"Me da miedo mi pasado"
"Unos nueve o diez al a?o". Las cifras son, claro, ventas en millones de ejemplares, y las pronuncia M?nica Antunes, la Bruja de Barcelona, como la conoce aterrorizado medio mundo editorial, el que ha de tratar con ella como dura agente del escritor Paulo Coelho (Rio de Janerio, 1947), estrella literaria de Feria de Francfort que se celebr¨® el mes pasado. Este certamen literario le invit¨® a dar la conferencia inaugural y all¨ª recibi¨® el homenaje de medio centenar de editores (una fiesta comentad¨ªsima, con 400 invitados y el autor cantando con Gilberto Gil) tras alcanzar los 100 millones de libros vendidos. "Bueno, eso fue el pasado octubre: ahora son ya casi 110", matiza, sin pretensi¨®n alguna, M¨®nica Antunes, responsable de una agencia, Sant Jordi Asociados, que trabaja exclusivamente para la galaxia Coelho.
Su biograf¨ªa narra una juventud de satanismo, drogas y manicomios
"Hubiera acabado sabi¨¦ndose. No ten¨ªa sentido ocultarlo. Es mi vida. Sal¨ª de eso"
Cumple Coelho con el ritual: de negro riguroso de arriba abajo, que llevar¨ªa a pensar en alguna especie de uniforme sacerdotal si no fuera por su gesticulaci¨®n y un brillo de diablillo en los ojos. Desprende gran tranquilidad o confianza en s¨ª mismo. La debe tener porque de no ser as¨ª no hubiera dado la llave del ba¨²l de su vida al periodista brasile?o Fernando Morais para que sacara de ¨¦l 170 cuadernos manuscritos y 94 CD de audio donde el escritor fue notarialmente dando fe de su vida desde que ten¨ªa 12 a?os hasta 1995. El fruto ha sido la voluminosa biograf¨ªa (m¨¢s de 600 p¨¢ginas) El mago, vendido ya a 21 idiomas y que Planeta distribuye estos d¨ªas en las librer¨ªas espa?olas.
El libro es una bomba. La vida de Coelho ha sido un blanco o negro, un yin y yan constante: naci¨® casi muerto por problemas con el l¨ªquido amni¨®tico y sus heces; de peque?o organiz¨® sectas secretas; fue un desastre total como estudiante; atropell¨® casi mortalmente con un coche que llevaba sin carnet a un joven y se dio a la fuga; ese episodio acab¨® deteriorando a¨²n m¨¢s las relaciones con sus padres, que le encerraron en un manicomio que visit¨® tres veces en su juventud y donde fue tratado con electroshock. Antes, hab¨ªa intentado sucidarse con gas. Y para calmar al que llamaba "el ¨¢ngel de la muerte", por no haber cumplido, degoll¨® una cabra de un vecino en un particular rito.
El descenso al infierno fue vertiginoso: apag¨® un cigarrillo en la pierna de una de sus m¨²ltiples, simult¨¢neas y bellas novias para comprobar si le quer¨ªa; a otra, bajo la tesis de "la cura por desesperaci¨®n", le alent¨® su intento de suicidarse porque finalmente, dice, sab¨ªa que no lo acabar¨ªa cumpliendo... ?poca de teatrero sin fortuna, de hippy, de asiduo a todas las drogas posibles y de practicante homosexual para descartar inclinaciones. Y en su en¨¦sima desesperaci¨®n vital se apunt¨® a la magia y se convirti¨® en fiel seguidor de los mandatos de Aleister Crowley y del satanismo, hasta el extremo de tener un joven esclavo. Detenido por supuestas actividades pol¨ªticas extremistas, y tras una cierta estabilidad componiendo canciones para artistas, el famoso Camino de Santiago que emprendi¨® con 39 a?os, a manera de epifan¨ªa, le decidi¨® a hacer lo que anhelaba desde los 13 a?os: ser escritor. Desde entonces, fama sin fin y vida antit¨¦tica.
"Le¨ª el original el pasado mayo y mi mujer llor¨® tras acabarlo. 'Sufriste mucho', me dijo; yo, la verdad, no recordaba muchas cosas, pero no creo que sufriera: cuando uno est¨¢ luchando, no sufre". Hoy, admite que aquella etapa de su vida fue excesiva: "S¨ª, me da miedo mi pasado: llegu¨¦ demasiado al l¨ªmite de muchas cosas y m¨¢s cuando arrastraba conmigo a otras personas". ?Por qu¨¦ facilitar que salga a la luz este pasado oscuro de hoy un adorado escritor? "Hubiera acabado sabi¨¦ndose igualmente. No ten¨ªa sentido ocultarlo: es mi vida. Al fin y al cabo, sal¨ª de eso, luego venc¨ª".
Se cumpli¨® tambi¨¦n con ¨¦l una de sus premisas: cada d¨ªa, en la vida de uno, hay un momento para cambiar: "No hay otra virtud en la vida que ser valiente. No hay nadie que no vea su oportunidad en la vida; el cambio est¨¢ ah¨ª. Lo que ocurre es que entre el momento y el valor de cambiar hay una separaci¨®n de 200 oc¨¦anos", sentencia.
El n¨²mero 200 lo utiliza tambi¨¦n para intentar cuantificar razones que explican su ¨¦xito, pero ser¨ªan todas falsas. "No lo s¨¦, de verdad; ?me cree?". ?Quiz¨¢ la p¨¦rdida de valores de la sociedad ha facilitado su discurso? "No escribo sobre espiritualidad; en cualquier caso, la tempestad viene ya desde poco antes de la I Guerra Mundial; la desorientaci¨®n de la sociedad es hoy total. ?D¨®nde est¨¢ la alegr¨ªa de vivir? Estamos en unos tiempos en que la gente est¨¢ totalmente controlada vigilada y hastiada". ?La crisis que estamos viviendo purificar¨¢? "Esta sociedad no va a aprender nada de esta crisis econ¨®mica porque las autoridades intervinieron demasiado pronto, la Bolsa ten¨ªa que haber ca¨ªdo y ca¨ªdo para encontrar otra salida... Es mi lado jesu¨ªtico: de una buena purga sales purificado; as¨ª, s¨®lo volveremos a caer m¨¢s pronto que tarde".
La intransigencia imperante es la consecuencia de este estado, seg¨²n Coelho: "Estamos cercados por todo fundamentalismo. Ojo con lo que puede ocurrir en EE UU ahora que ha ganado Obama porque buena parte de su pa¨ªs no lo quiere por ser negro: la violencia f¨ªsica podr¨ªa reaparecer". Tambi¨¦n da ca?a al actual Papa: "Soy cat¨®lico, practicante y pecador, pero este Papa es un desastre: est¨¢ siempre con sus dogmas religiosos y entrometi¨¦ndose en temas pol¨ªticos; es bastante culpable del fundamentalismo cat¨®lico imperante", sentencia.
Con 18 libros publicados, traducidos a 67 lenguas en 160 pa¨ªses, el autor de El alquimista puede permit¨ªrse casi todo en el mundo del libro. Como asegurar "soy un pirata de m¨ª mismo" y defender, con un discurso que dej¨® estupefactos a los responsables de la feria, el free copyright que practica: en su p¨¢gina web puede descargarse alguno de sus t¨ªtulos.
En su caso, como en su vida, debe haber magia: de cada libro as¨ª ofrecido acaba vendiendo luego en papel diez veces m¨¢s. O cien o mil. "No sabemos qu¨¦ pasa m¨¢s all¨¢ de la curva del r¨ªo de la vida; ¨¦sa es la belleza de nuestro mundo; es posible que vaya con una corriente que hoy el sector editorial no sepa o no quiera saber que existe, pero el lector ya no es pasivo y no podemos seguir actuando igual ahora que existe Internet, a menos que queramos que al libro le pase lo de la m¨²sica y el cine", argumenta Coelho, que dedica tres horas diarias a navegar por la red. ?Y los editores entienden la jugada? "No pregunto a los editores, no suelo hacerlo".
Una de las mayores ilusiones de Coelho ahora es retirarse tres meses en un monasterio ("con Internet, eso s¨ª") o volar en un avi¨®n supers¨®nico ("los ej¨¦rcitos del aire canadiense y espa?ol ya me han ofrecido esa posibilidad"). De nuevo, el Coelho dicot¨®mico. "Soy contradictorio, pero eso deber¨ªa ser inherente al ser humano; sin confrontaci¨®n no hay evoluci¨®n; la clave en esta vida es desear algo mucho, pero cuidado porque el universo es amoral; funciona contigo o con tu deserci¨®n".
Para el a?o que viene Coelho prepara El vencedor est¨¢ solo, y llegar¨¢ la versi¨®n cinematogr¨¢fica de Ver¨®nica decide morir. ?Es feliz Coelho? "Depende, hay momentos, pero quiz¨¢ estoy m¨¢s contento que feliz; eso s¨ª, duermo bien".
Babelia
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