El arte y los euros se ven las caras
Creadores, pensadores, pol¨ªticos y empresarios debaten, convocados en Avi?¨®n por Sarkozy, el futuro y la utilidad de la cultura en estos tiempos de crisis
Qui¨¦n les iba a decir hace cosa de 700 a?os a los papas Benedicto XII y Clemente VI que su tesoro m¨¢s preciado, el colosal (y en aquel entonces, astron¨®micamente caro) palacio papal de Avi?¨®n, iba a servir de escenario a un cruce de espadas dial¨¦ctico sobre si... hay que gastar dinero en la cultura o no. ?Qu¨¦ habr¨ªan contestado los santos padres a esa pregunta no menos colosal; ellos, que por gastar se gastaron lo que hiciera falta, dejando las arcas de la curia en estado exang¨¹e? Paradojas y peque?eces de la historia. Y ah¨ª aparece Sarkozy.
En el marco de una inagotable campa?a de marketing pol¨ªtico bajo el estandarte de la presidencia francesa de la Uni¨®n Europea, el presidente de la Rep¨²blica ha demostrado que no s¨®lo de G-20 vive el hombre y ha montado un aut¨¦ntico guateque de lujo en las dependencias papales con el fin de sondear al mundo de la cultura y de las finanzas. Todo ello, bajo la pancarta de un lema lo suficientemente et¨¦reo como para que no quepan grandes conclusiones pr¨¢cticas tras el F¨®rum de Avi?¨®n, que culmina hoy por la tarde... y tampoco grandes fracasos: "La cultura como factor de crecimiento". Todo ello, en el coraz¨®n de una UE que tiene empleadas a cinco millones de personas en la industria cultural, seg¨²n datos del Gobierno franc¨¦s.
La vieja cultura europea sac¨® lo mejor de sus armas dial¨¦cticas
Lo importante es ver si los inversores consideran clientes a los creadores
Lipovetsky lament¨® que el ¨²nico valor del arte hoy sea el mercantil
La cr¨¨me de la vieja cultura europea (?o era la cultura de la vieja Europa?) sac¨® ayer lo mejor de sus armas dial¨¦cticas para debatir sobre el particular. Y en la sala del c¨®nclave, donde anta?o los grandes consejeros delegados de la Iglesia discut¨ªan sobre fe y poder, fil¨®sofos, cineastas, escritores, arquitectos, dise?adores, artistas, editores, productores de cine, gestores culturales y patrones de empresa discutieron ayer, tambi¨¦n, sobre fe: la fe en que los libros que leemos, las pinturas que admiramos o las pel¨ªculas que vemos no acaben siendo pasto de la aplastante evidencia llamada crisis.
Incuestionables estrellas de la cultura europea como Jean Nouvel, Philippe Starck, Paulo Coelho (brasile?o afincado en el sur de Francia), Gilles Lipovetsky, Jim Sheridan, Jean-Jacques Annaud, Christo (que ayer miraba absorto la fachada del Palacio de los Papas, qui¨¦n sabe si pensando en envolverlo un d¨ªa) o J¨¦r?me Cl¨¦ment, presidente de la cadena televisiva Arte, acudieron puntuales a la cita. No as¨ª el propio Sarkozy, quien, tras haber anunciado su presencia, deleg¨® la misi¨®n de inaugurar el F¨®rum en su primer ministro, Fran?ois Fillon, y en su ministra de Cultura y Comunicaci¨®n, Christine Albanel. El primero demostr¨® que, sin duda alguna, el Pisuerga pasa por Valladolid, y tras subrayar el reciente dinamismo franc¨¦s en materia diplom¨¢tica, dio rienda suelta a un aroma chovinista que hizo torcer el gesto a m¨¢s de uno: "Francia ha decidido defender lo que produce, ha decidido estar orgullosa de su cultura (...) nuestro poder cultural es el primero del mundo".
Pero de lo que de verdad se trata en la cumbre de Avi?¨®n es de ver si los grandes o peque?os inversores europeos est¨¢n dispuestos o no, en medio del temporal financiero, a contemplar como "clientes" a gente tan sospechosa como los cineastas, los arquitectos o las gentes del teatro. Aunque evidentemente no es ¨¦sta una cita para establecer compromisos con cifras y firmas, sino una mera tormenta de ideas.
Por muchas vueltas te¨®ricas que se le d¨¦ al asunto (y ayer se le dieron mil y una) el trasfondo del debate de Avi?¨®n no es otro que esta interrogante: si invertir en cultura sigue siendo o no rentable para un empresario privado, ya sea a nivel de dividendos o de imagen. Louis Schwitzer, ex presidente de la Renault, dijo al respecto: "Estamos obligados a demostrar que la cultura no es un capricho que hay que eliminar en tiempos de rigor econ¨®mico, sino un vector de potencial econ¨®mico en s¨ª misma".
La intervenci¨®n m¨¢s contundente de la jornada lleg¨® en la voz del pensador y ensayista Gilles Lipovetsky. El autor de La era del vac¨ªo, uno de los grandes especialistas en consumo y cultura de masas, escap¨® a cualquier atisbo de pragmatismo coyuntural y fue a lo suyo, lamentando profundamente que "el valor mercantil se haya convertido en el ¨²nico y exclusivo valor de las obras de arte, algo en lo que los medios de comunicaci¨®n tienen gran responsabilidad".
En opini¨®n de Lipovetsky, "se ha abierto una nueva era de la cultura, que se contempla sobre todo en las relaciones de ¨¦sta con la econom¨ªa; me parece que ya no existe, como ocurr¨ªa en el pasado, una verdadera oposici¨®n entre creaci¨®n cultural, econom¨ªa y mass media. Ahora mismo, el arte se piensa s¨®lo en t¨¦rminos de rentabilidad, de crecimiento y de explotaci¨®n tur¨ªstica, en la que s¨®lo el marketing y el reconocimiento social del artista parecen tener importancia... aunque nada de eso se reconoce, claro; al menos, Warhol fue capaz de admitir que ¨¦l s¨®lo quer¨ªa ser un artista rico y famoso". "Nada de eso es nuevo", le respondi¨® el cineasta Jean-Jacques Annaud (El nombre de la rosa, El oso), "a lo largo de la historia los artistas siempre siguieron el ritmo de la econom¨ªa, porque necesitan su apoyo... a excepci¨®n de los poetas, que con una hoja en blanco hacen maravillas".
Seguridad y alta cocina
Cuatro unidades de CRS (Compa?¨ªas Republicanas de Seguridad) han tomado Avi?¨®n, pese a la ausencia de Nicolas Sarkozy, en una ciudad del sur de Francia que ayer por tener hasta tuvo su contra-F¨®rum, organizado por sindicatos y fuerzas pol¨ªticas de la izquierda local, m¨¢s que descontentas con el invento del presidente franc¨¦s: "Que pol¨ªticos y artistas se den cita a puerta cerrada bajo protecci¨®n policial para establecer estrategias destinadas a que la cultura genere todav¨ªa m¨¢s ganancias para los empresarios es de un cinismo incre¨ªble".
En las ant¨ªpodas de la pol¨¦mica pol¨ªtico-policial se situ¨® la presencia de algunas de las estrellas de la cocina actual (entre ellas Andoni Luis Aduriz de Mugaritz y Heston Blumenthal de The Fat Duck, que inauguraron la cita de Avi?¨®n a su manera: patata caol¨ªn en arcilla gris, flores, carpaccio vegetal con queso Idiaz¨¢bal, sonido del mar, carne cruda con salsa de huevo y trufa, y revelaci¨®n de fresa, tomate y aceite de oliva. ?Crisis? De la gastron¨®mica, ni rastro.
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