Eva demasiado al desnudo
Lo ha intentado todo, pero ni los tirones discretos ni la cinta adhesiva consiguen que el vestido se quede en su sitio. La turgente anatom¨ªa de Eva Mendes se empe?a en rebasar los bordes del escote palabra de honor y salir a saludar a los comensales de la distinguida cena que en su honor ha organizado en Madrid la marca Calvin Klein. Seguramente, a Boris Izaguirre, que se sienta a su derecha, no le importar¨ªa contemplar de cerca el pez¨®n que ha hecho que la emisi¨®n de la campa?a del perfume Secret Obsession se haya prohibido en la televisi¨®n estadounidense. Es presumible que Isabel Preysler, separada de ella por el dise?ador de la firma Francisco Costa, lo encontrara un poco ordinario. En todo caso, la actriz no deja de sonre¨ªr.
Y eso que la situaci¨®n le incomoda, como revela a su s¨¦quito en un aparte. No hay que dejarse enga?ar por las apariencias de una ciudad forrada con sus fotograf¨ªas en dos sugerentes anuncios de la firma (uno, de ropa interior; el otro, de la citada fragancia). Mendes defiende que no se ha sacudido por completo la puritana educaci¨®n que le proporcionaron sus padres, emigrantes cubanos, en Los ?ngeles. Despu¨¦s de todo, hasta los nueve a?os estaba decidida a ser monja. "Pero entonces mi hermana me cont¨® que no se ganaba dinero. No ¨¦ramos miserablemente pobres, pero mi madre ten¨ªa muchas facturas y lo que yo m¨¢s quer¨ªa en el mundo era ayudarla. Le dec¨ªa: [en espa?ol] 'Mami, te voy a salvar, te voy a comprar una casa'. As¨ª que cuando mi hermana me revel¨® la realidad econ¨®mica abandon¨¦ la idea. Era muy conservadora de ni?a. No ¨ªbamos a la iglesia, porque mi madre no nos impon¨ªa nada, pero siempre fuimos muy creyentes y recibimos una educaci¨®n muy cat¨®lica. En clase era siempre la primera en levantar el brazo, era muy estudiosa... lo que m¨¢s ansiaba era ser una buena chica".
A mediados de octubre, Mendes, de 34 a?os, recal¨® en Madrid un par de d¨ªas dentro de una gira promocional que est¨¢ realizando para la marca estadounidense. Antes de la cena, dio algunas entrevistas y firm¨® ropa interior. Un nivel de implicaci¨®n que los actores de cierta categor¨ªa se cuidan mucho de aceptar cuando no se trata de publicitar una pel¨ªcula. Pero Mendes no se enga?a acerca de a qui¨¦n le debe buena parte de su fama actual. "Aunque soy una actriz y eso es lo que amo, lo m¨¢s destacado de este a?o han sido las campa?as de publicidad y el reportaje de moda que public¨® la edici¨®n italiana de Vogue". En todos esos trabajos, Mendes se ha dejado conducir por el fot¨®grafo Steven Meisel, de quien habla con devoci¨®n. Y todos son fuertemente er¨®ticos. Lo que, de nuevo, viene a contradecir la estampa de la obediente ni?a de mam¨¢. "?Mi madre est¨¢ contenta de que hayan censurado el anuncio en Estados Unidos! Le encant¨® excepto por esa peque?a parte. 'Mami, pero si no se me ve nada, nada', protestaba yo. Es un segundito. Me estoy dando la vuelta y ves un pez¨®n apenas un instante. No entiendo que se monte algo tan gordo por eso. Es una parte del cuerpo que, adem¨¢s, representa la maternidad... Y no es vulgar. Lo de la revista es much¨ªsimo m¨¢s escandaloso. A mi me madre le gust¨® la portada y las fotos en las que estoy vestida. No tanto las m¨¢s calientes, pero ?eran mis favoritas! Le expliqu¨¦ que no era algo que fuera a hacer con cualquier revista. Es una colaboraci¨®n con un artista".
Los saltos de estilo en la narraci¨®n de Eva se acompa?an de cambios en el idioma. Pasa del ingl¨¦s, en el que pide ser entrevistada, al espa?ol con marcado acento cubano que, constantemente, aparece asociado a su familia. Con su padre, separado de su madre cuando era ni?a, jam¨¢s ha hablado una palabra en ingl¨¦s. Pero en Espa?a, explica, se averg¨¹enza un poco: no siente que su vocabulario sea lo suficientemente preciso.
La amalgama de lenguas anima el ya de por s¨ª v¨ªvido discurso de Mendes, que resulta una mujer afectuosa, divertida y simp¨¢tica. Un dibujo a a?os luz del que traza la dif¨ªcil reputaci¨®n que le precede. Sentada en el sof¨¢ de una habitaci¨®n de hotel, con la espalda recta y un vestido a?il de cuello alto que deja los delgados hombros al descubierto, tiene un punto ingenuo. Una impresi¨®n insostenible si la mirada se detiene en los labios pulposos y las cejas en pico. La familia de Eva (para ellos siempre ser¨¢ Eve, pron¨²nciese Ivi) todav¨ªa se parte de risa cuando la ve empu?ando una pistola o encarnando a una p¨¦rfida vampiresa, pero al darle esas cejas la gen¨¦tica ya hab¨ªa decidido que la peque?a de la casa ser¨ªa una mujer fatal. No es lo que imaginaban sus tres hermanos (ellas, 10 y 11 a?os mayores; ¨¦l, 13) cuando se met¨ªan con sus dientes separados o la vest¨ªan y peinaban como una mu?eca. Entonces era, como ya sabemos, una buena chica en un barrio malo.
Silver Lake es hoy una comunidad bohemia, llena de artistas y m¨²sicos alternativos como Beck. Pero hace 20 o 30 a?os, seg¨²n Eva, el vecindario estaba tomado por las bandas y daba bastante miedo. La familia Mendes se instal¨® all¨ª procedente de Miami cuando ella ten¨ªa poco m¨¢s de un a?o. Tal vez Hollywood estuviera en la misma ciudad, pero era otra galaxia. Aun as¨ª, tuvo alguna ocasi¨®n de acercarse a ella. Su cohete, un autob¨²s de l¨ªnea. "Mi madre trabaj¨® en la tienda de regalos del teatro frente al que se inmortalizan las manos de las estrellas. Cada fin de semana cog¨ªa el autob¨²s con ella y me quedaba sentada all¨ª mientras atend¨ªa. A veces filmaban algo y curioseaba... Fue una ¨¦poca muy bonita de mi vida. Era una peque?a aventura y, adem¨¢s, yo nunca quer¨ªa separarme de mi madre. ?Estaba tan enganchada a ella!".
En el camino que separa a la ni?a mimosa del provocativo s¨ªmbolo sexual hay varias estaciones con parada. La primera, a los 15 a?os. "Empec¨¦ en el instituto, descubr¨ª a los chicos y todo cambi¨®", confiesa con picard¨ªa. "Tuve mi primer novio a los 16 y dur¨® m¨¢s de un a?o. Sol¨ªa sacar muy buenas notas, pero a partir de ese momento dej¨¦ de prestar atenci¨®n a los estudios. Era terriblemente insegura. No me gustaba a m¨ª misma y me obsesion¨¦ con una sola l¨ªnea de pensamiento: ropa, amigas y novio. Creo que mucha gente se siente as¨ª en la adolescencia: me odiaba y estaba perdida". Una dar¨ªa por supuesto que no deb¨ªan faltar los chicos dispuestos a guiarla por la senda de la confusi¨®n, pero al parecer no tanto. Y, no, lo que viene ahora no es el clich¨¦ del patito feo adolescente que se torn¨® en cisne en la edad adulta. "No me iba mal. Pero los chicos romp¨ªan conmigo muy a menudo porque yo era demasiado cari?osa. Me pasaba el d¨ªa esperando que me llamaran. Era muy dependiente y eso no les gusta a los hombres. Por eso me dejaron muchos. Me entregaba demasiado. No desde un punto de vista sexual porque era muy inocente y joven, sino emocionalmente. Sigo siendo as¨ª, pero ahora que me he hecho mayor s¨¦ jugar un poco mejor la partida". Una ceja se curva en un arco imposible a modo de confirmaci¨®n.
Fue, precisamente, un viaje a Espa?a el que plant¨® la semilla de la Eva que no teme aparecer desnuda en sus pel¨ªculas o en los anuncios antipieles de la organizaci¨®n Peta, la que abri¨® las puertas de la Eva que ama "la provocaci¨®n con buen gusto". Ten¨ªa 19 a?os y, desoyendo los ruegos de sus padres, se empe?¨® en viajar (con su novio) por Madrid, Sevilla, Toledo y Granada. Nunca hab¨ªa estado en Europa ni hab¨ªa pasado tanto tiempo fuera de casa. Prob¨® la independencia y le gust¨®. A la vuelta, empez¨® en la universidad y se instal¨® en un peque?o estudio de West Hollywood. Su vecino, un fot¨®grafo humilde, insisti¨® en fotografiarla en el jard¨ªn comunitario e incluy¨® su retrato en su book de trabajo. All¨ª la descubri¨® un agente. "El fot¨®grafo era un hombre mayor, muy amable y atento, y me anim¨® a que me citara con el representante. ?ste me propuso que intentara hacer anuncios. Se acercaban las vacaciones de verano y decid¨ª probarlo durante tres meses. Estaba muy ilusionada, ?pensaba que iba a ganar dinero y que iba a ser muy divertido! Pero la realidad fue bien distinta: me pas¨¦ el verano de prueba en prueba y nada. Nadie quer¨ªa saber nada de m¨ª. Estaba dispuesta a dejarlo cuando me mand¨® a un casting para una pel¨ªcula. Yo no me consideraba actriz. Jam¨¢s hab¨ªa ido a una clase de interpretaci¨®n, pero aun as¨ª lo intent¨¦. Era una pel¨ªcula terrible, Los chicos del maiz 5. Me dieron el papel y ah¨ª empez¨® todo. Comprend¨ª que era una actriz mal¨ªsima, pero que me encantaba esta profesi¨®n".
La universidad qued¨® aparcada a favor de las clases de interpretaci¨®n con Ivana Chubbuck a las que, 10 a?os despu¨¦s, sigue asistiendo. Y Mendes demostr¨® que su vocaci¨®n no era un capricho y rompi¨® m¨¢s de una idea preconcebida. A los 23 a?os se la consideraba demasiado mayor para empezar en una industria que a menudo quema a las mujeres antes de que cumplan los 25. Tras varias incursiones menores en series y pel¨ªculas para el olvido, llam¨® la atenci¨®n ?no solamente, aunque tal vez en parte, por su desnudo? en Training day. Eso le sirvi¨® para ganar minutos en pantalla con personajes de alto voltaje (la chica de 2 Fast 2 Furious) y cimentar sus dotes c¨®micas (con Pegado a ti, de los hermanos Farrelly). Una progresi¨®n que, cumplidos los 30, le proporcion¨® una buena oportunidad con Hitch: especialista en ligues. Un t¨ªtulo rid¨ªculo para una comedia rom¨¢ntica digna con la que en 2005 brill¨® gracias a su qu¨ªmica con Will Smith. No era material de estatuilla, de acuerdo, pero le sirvi¨® para que Los Angeles Times afirmara que "la carism¨¢tica Mendes comanda la pantalla como una sirena italiana de los a?os cincuenta y sesenta. Ella y Smith parecen pas¨¢rselo bien juntos, que es lo que uno le pide a los actores de una comedia rom¨¢ntica y m¨¢s de lo que habitualmente proporcionan".
Hizo ganar dinero a los estudios con la adaptaci¨®n del c¨®mic de la Marvel Ghost Rider protagonizada por Nicolas Cage, y su creciente notoriedad le hizo un hueco en el pante¨®n de la nueva generaci¨®n de bellezas latinas junto a Eva Longoria y Jessica Alba. "Desde que empec¨¦, los papeles para actrices latinas han mejorado much¨ªsimo. Sol¨ªan ser simplemente inexistentes y ahora, al menos, hay algunos. Es frustrante tener que explicarle a la gente que Estados Unidos ha cambiado mucho y que si en la descripci¨®n dice 'chica estadounidense' eso no excluye a una int¨¦rprete de rasgos orientales o latinos. ?Yo soy una chica estadounidense! Nac¨ª en Estados Unidos, no tengo acento... tengo ra¨ªces cubanas, ?s¨ª! Jennifer L¨®pez ha sido una pionera y ha roto moldes. No se trata de negar nuestra identidad sino de abrazar la riqueza que hoy tiene esta nacionalidad".
Hasta el a?o pasado, no tuvo ocasi¨®n de exhibir protagonismo dram¨¢tico. Lleg¨® con La noche es nuestra, un thriller que no colm¨® las expectativas que despertaban su director (James Gray) y sus protagonistas (Joaquin Phoenix, Robert Duvall y el p¨¦treo Mark Wahlberg). En todo caso, a Mendes le sirvi¨® para a?adir un barniz m¨¢s respetable a su piel melosa. Lo mismo que la a¨²n m¨¢s fallida adaptaci¨®n de la obra teatral The women, donde sale airosa con las comparaciones con Joan Crawford que interpret¨® el mismo p¨¦rfido personaje en la versi¨®n de George Cukor de 1939. El cr¨ªtico Anthony Lane subray¨® en The New Yorker que ella, al menos, construye una vampiresa m¨¢s cre¨ªble.
"Es asombroso qu¨¦ pocos buenos papeles hay para las mujeres en Hollywood hoy", apunta Mendes a modo de justificaci¨®n. "Te sientes culpable porque te gustar¨ªa poder hacer algo. Ponerte a escribir, por ejemplo. Pero no s¨¦ c¨®mo hacerlo. Por eso, muchas mujeres, incluy¨¦ndome a m¨ª, estamos empezando a producir. No puedes quedarte sentada quej¨¢ndote: tienes que hacer que las cosas sucedan. Necesitamos m¨¢s Diablos Codys [aclamada guionista de Juno]. La gente me pregunta qu¨¦ me hace elegir un papel y no otro. Por supuesto, me encantar¨ªa encontrarme con guiones incre¨ªbles, pero en realidad se trata de la gente que est¨¢ implicada. Compartir la pantalla y ser dirigida por gente fascinante, eso es lo que motiva".
Esta filosof¨ªa explica su pr¨®ximo estreno, The spirit. Prevista para finales de este a?o, la pel¨ªcula es la adaptaci¨®n al cine que Frank Miller realiza de la serie cl¨¢sica de tebeos de Will Eisner, tras el ¨¦xito de Sin city. "Estoy muy orgullosa de este filme", apunta Eva. "No quer¨ªa hacer otro c¨®mic porque ya particip¨¦ en Ghost Rider, que tuvo mucho ¨¦xito. Pero conoc¨ª a Frank Miller y me enamor¨¦ de ¨¦l. Es un aut¨¦ntico artista y eso escasea en Hollywood, donde la mayor¨ªa s¨®lo ha tenido suerte y ambici¨®n, no talento. En cambio, ¨¦l es un aut¨¦ntico y genuino artista. Por eso acept¨¦ hacerlo".
Le ha costado una d¨¦cada ascender desde las catacumbas de las secuelas de las pel¨ªculas de terror hasta las colinas en las que hoy vive. "Todo empez¨® de una forma muy relajada y natural, pero no ha sido un camino f¨¢cil. Si tuviera una hija que quisiera ser actriz, se lo quitar¨ªa de la cabeza. Le dir¨ªa: '?Nada hasta que tengas 35!' ?Y entonces ya no habr¨ªa ning¨²n papel para ella!", explica ri¨¦ndose de su propia ocurrencia. Entre las brumas de las dificultades, un asunto del que se ha prohibido expresamente preguntar. En febrero de este a?o, m¨¢s o menos al mismo tiempo que se anunci¨® su fichaje por Calvin Klein, los medios sensacionalistas estadounidenses publicaron que hab¨ªa ingresado en un centro de rehabilitaci¨®n de Utah, Cirque Lodge, famoso por las frecuentes visitas de la conflictiva actriz Lindsay Lohan. Su representante emiti¨® entonces un comunicado pidiendo respeto a su privacidad y, desde entonces, se ha jugado al despiste con la cuesti¨®n. En alg¨²n momento, se ha sugerido la rocambolesca posibilidad de que la actriz estuviera en realidad preparando un personaje. En una historia publicada en la remodelada revista Interview en agosto, Mendes s¨ª acept¨® hablar. El entrevistador, David Colman, brome¨® con el hecho de que, con tantos famosos en sus filas, Alcoh¨®licos An¨®nimos deber¨ªa plantearse un cambio de nombre. Mendes se puso inusualmente seria y le reproch¨® que no es material para chistes. Finalmente, concluy¨®: "Hay tantas mentiras ah¨ª fuera sobre mi reciente viaje a Cirque Lodge, pero no me importa lo que la gente piense. No voy a confirmar ni negar nada. Es mejor que no sep¨¢is tanto sobre m¨ª porque, al final, eso me hace mejor actriz. As¨ª no se ven las pel¨ªculas con todos esos detalles en la cabeza".
En la cena, por si acaso, Eva no prueba el alcohol. Ni el jam¨®n ib¨¦rico que anima el c¨®ctel en un secreto club ingl¨¦s, desconocido hasta para los madrile?os, a dos pasos de la calle de Alcal¨¢. Es vegetariana, aunque creci¨® alimentada por jugosos bistecs en la muy cubana cocina materna: "Y tambi¨¦n arroz con frijoles, yuca con mojo, batido de mamey... En casa hab¨ªa Coca-Cola, s¨ª, pero tambi¨¦n Maperva y otros refrescos cubanos". Es dif¨ªcil dejar pasar el simbolismo contenido en la elecci¨®n de Eva Mendes como rostro del mayor icono del dise?o estadounidense cuando la comunidad de hispanohablantes en ese pa¨ªs alcanza los 45 millones. La cara de Am¨¦rica ha cambiado en los 40 a?os de historia de Calvin Klein: de Brooke Shields a Eva Mendes. A ella no le escapa el significado: "Me llena de orgullo que se haya elegido a alguien ¨¦tnico como portavoz, precisamente, por el hecho de ser un icono americano. Es un paso importante para todos".
Francisco Costa, dise?ador de la colecci¨®n m¨¢s sofisticada de la firma, apunta: "Eva es sexy, pero con una est¨¦tica novedosa. Me encanta trabajar con ella por la energ¨ªa que irradia". Boris Izaguirre, que la flanquea por el otro lado, habla del privilegio de su compa?¨ªa. Eva y su d¨ªscolo vestido se despiden pronto y dejan a sus compa?eros de mesa con una terca media sonrisa. "Conf¨ªo con facilidad en la gente", explica Mendes con alegr¨ªa. "Es m¨¢s sencillo comportarse as¨ª".
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