El mercado laboral ante la crisis
El Pisuerga pasa por Valladolid, pero la superaci¨®n de la crisis econ¨®mica en las empresas no pasa por abaratar los salarios y facilitar los despidos. Eso lo deber¨ªan saber con claridad aquellas voces empresariales que siguen aferradas a viejos discursos y recetas que hoy no tienen sentido, y que insisten en esa recurrente cantinela de las patronales espa?ola y andaluza. Proponer rebajas de salarios y facilidades para los despidos ser¨ªa como coger los r¨¢banos por las hojas. Saben que la ra¨ªz del problema econ¨®mico no son los costes salariales, sino el crack financiero internacional y el estallido de la burbuja inmobiliaria.
La raz¨®n de que el sistema financiero espa?ol no se haya visto zarandeado en la misma medida que el estadounidense, el ingl¨¦s o el alem¨¢n estriba precisamente en la existencia de una coherente regulaci¨®n. Podr¨ªamos decir que la crisis del sistema bancario est¨¢ siendo inversamente proporcional a la coherencia de la regulaci¨®n de los mercados financieros. Por eso no sorprende que Espa?a se haya convertido en un referente. En cambio, la crisis inmobiliaria tiene su origen en los excesos cometidos durante estos a?os, que han servido para mantener un fuerte ritmo de crecimiento, aunque ahora se paga el precio de haber restado recursos y esfuerzos a otras actividades econ¨®micas por parte del capital empresarial.
No es momento de buscar culpables de lo ocurrido, sino de rectificar el rumbo. El norte que nos gu¨ªe tiene que ser un sistema m¨¢s productivo que especulativo. Tiene raz¨®n Santiago Herrero [presidente de la CEA] cuando dice que las empresas adolecen de baja productividad y acierta con algunas de sus causas: baja competitividad por escasez de inversi¨®n tecnol¨®gica e insuficiente cualificaci¨®n de la mano de obra. Pero yerra cuando propone como soluci¨®n la flexibilidad de los salarios, lig¨¢ndolos a la productividad, y la bajada de los impuestos a las empresas.
Bien sabe Herrero que el coste de los salarios nada ha tenido que ver con el inicio de esta crisis y, por lo tanto, ninguna soluci¨®n a la misma aportar¨ªa su abaratamiento. Al contrario, recortar el poder adquisitivo de los trabajadores, con los actuales niveles de inflaci¨®n, s¨®lo redundar¨ªa en contraer el consumo, cuesti¨®n que hoy preocupa a las empresas tanto como la falta de fluidez de los cr¨¦ditos bancarios. Adem¨¢s, bajar los salarios desincentivar¨ªa la productividad y bien saben los empresarios que la competitividad no s¨®lo est¨¢ ligada a los costes de mano de la obra, sino tambi¨¦n a factores como la formaci¨®n y la organizaci¨®n. Tampoco una mayor desregulaci¨®n del despido ayudar¨ªa a superar la crisis. Tal vez convenga recordar que el sector de la construcci¨®n tiene un mercado laboral caracterizado por una gran flexibilidad laboral y no es precisamente el que mejor capea la crisis.
Al mismo tiempo, parece una flagrante contradicci¨®n pedir, como ha hecho la patronal, que se abra un par¨¦ntesis en el sistema capitalista para dar paso a una mayor intervenci¨®n de los Estados en la econom¨ªa, y al mismo tiempo demandar m¨¢s liberalismo en el mercado laboral. Propuestas as¨ª adolecen de un inadmisible ego¨ªsmo y muestran una voluntad de seguir en la senda de las desregulaciones sin ton ni son, cuyas consecuencias se han demostrado catastr¨®ficas. Las cl¨¢usulas de revisi¨®n salarial, incluidas en el 74% de los convenios andaluces, son en situaciones como la actual m¨¢s necesarias que nunca. Son un freno que, sin embargo, no logra evitar que los salarios andaluces crezcan a un ritmo anual del 3,39%, mientras la inflaci¨®n ronda el 5%. Eso demuestra que el crecimiento salarial no es la causa de esta crisis.
Lo anterior no significa que los trabajadores se vean libres de realizar esfuerzos para superar la crisis. Tendr¨¢n que adaptarse a las nuevas necesidades de las empresas, comprometerse a aumentar la productividad y mejorar su formaci¨®n. Los que en esta etapa pierdan su puesto de trabajo deber¨¢n adaptarse a las nuevas demandas del mercado laboral, no siempre acordes con las expectativas personales o profesionales. A los empresarios les toca promover empleos de calidad en una nueva etapa que, si se caracterizar¨¢ por algo, no ser¨¢ precisamente por la desregularizaci¨®n, sino por un reparto equilibrado de los papeles.
En ese reparto, corresponde a las administraciones, como representantes democr¨¢ticos de la ciudadan¨ªa, hacer posible que los empresarios creen riqueza y que los trabajadores sean copart¨ªcipes del sistema y reciban parte de los beneficios a trav¨¦s de los salarios, seguridad en el puesto de trabajo y por medio de impuestos de car¨¢cter redistributivo. Esa es la esencia del Estado del Bienestar, del que no s¨®lo nos sentimos orgullosos de defender, sino que se ha demostrado m¨¢s eficaz y s¨®lido que otros modelos, ahora estrepitosamente fracasados.
Antonio Fern¨¢ndez es consejero de Empleo de la Junta de Andaluc¨ªa.
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