Lo que importa (y exporta)
Cada vez que se invoca el d¨¦ficit fiscal de Catalu?a como argumento para limitar su aportaci¨®n a los mecanismos de cohesi¨®n territorial se recuerda que ese d¨¦ficit se ve compensado de alguna manera por el super¨¢vit de la balanza comercial catalana en relaci¨®n con el resto de Espa?a. Frente a las visiones simplistas de sectores nacionalistas, Ernest Lluch, por ejemplo, sosten¨ªa que las rentas que Catalu?a transfiere a otras comunidades por v¨ªa fiscal las recupera con creces al vender en ellas sus productos, favoreciendo la creaci¨®n de empleos catalanes.
M¨¢s recientemente se ha querido relativizar ese argumento diciendo que el mercado natural de Catalu?a no es tanto Espa?a como el Mercado ?nico europeo. Un dirigente nacionalista vasco lo expresaba as¨ª: "Si no nos compran en Madrid, ya nos comprar¨¢n en Luxemburgo". La discusi¨®n no tiene visos de amainar, pero puede hacerse ahora con datos m¨¢s precisos: acaba de publicarse un estudio sobre el comercio inter-regional en Espa?a correspondiente al periodo 1995- 2006 que viene a cubrir una laguna estad¨ªstica. Ha sido redactado por el Centro de Predicci¨®n Econ¨®mica y patrocinado por 11 comunidades aut¨®nomas, entre las que figuran Catalu?a, Madrid, Euskadi y Andaluc¨ªa.
Una primera conclusi¨®n del estudio es que todas las comunidades mantienen relaciones comerciales m¨¢s intensas con el resto de Espa?a que con el extranjero, tanto desde el lado de las importaciones como de las exportaciones. El peso del comercio interior -ventas en la propia comunidad (29,9%) y a otras comunidades (44,1%)- supone el 74% del total de transaciones, frente al 26% del comercio exterior; en todas las comunidades el comercio inter-regional supera al internacional, y tambi¨¦n (con alguna excepci¨®n insular) al intracomunitario.
Otra conclusi¨®n es que Catalu?a es con gran diferencia la comunidad que registra un mayor saldo favorable en su relaci¨®n con el resto de Espa?a: de m¨¢s de 13.000 millones de euros en 1995 y de casi 20.000 en 2006. Las siguientes con mayor saldo positivo son el Pa¨ªs Vasco y Galicia, con m¨¢s de 6.000 millones cada una en 2006. Estas tres comunidades son las ¨²nicas que registran saldo positivo a lo largo de todo el periodo. Esa situaci¨®n es compatible, en el caso de Catalu?a, con un gran d¨¦ficit en su relaci¨®n con el exterior. Los autores del estudio sugieren que la condici¨®n de Catalu?a como principal abastecedor del mercado interior y a la vez segundo mayor comprador (tras Madrid) en los mercados exteriores puede deberse a su funci¨®n de puerta de entrada de productos que distribuye por todo el pa¨ªs. Sin embargo, aunque conserve el primer lugar en el ranking, el crecimiento del comercio inter-regional ha sido en Catalu?a, en ese periodo de 11 a?os, inferior a la media.
Euskadi tuvo hasta hace poco saldos positivos tambi¨¦n en el sector exterior, pero desde 2006 lo tiene negativo: importa m¨¢s que exporta. Pero es significativa la fuerte dependencia de la econom¨ªa vasca respecto al mercado espa?ol: vende (con datos de 2000) en su propio territorio el 26% de lo que produce y en otras comunidades el 42%. Tambi¨¦n es llamativo el fuerte super¨¢vit de Galicia, pese a que no figura, como las otras dos, entre las comunidades m¨¢s desarrolladas.
Resulta ir¨®nico que sean precisamente las tres comunidades con mayor presencia nacionalista, incluyendo la de sectores partidarios de romper amarras con Espa?a, las que m¨¢s se benefician de su relaci¨®n comercial con las otras comunidades espa?olas.
El estudio no recoge los flujos financieros, pero hace a?os que el economista (y diputado socialista) Juan Mu?oz, recientemente fallecido, ofreci¨® datos indicativos del trasvase hist¨®rico, sobre todo a trav¨¦s de las cajas de ahorro, de una gran parte del ahorro de la Espa?a agraria a la industrial; de forma que en el Pa¨ªs Vasco, por ejemplo, por cada 100 pesetas ahorradas en la comunidad, se invert¨ªan 180. Algo similar ocurr¨ªa en Madrid y en Catalu?a.
Hasta hace poco se daba por supuesto que el progreso de Andaluc¨ªa, por ejemplo, o el de Extremadura, favorec¨ªa el de Catalu?a, y viceversa; que los fondos transferidos por v¨ªa fiscal no s¨®lo eran un factor de cohesi¨®n social, lo cual ya es bastante, sino un elemento de dinamizaci¨®n del mercado espa?ol, de cuya solvencia depende en gran medida la prosperidad de Catalu?a. Hab¨ªa por tanto razones de equidad, pero tambi¨¦n de inter¨¦s compartido, para mantener las pol¨ªticas redistributivas territoriales.
Esto ya no se percibe as¨ª por un sector de la poblaci¨®n catalana, en parte por la discutible opci¨®n de su clase pol¨ªtica que, en su demanda de una mejor financiaci¨®n, asumi¨® alegremente la teorizaci¨®n (aunque no las conclusiones ¨²ltimas) del catalanismo m¨¢s extremista, seg¨²n la cual las balanzas fiscales probaban el "expolio fiscal" de Catalu?a; de lo que deduc¨ªan que la pertenencia a Espa?a "es un lastre", un "mal negocio".
El debate continuar¨¢, sin duda, pero tal vez los datos relativos a las balanzas comerciales, y no s¨®lo las fiscales, permitan abordarlo de forma menos simplista y con mayor conocimiento de causa.
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