La prueba
Tiene el en¨®logo Xavier Moncl¨²s la virtud de explicar a los profanos las cosas del champagne con la did¨¢ctica que marca el conocimiento y la prudencia que aconseja la experiencia. Sus charlas a trav¨¦s de una comida se prodigan sin agobiar, y el resultado es que los comensales alrededor de la mesa, que se alimentan con placer y adem¨¢s degustan el vino de sus amores, quedan con el conjunto de tantas bondades ah¨ªtos de paz y conocimientos, d¨¢ndose por impuestos en materia tan compleja como son los frutos de la vinificaci¨®n en los dominios de la abad¨ªa de Hautvilliers, all¨¢ por las tierras francesas que dan nombre al producto.
Asimismo tiene la marca Dom P¨¦rignon la costumbre de inaugurar sus caldos procediendo a una prueba e invitaci¨®n, en la que los asistentes comprueban hasta la saciedad el porqu¨¦ de la fama que precede a los mismos, y mediante la cual los productores se ratifican en la fortuna de lo inventado y criado.
Ahora han puesto en el mercado la a?ada del a?o 2000 en lo que se refiere al champagne rubio, la de 1998 en lo que respecta al que hacen de color rosado y sabor m¨¢s complejo, y la de 1995, en la modalidad que llaman Oenotheque, y que no deja de ser m¨¢s que la sublimaci¨®n de los mejores caldos por mor de la selecci¨®n rigurosa de los a?os cuya cosecha merece gran reconocimiento y la virtud que propicia a los vinos el reposo de largos a?os en las cavas de la firma. Todo un conjunto impecable para convenir que -si omitimos el detalle del precio- no existe mejor posibilidad para la celebraci¨®n de cualquier evento gastron¨®mico que la combinaci¨®n ad libitum de los entrantes, los platos fr¨ªos y los calientes, y aun de los postres, con el legado del monje de la famosa abad¨ªa.
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