Otro portazo al aborto en Am¨¦rica
El presidente de Uruguay veta una ley que ten¨ªa mayor¨ªa pol¨ªtica y popular
La decisi¨®n del presidente de Uruguay, Tabar¨¦ V¨¢zquez, de vetar la ley para despenalizar el aborto, pese a que hab¨ªa logrado la aprobaci¨®n del Congreso y del Senado de su pa¨ªs, echa por tierra las esperanzas de los movimientos sociales y de mujeres, no s¨®lo uruguayas sino tambi¨¦n del resto de Am¨¦rica Latina, que confiaban en que este peque?o y moderno pa¨ªs fuera capaz de abrir una brecha en la monol¨ªtica posici¨®n antiabortista de casi todos los Gobiernos de la regi¨®n.
La nueva Ley de Salud Sexual y Reproductiva, que autorizaba el aborto dentro de las 12 primeras semanas de gestaci¨®n, hab¨ªa logrado superar el Congreso por 48 a 49 votos y el Senado por 17 contra 13. Los sondeos publicados en Uruguay indican que el 57% de la poblaci¨®n est¨¢ de acuerdo con la despenalizaci¨®n y que el 63% cree que el presidente no deber¨ªa hacer uso de su derecho constitucional de veto. Aun as¨ª, Tabar¨¦ V¨¢zquez, que se ha escudado en su condici¨®n de m¨¦dico onc¨®logo, ha decidido que se siga enviando a la c¨¢rcel a las mujeres que abortan y a quienes les presten ayuda. Seg¨²n datos oficiales, en Uruguay (un pa¨ªs con poco m¨¢s de 3 millones de habitantes) se realizan al menos 33.000 abortos clandestinos al a?o, seg¨²n el Centro de Comunicaci¨®n e Informaci¨®n de la Mujer (Cimac). La ley en vigor s¨®lo autoriza la interrupci¨®n del embarazo en caso de violaci¨®n o de inmediato riesgo para la madre.
Unas 4.000 mujeres latinoamericanas mueren al a?o en operaciones ilegales
La ¨²nica manera de superar el veto presidencial ser¨ªa que el Parlamento volviera a votar la ley, pero esta vez con una mayor¨ªa de tres quintos, algo que no parece posible que pueda lograr el Frente Amplio, impulsor del proyecto y grupo al que pertenece el propio V¨¢zquez.
La jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica uruguaya tom¨® el veto presidencial como un triunfo propio. Los obispos uruguayos desarrollaron una fuerte campa?a contra el proyecto y amenazaron con excomulgar a los parlamentarios que lo votaran. Uno de ellos lleg¨® incluso a prohibirles acudir a misa.
La enorme influencia de la jerarqu¨ªa cat¨®lica ha hecho que Am¨¦rica Latina sea uno de los lugares en el mundo en el que resulta m¨¢s dif¨ªcil y peligroso abortar. Aun as¨ª, seg¨²n cifras de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, cada a?o, cerca de cuatro millones de mujeres latinoamericanas se someten a abortos. Unas 4.000 mueren como consecuencia de las malas condiciones higi¨¦nicas y a los peligrosos procedimientos seguidos para interrumpir el embarazo. La OMS ha protestado repetidamente por esa situaci¨®n. El aborto est¨¢ penado en casi todos los pa¨ªses de la zona, salvo en Cuba y otras naciones del Caribe. "En casi toda la regi¨®n", explica la OMS, "los m¨¦dicos pueden interrumpir el embarazo en casos de violaci¨®n, incesto o si pone inmediatamente en peligro la vida de la madre, pero son opciones raramente usadas".
Pese a las escandalosas cifras de v¨ªctimas, la pr¨¢ctica del aborto se cubre por un manto de silencio. En Chile, con un Gobierno de centro-izquierda que preside una mujer, ni se discute del asunto. En Nicaragua, con un presidente que dice ser sandinista, se han dado pasos en direcci¨®n contraria: ahora se castiga a las mujeres que aborten, sean cuales sean las circunstancias.
Todo esto ocurre en un continente en el que el 25% de las j¨®venes latinoamericanas ya ha sido madre antes de los 20 a?os de edad. Un informe de Cepal (Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y el Caribe) asegura que "el embarazo precoz dificulta la inserci¨®n social de las madres adolescentes, exacerba las desigualdades de g¨¦nero y potencia el c¨ªrculo vicioso de la pobreza".
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