Posturas enfrentadas en el seno del G-20

La propuesta de celebrar nuevas reuniones del G-20 tras la cita de Washington ya anticipa que habr¨¢ que esperar unos meses para conocer propuestas concretas sobre c¨®mo reformar el sistema financiero, asunto que est¨¢ en la ra¨ªz de la convocatoria de esta cumbre. La divergencia entre EE UU y Europa en torno a la nueva regulaci¨®n de los mercados financieros es notoria, aunque quedar¨¢ diluida esta vez por la constituci¨®n de grupos de trabajo. La Administraci¨®n Bush acepta que hay que acordar normas para mercados y agentes financieros con regulaci¨®n inexistente o fallida. Pero quiere frenar el impulso europeo de apretar las tuercas a las agencias de calificaci¨®n de riesgo, los hedge funds o la retribuci¨®n de los directivos. Y sobre la coordinaci¨®n de la normativa, EE UU cree suficiente ampliar las competencias y la composici¨®n del Foro de Estabilidad Financiera, un organismo de car¨¢cter t¨¦cnico creado por el G-7.

La cumbre pondr¨¢ en marcha grupos de trabajo sobre el sistema financiero

Brown es el m¨¢s entusiasta de los planes fiscales de est¨ªmulo

La reforma del FMI tambi¨¦n divide a los pa¨ªses presentes en la cumbre

"El mundo no debe tener expectativas exageradas", advierte Medv¨¦dev

El primer ministro canadiense, Stephen Harper, se?al¨® que en Washington se confrontar¨¢n los partidarios de una regulaci¨®n financiera puramente nacional y los de un gobierno internacional obligatorio. "Ninguna de las dos posiciones es realista", se?al¨® antes de pedir prudencia sobre la regulaci¨®n.

En su discurso radiof¨®nico semanal, adelantado un d¨ªa por la cumbre, Bush insisti¨® ayer en que "la crisis no se debi¨® al fracaso del sistema de libre mercado". Admiti¨® que "es esencial" reformar el sistema financiero, pero puso sus l¨ªmites: "Tenemos que reconocer que el intervencionismo gubernamental no lo cura todo".

S¨ª hay m¨¢s expectaci¨®n sobre la posibilidad de que los pa¨ªses avanzados y emergentes pacten la puesta en marcha de paquetes fiscales agresivos como respuesta a la crisis. Pero aunque la presi¨®n es para todos, las posiciones son aqu¨ª tambi¨¦n muy diversas.

Como ocurri¨® con los planes de rescate al sector financiero, el mayor activista de la puesta en marcha de planes p¨²blicos de apoyo a empresas y familias es el primer ministro de Reino Unido, Gordon Brown. "Necesitamos acordar en esta cumbre que es urgente coordinar la aplicaci¨®n de medidas fiscales y monetarias", asegur¨® Brown a la prensa brit¨¢nica en el avi¨®n que le llevaba a Washington. "El coste de no actuar ser¨ªa mucho mayor que el de actuar", a?adi¨®.

La urgencia se justifica por s¨ª sola: la zona euro ha entrado en recesi¨®n por primera vez desde que se cre¨®, el n¨²mero de personas que cobran el subsidio de paro en EE UU bate r¨¦cords del ¨²ltimo cuarto de siglo y hasta China siente el frenazo. Lo que plantea Brown es una f¨®rmula muy similar a la que ya sirvi¨® en la cita del G-7 para generalizar la inyecci¨®n de dinero p¨²blico en los bancos. S¨®lo que ahora la recomendaci¨®n ser¨ªa recortar impuestos y grandes planes de inversi¨®n p¨²blica en infraestructuras.

La idea tiene un eco tibio en los socios europeos de Brown. La canciller alemana, Angela Merkel, se resiste a potenciar los incentivos fiscales, pese a que ¨¦sa es la principal propuesta del consejo de sabios que la asesora en materia econ¨®mica. L¨ªderes conservadores como Nicolas Sarkozy (Francia) o Silvio Berlusconi (Italia) que hicieron bandera del recorte del sector p¨²blico, tampoco han mostrado gran entusiasmo. Y el vicepresidente econ¨®mico espa?ol, Pedro Solbes, insiste en que ya ha agotado casi todo el margen que le dan unas cuentas p¨²blicas m¨¢s saneadas.

Aunque Bush ha advertido contra las respuestas a la crisis que impliquen m¨¢s protagonismo del sector p¨²blico en la econom¨ªa, el pujante Partido Dem¨®crata s¨ª apuesta por nuevos incentivos fiscales. Brown cuenta con el aval de China, que ha puesto en marcha un ambicioso plan de inversi¨®n p¨²blica (valorado en medio bill¨®n de euros). Pero los l¨ªderes de los pa¨ªses emergentes, como el ruso Dmitri Medv¨¦dev o el mexicano Felipe Calder¨®n, insistieron ayer en que lo que urge es reformar el Fondo Monetario Internacional (FMI). Exigen ampliar su capacidad de pr¨¦stamo y redirigirla a financiar incentivos p¨²blicos a la demanda interna de econom¨ªas en desarrollo.

EE UU acepta ampliar la presencia de los pa¨ªses emergentes en el FMI, pero es cicatero ante cualquier iniciativa que sugiera ampliar las competencias del Fondo. Un recelo que torna en rechazo abierto, cuando lo que se plantea es hacer del FMI el supervisor global de los nuevos esfuerzos por coordinar la regulaci¨®n de los mercados financieros. Es una iniciativa que s¨ª tiene el consenso de la zona euro, con Merkel y Sarkozy a la cabeza. Brown, por su parte, prefiere quedarse en el paso inferior, tambi¨¦n en la propuesta europea: la creaci¨®n de colegios de supervisores de los pa¨ªses en los que operan las grandes entidades financieras, una idea que parece abrirse paso junto a la de crear un sistema de alertas tempranas contra la crisis.

Para los pa¨ªses emergentes, la cita es un hito en su lucha por asumir mayores cuotas de poder en los foros internacionales. En su agenda, es b¨¢sico arrancar de los pa¨ªses ricos un compromiso efectivo para elevar su representaci¨®n en los organismos multilaterales. En esto, como en otros asuntos que se tratar¨¢n en la cumbre, las buenas palabras se impondr¨¢n a los hechos. "El mundo no deber¨ªa tener expectativas exageradas sobre lo que va a ocurrir en Washington", zanj¨® Medv¨¦dev.