Voces que no se dejan silenciar
La lucha por la libertad del pueblo birmano llena de emoci¨®n la entrega del Premio Internacional Catalunya concedido a Cynthia Maung y la Nobel Suu Kyi
La entrega del Premio Internacional Catalunya consigui¨® ayer vencer la rigidez institucional de este tipo de actos gracias a la fuerza y el coraje que demuestran cotidianamente las dos galardonadas de esta 20? edici¨®n: las activistas birmanas a favor de los derechos humanos y la democracia Cynthia Maung y Daw Aung San Suu Kyi, la Nobel de la Paz que no pudo recoger en persona el galard¨®n de manos del presidente Jos¨¦ Montilla porque la Junta Militar que rige su pa¨ªs la tiene sometida a un dur¨ªsimo arresto domiciliario. En su nombre lo hizo Zoya Phan, que pertenece al mismo movimiento pol¨ªtico, y que en m¨¢s de una ocasi¨®n tuvo que interrumpir su discurso rota por la emoci¨®n y por unas l¨¢grimas que apenas pod¨ªa contener.
Esta vez, Suu Kyi no pudo burlar a sus carceleros, a diferencia de lo que ocurri¨® en los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona, cuando consigui¨® enviar el parlamento con el que fue recibida la llama ol¨ªmpica en Emp¨²ries. "No puedo hablar en su nombre porque est¨¢ totalmente aislada. Por lo tanto, no s¨¦ lo qu¨¦ les habr¨ªa dicho", reconoci¨® Phan, que denunci¨® que ¨¦sa era precisamente la intenci¨®n de los militares: silenciar la voz de Suu Kyi para conseguir que no se hable de la dictadura birmana.
Pero ayer su lucha estuvo muy presente en la Generalitat y la joven activista record¨® que si sus opresores mantienen con vida a la Nobel de la Paz es precisamente por el reconocimiento internacional que atesora su figura y que la hace intocable. De ah¨ª que agradeciera con vehemencia este premio, que demuestra mantener vivo el inter¨¦s de otros pa¨ªses por lo que pasa en Birmania. No obstante, Phan reclam¨® ante el p¨²blico de la ceremonia, a la que tambi¨¦n acudi¨® el ex presidente Pasqual Maragall, acciones concretas para evitar que la dictadura se eternice, como parar las inversiones que enriquecen a los militares y a los que se benefician de su poder.
Con anterioridad, la doctora Cynthia Maung, que dirige una cl¨ªnica en la frontera con Tailandia en la que no s¨®lo cura a los enfermos, sino que tambi¨¦n se ocupa con su equipo de la educaci¨®n de los ni?os y ofrece otros servicios asistenciales, ya hab¨ªa conseguido calar en la conciencia de los asistentes con un discurso en el que repas¨® el padecimiento de las v¨ªctimas del r¨¦gimen dictatorial birmano.
As¨ª, Maung record¨® a los campesinos presionados a hacer donaciones aunque apenas tengan nada que llevarse a la boca, los j¨®venes obligados a realizar trabajos forzados, los torturados, los ni?os que no tiene posibilidad de ser escolarizados, las palizas que reciben las mujeres por culpa de un machismo at¨¢vico e institucionalizado que viste botas castrenses, la censura que impide que los medios de comunicaci¨®n puedan realizar su labor... "El premio que hoy recibimos nos recuerda el sufrimiento que padece mi pueblo, pero es tambi¨¦n un s¨ªmbolo de esperanza, de que las cosas pueden cambiar", dijo como despedida quien es conocida popularmente como la Madre Teresa de Birmania.
Apoyos no les faltan. Hasta Laura Bush, la todav¨ªa Primera Dama de Estados Unidos, quiso enviar un mensaje de reconocimiento a su lucha a trav¨¦s de un v¨ªdeo en el que subray¨® que tanto Suu Kyi como Maung combaten diariamente contra la peor arma que tienen los dictadores para dominar a la gente: el miedo.
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