El reverso de la f¨¢bula

Cuando el cine se apropia de la mirada del naturalista, su discurso acaba diciendo m¨¢s sobre lo humano que sobre lo animal: en concreto, sobre el humano que se coloca tras la c¨¢mara. Las pel¨ªculas de Jean Painlev¨¦, por ejemplo, revelaban a un indomable surrealista capaz de reivindicar lo on¨ªrico y lo alucinatorio como piel de lo real. Los documentales de la serie True life de la Disney y el subg¨¦nero de las pel¨ªculas mondo fijaron, respectivamente, los dos polos de m¨¢xima distorsi¨®n sobre una fauna que siempre vive, se reproduce y muere al margen del af¨¢n interpretativo del hombre: en los primeros, los animales mutaban en funny animals, prolongaci¨®n hiperrealista del universo imaginario disneyano; las pel¨ªculas mondo, por su parte, siempre encontraron en la vida natural pretextos para el sensacionalismo, la truculencia y el escalofr¨ªo festivo.

A Luc Jacquet, ganador del Oscar al mejor documental por El viaje del emperador, uno le atribuir¨ªa autom¨¢ticamente una clara filiaci¨®n disneyana: su mirada, que podr¨ªa tildarse de cursi, recicla el documental en f¨¢bula. En Una amistad inolvidable, Jacquet coloca su preciosismo documental al servicio de la ficci¨®n y el referente de Disney parece estar haciendo aut¨¦nticos aspavientos desde esa acaramelada voz en off que rememora su entente infantil con un zorro. Inesperadamente, Jacquet opta por sorprender al espectador confiado y termina cuestionando esa tendencia a proyectar bondades humanas sobre el mundo animal que nutre buena parte de la pel¨ªcula. Eso no quita que el conjunto resulte arduo para el espectador no necesariamente receptivo a la abrumadora belleza de sus im¨¢genes.

Tr¨¢iler de Una Amistad Inolvidable