?Franklin Delano Obama?
De repente, todo lo antiguo es new deal. Reagan est¨¢ anticuado; Franklin Delano Roosevelt (FDR) est¨¢ de moda. Sin embargo, ?cu¨¢nta orientaci¨®n puede ofrecer en realidad la era de Roosevelt al mundo actual? La respuesta es que mucha aunque Barack Obama deber¨ªa aprender tanto de sus fracasos como de sus ¨¦xitos: la verdad es que el new deal
[las pol¨ªticas de reformas sociales y econ¨®micas llevadas a cabo por Roosevelt] no tuvo tanto ¨¦xito a corto como a largo plazo. Roosevelt puso en riesgo su programa porque sus pol¨ªticas econ¨®micas fueron demasiado cautelosas.
Respecto a los ¨¦xitos a largo plazo, las instituciones que Roosevelt cre¨® han demostrado ser tan duraderas como esenciales. Esas instituciones son los cimientos de la estabilidad econ¨®mica de nuestra naci¨®n. Imag¨ªnense lo mucho peor que ser¨ªa la crisis si el new deal no hubiese garantizado la mayor¨ªa de los dep¨®sitos bancarios. Imag¨ªnense lo inseguros que muchos ancianos estadounidenses se sentir¨ªan ahora si los republicanos se las hubiesen arreglado para desmantelar la Seguridad Social.
Roosevelt casi acaba con su programa porque sus pol¨ªticas econ¨®micas fueron demasiado cautelosas
?Puede Obama conseguir algo comparable? Rahm Emanuel, el nuevo jefe de gabinete de Obama, ha declarado que "uno nunca quiere que se desperdicie una crisis". Los progresistas esperan que la nueva Administraci¨®n, al igual que el new deal, responda a la crisis econ¨®mica y financiera creando instituciones -y en particular un sistema sanitario universal- que cambien la forma de la sociedad estadounidense para el futuro. Pero la nueva Administraci¨®n deber¨ªa procurar no imitar un aspecto menos positivo del new deal: su inadecuada respuesta a la gran depresi¨®n.
Ahora hay todo un sector intelectual, que act¨²a principalmente a trav¨¦s de los expertos de derechas, dedicado a propagar la idea de que, en realidad, FDR hizo que empeorase la depresi¨®n. Es importante que se sepa que la mayor parte de lo que se dice en ese sentido se fundamenta en una tergiversaci¨®n deliberada de los hechos. El new deal represent¨® un aut¨¦ntico alivio para la mayor¨ªa de los estadounidenses.
Dicho eso, es cierto que FDR no consigui¨® orquestar una recuperaci¨®n completa durante sus dos primeros mandatos. A menudo ese fracaso sirve como argumento contra la econom¨ªa keynesiana, que afirma que un aumento del gasto p¨²blico puede hacer que una econom¨ªa salga del estancamiento. Pero el m¨¢s importante estudio sobre las pol¨ªticas fiscales de los a?os treinta, realizado por el economista del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en ingl¨¦s) Cary Brown, llega a una conclusi¨®n muy distinta: el est¨ªmulo fiscal no tuvo ¨¦xito "no porque no funcionase, sino porque no se intent¨®".
Esto puede resultar dif¨ªcil de creer. Es bien sabido que el new deal puso en la n¨®mina del Estado a millones de estadounidenses mediante la Agencia para la Mejora del Trabajo (WPA, en sus siglas en ingl¨¦s) y el Cuerpo Civil de Conservaci¨®n (CCC). Hoy seguimos conduciendo por esas carreteras y enviamos a nuestros hijos a escuelas construidas por la WPA. ?Es que todas esas obras p¨²blicas no constituyen un gran est¨ªmulo fiscal? Bueno, no tan grande como podr¨ªa pensarse.
El impacto del gasto federal en obras p¨²blicas se vio en gran parte contrarrestado por otros factores, especialmente por una gran subida de impuestos aprobada por Herbert Hoover, cuyas consecuencias no se apreciaron de lleno hasta que su sucesor lleg¨® a la presidencia. Adem¨¢s, la pol¨ªtica expansiva a escala federal se vio limitada por los recortes en el gasto y las subidas de impuestos estatales y locales.
Roosevelt no s¨®lo era reacio a aplicar toda la expansi¨®n fiscal que fuera posible, sino que estaba deseando volver a unos presupuestos conservadores. Ese deseo estuvo a punto de destruir su legado. Tras una victoria aplastante en las elecciones de 1936, su Administraci¨®n recort¨® el gasto y subi¨® los impuestos, lo que ocasion¨® una reca¨ªda econ¨®mica que elev¨® nuevamente la tasa de paro hasta los dos d¨ªgitos y desemboc¨® en un estrepitoso fracaso en las elecciones de mitad de mandato en 1938.
Lo que hizo que la econom¨ªa y el new deal se salvasen fue el gigantesco proyecto de obras p¨²blicas conocido como Segunda Guerra Mundial, que por fin proporcion¨® un est¨ªmulo fiscal apropiado para las necesidades de la econom¨ªa.
Esta historia ense?a algunas lecciones importantes para la pr¨®xima Administraci¨®n. La lecci¨®n pol¨ªtica es que los pasos econ¨®micos en falso pueden minar r¨¢pidamente un mandato electoral. La semana pasada, los dem¨®cratas ganaron por un amplio margen, pero fue a¨²n mayor en 1936 y luego se esfumaron sus logros tras la recesi¨®n de 1937 y 1938. Los estadounidenses no esperan del pr¨®ximo Gobierno unos resultados econ¨®micos inmediatos, pero desde luego esperan resultados, y la euforia de los dem¨®cratas no durar¨¢ mucho si no consiguen una recuperaci¨®n econ¨®mica.
La lecci¨®n econ¨®mica trata sobre la importancia de hacer lo suficiente. FDR pensaba que estaba siendo prudente al reprimir sus planes de gasto p¨²blico; en realidad, estaba corriendo grandes riesgos con la econom¨ªa y su legado. Mi consejo para la gente de Obama es que calculen la ayuda que creen necesaria y luego le a?adan un 50%. Con una econom¨ªa en crisis, es mucho mejor pecar de un exceso de est¨ªmulo econ¨®mico que quedarse corto.
Las oportunidades de Obama de orquestar un nuevo new deal van a depender en gran medida de si sus planes econ¨®micos a corto plazo son lo suficientemente ambiciosos. Los progresistas deber¨¢n confiar en que tenga la audacia necesaria. -
Paul Krugman es profesor de Econ¨®micas en la Universidad de Princeton. Traducci¨®n de News Clips. ?New York Times Service, 2008.
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