"Llevo a?os aguantando impertinencias"
"Lorca era un fascista". As¨ª, ir¨®nicamente, se titulaba el art¨ªculo que Luis Garc¨ªa Montero, poeta y catedr¨¢tico de literatura de la Universidad de Granada, public¨® en la edici¨®n andaluza de este peri¨®dico el 14 de octubre de 2006. En ¨¦l criticaba a su compa?ero Jos¨¦ Antonio Fortes por, entre otras cosas, calificar a Lorca de fascista en sus clases. Montero se refer¨ªa a Fortes como "profesor perturbado", y ese calificativo le vali¨® el pasado mi¨¦rcoles una condena por injurias (1.800 euros de multa y 3.000 de indemnizaci¨®n). Ese mismo d¨ªa, el poeta anunci¨® que no recurrir¨ªa la sentencia y que abandonaba la Universidad. Durante esta entrevista, celebrada en su casa madrile?a el pasado viernes, el autor de Vista cansada critica que el debate se convierta en delito.
"Se usa el miedo para recortar las libertades y ofrecer seguridades falsas"
Pregunta. ?Volver¨ªa a escribir ese art¨ªculo?
Respuesta. S¨ª. Lo curioso es que lo escrib¨ª para justificar por qu¨¦ no me querellaba yo contra el profesor Fortes. La libertad de expresi¨®n es algo que conviene cuidar, porque cuando se abre la puerta de la restricci¨®n se cuela la censura. Pero defender la libertad, y yo defend¨ªa la de ese se?or, exige tambi¨¦n defender la verdad.
P. ?Usar¨ªa de nuevo la palabra perturbado?
R. Me considero con derecho a decir que un profesor que dice que Lorca es un fascista o que yo he inducido al suicidio a un ¨ªntimo amigo m¨ªo [el poeta Javier Egea] no expresa opiniones cient¨ªficas, sino las de un perturbado. Porque una acepci¨®n de perturbado es "que no comprende el orden y concierto de las cosas".
P. ?Un peri¨®dico era el lugar id¨®neo?
R. Si un libro te responsabiliza de una muerte, ?le dices al autor en privado que no est¨¢s de acuerdo? Es justo en un peri¨®dico donde te ampara el derecho a la opini¨®n. La libertad de expresi¨®n no puede convertirse en delito.
P. ?Por qu¨¦ no recurre la sentencia?
R. Confieso que ahora dudo, porque dos profesores de Derecho, Jos¨¦ Luis Serrano y Javier P¨¦rez Royo, han pedido en la prensa que recurra porque arremete a la libertad de expresi¨®n. Me han puesto el dedo en la llaga de la responsabilidad. Para m¨ª la degradaci¨®n democr¨¢tica no viene de ideolog¨ªas totalitarias sino de nuestra falta de orgullo al defender la democracia.
P. ?Abandonar la Universidad no deja al profesor Fortes la ¨²ltima palabra?
R. Llevo a?os aguantando impertinencias. Este se?or public¨® un libro en el que dec¨ªa que Mu?oz Molina critic¨® el derrumbe de las Torres Gemelas para preparar el terrorismo de Estado posterior.
P. ?No se precipit¨® usted al renunciar?
R. Si la sentencia hubiera reflexionado sobre la libertad de expresi¨®n, tal vez aguantar¨ªa una atm¨®sfera que es irrespirable. Pero habla de la finura de las querellas entre G¨®ngora y Quevedo. ?Finuras? A su lado lo de perturbado es de monjitas.
P. Si recurre y gana, ?volver¨¢ a clase?
R. No. Si recurro lo har¨¦ para abrir un debate sobre la libertad de expresi¨®n.
P. En ese debate, ?d¨®nde est¨¢ la frontera entre el derecho y el exceso?
R. Se empieza censurando la telebasura, que es repugnante, y se termina censurando otras cosas. Se usa el miedo para recortar las libertades y ofrecer seguridades falsas. Eso s¨ª, hay que distinguir entre opini¨®n y calumnia.
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