", se?ala un polic¨ªa. La inocencia es una bandera que levantan la mayor¨ªa de los que han pasado por el m¨®dulo 10, que por sistema se sienten v¨ªctimas. "Los jueces son dioses y en el juicio los fiscales se ensa?an y van a por ti", censura otro agente. Un fiscal veterano responde: "Nadie tiene esp¨ªritu justiciero ni est¨¢ deseando coger polic¨ªas. Pero un chorizo con placa es un individuo muy peligroso porque tiene la ley de su parte".
Muchos agentes cobran sueldos nada boyantes mientras por sus manos pasan grandes alijos y dinero negro. A veces, la interpretaci¨®n de la ley es demasiado subjetiva y los polic¨ªas o guardias civiles se pasan al lado oscuro. "Esto va por oleadas. Ahora que est¨¢n entrando m¨¢s de 4.000 agentes al a?o y no 200 como anta?o, lo l¨®gico es que se nos cuelen algunos. Y eso a pesar de que en la Escuela de ?vila hacemos controles y contamos con Asuntos Internos", valora un alto mando policial.
Como le ocurre al resto de internos, el car¨¢cter se endurece en prisi¨®n. "No son como el preso que te desespera y te da el co?azo. Se arreglan entre ellos a pu?etazos, nunca a pu?aladas. Y siempre de uno a uno, nunca en pandilla", relata un funcionario. De ah¨ª que la impresi¨®n generalizada en la prisi¨®n es que se trata de un m¨®dulo tranquilo. "Para lidiar con ellos hay que tener mucha mano izquierda, no puedes entrar como un elefante en una cacharrer¨ªa", a?ade.
Los agentes de la unidad de Asuntos Internos acuden con cierta frecuencia al m¨®dulo para interrogar a los reclusos y destapar otros h¨¢bitos corruptos en el Cuerpo. Los sindicatos protestan porque estiman que la cifra est¨¢ inflada. "?Tantos delincuentes hay en los tres cuerpos? Hay un tratamiento excepcionalmente restrictivo. A menudo, tras ingresar en prisi¨®n preventiva, los agentes son absueltos por falta de pruebas. Muchos son montajes de confidentes", critica Manuel Espino, del sindicato SUP.
Al anochecer, estos reclusos padecen en silencio los mismos dramas que el resto. Un agente conf¨ªa angustiado: "Incluso ahora, meses despu¨¦s, mi madre a¨²n no sabe nada de esto".
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