Cuando las cosas van de verdad mal
La gravedad de la crisis hace temer a los m¨¢s pesimistas que la recesi¨®n derive en depresi¨®n
Si tiene dificultades para pagar la hipoteca, teme por su puesto de trabajo o ya lo ha perdido, no es aconsejable que lea este art¨ªculo. En ¨¦l se recogen las tesis de quienes piensan que no estamos ante una crisis m¨¢s, ni siquiera ante esa recesi¨®n que ya se reconoce abiertamente, sino ante una gran depresi¨®n econ¨®mica que se extender¨¢ mucho m¨¢s all¨¢ de dos a?os y cuyas consecuencias financieras, sociales y hasta pol¨ªticas cambiar¨¢n el mundo tal y como lo conocemos, adem¨¢s de tener un efecto devastador sobre el Estado del bienestar y la clase media en que se sustenta. Tal vez se equivoquen. O tal vez no.
Nunca se hab¨ªan conjuntado tantos peligros: el hundimiento del sistema financiero, con bancos y Estados de primer nivel al borde de la quiebra, y el empobrecimiento general de grupos de poblaci¨®n que sortearon crisis anteriores sin mayores problemas. Comoquiera que se trata de un fen¨®meno sin precedentes, para tener elementos de comparaci¨®n s¨®lo podemos retrotraernos a la Gran Depresi¨®n posterior a 1929, que sumi¨® al mundo civilizado en una d¨¦cada de penurias y desemboc¨® en la II Guerra Mundial, y m¨¢s recientemente, al llamado corralito, que bloque¨® a finales de 2001 los ahorros de los ciudadanos argentinos, haciendo saltar en pedazos el sistema financiero y poniendo a Argentina en el umbral del Tercer Mundo.
Corralito en la Vieja Europa: Icesave bloque¨® los ahorros de sus clientes
La banca espa?ola tiene sus propias hipotecas 'basura' bajo la alfombra
Los mercados han dado la espalda a la cumbre financiera con m¨¢s desplomes
El rescate est¨¢ trasladando el riesgo de los bancos a los Estados
La ca¨ªda en Bolsa es ya mayor que en el 29 y nadie sabe donde est¨¢ el suelo
Para los que consideren desmedida la comparaci¨®n, o propia de iluminados, tal vez les hubiera convenido entrar en la p¨¢gina web www.icesave.co.uk hace unas semanas. Nada m¨¢s abrirla se pod¨ªa leer: "Actualmente no estamos procesando ninguna petici¨®n de retirada de dinero ni de dep¨®sitos a trav¨¦s de las cuentas de Internet. Sentimos los inconvenientes que les pueda causar a nuestros clientes". Se trata de la p¨¢gina del banco island¨¦s Icesave en el Reino Unido, y en ella se anunciaba sencilla y llanamente que los dep¨®sitos de todos los clientes del pa¨ªs estaban bloqueados. ?Corralito puro y duro, y en la Vieja Europa! Un total de 350.000 ahorradores en el Reino Unido y Holanda, que han depositado m¨¢s de 7.000 millones quedaron atrapados. La quiebra del Estado de Islandia tiene la culpa. El pa¨ªs n¨®rdico no es Argentina. En la ¨²ltima clasificaci¨®n de la ONU de finales de 2007 figura como el pa¨ªs donde mejor se vive en el mundo... o se viv¨ªa. Finalmente, el Gobierno brit¨¢nico ha tenido que acudir al rescate de sus ahorradores.
Nadie dice que la situaci¨®n actual tenga las mismas causas que la del 29 o la argentina, salvo el ¨¢nimo especulativo y la falta de confianza, pero algunos piensan que la herencia que dejar¨¢ sobre la econom¨ªa real puede asemejarse mucho. Entre ese legado negro est¨¢ la desaparici¨®n de riqueza por el desplome continuado de los mercados burs¨¢tiles, el temor de miles de ciudadanos de perder los ahorros que tienen en los bancos, el aumento desorbitado del paro, el empobrecimiento de las familias y las crecientes dificultades de las administraciones p¨²blicas para hacer frente a sus compromisos de pagos, incluyendo los sueldos de funcionarios. Ese paralelismo permite sacar algunas lecciones muy provechosas de lo que pas¨® en el 29 y puede que est¨¦ a punto de ocurrir ahora.
Frente a la legi¨®n de expertos oficiales, que aplauden al un¨ªsono los planes de rescate de la banca como ant¨ªdoto ideal contra esta crisis, otros analistas, ciertamente los menos, estiman que esa intervenci¨®n no servir¨¢ para tapar el enorme agujero negro en el que se ha convertido el sistema financiero.
El economista jefe de HSBC, Stephen King, est¨¢ entre los discrepantes. A diferencia de crisis recientes como la burbuja tecnol¨®gica de comienzos de este siglo o la japonesa de los ochenta, opina King, la actual conjuga los tres elementos que se dieron en la Gran Depresi¨®n: el colapso financiero asociado con bancarrotas de entidades, la restricci¨®n del cr¨¦dito y la desconfianza ciudadana sobre la capacidad de los Gobiernos para solucionar la crisis. "Nadie quiere participar en una danza de la muerte financiera. Muchos se consuelan diciendo que ya se han aprendido las lecciones de la d¨¦cada de los treinta y que hoy ser¨ªa imposible vivir otra gran depresi¨®n. Las posibilidades de que suceda son todav¨ªa peque?as. Pero se olvida con frecuencia que hay que cumplir tres lecciones para evitar la depresi¨®n: primero, inyectar dinero al sistema; segundo, asegurarse de que los Gobiernos coordinen sus pol¨ªticas, y tercero, no permitir que la deuda y el nivel de apalancamiento se disparen. Y, por el momento, s¨®lo se ha atendido a la primera".
En el 29, las cosas sucedieron as¨ª: "Wall Street lanz¨® la toalla y sencillamente se derrumb¨®. Algunos de mis conocidos perdieron millones. Yo tuve m¨¢s suerte. Lo ¨²nico que perd¨ª fueron 240.000 d¨®lares (o 120 semanas de trabajo, a 2.000 d¨®lares por semana). Habr¨ªa perdido m¨¢s, pero era todo el dinero que ten¨ªa. El d¨ªa del hundimiento final, mi amigo, anta?o asesor financiero y astuto comerciante, Max Gordon, me telefone¨® desde Nueva York. Todo lo que dijo fue: '?La broma ha terminado!'. Antes de que yo pudiese contestar, el tel¨¦fono se hab¨ªa quedado mudo... se suicid¨®. En toda la bazofia escrita por los analistas del mercado me parece que nadie hizo un resumen de la situaci¨®n de una manera tan sucinta como mi amigo el se?or Gordon. En aquellas palabras lo dijo todo". La cita proviene de un art¨ªculo de Groucho Marx que es posiblemente el m¨¢s l¨²cido an¨¢lisis que se ha hecho del 29.
El genial actor se arruin¨® como miles de ciudadanos. Ahora son millones los que est¨¢n perdiendo sus ahorros o el complemento de sus pensiones en los parqu¨¦s burs¨¢tiles, aunque posiblemente a¨²n no sean conscientes de ello. En los treinta, apenas un 4% de la poblaci¨®n invert¨ªa sus ahorros a trav¨¦s de los agentes de cambio y Bolsa. Actualmente, el 47% de la poblaci¨®n, bien directamente o bien a trav¨¦s de fondos de pensiones o de inversi¨®n, tiene ahorros en los mercados de valores, que se est¨¢n esfumando. S¨®lo dos fondos de pensiones espa?oles est¨¢n en positivo este a?o, por ejemplo.
La volatilidad y el quebranto sufrido son, para algunos analistas, ya similares a los de hace 79 a?os. Incluso las p¨¦rdidas de Wall Street de la semana del 6 al 10 de octubre pasado superaron a las de la llamada Semana Negra del crash del 29. Nos hemos acostumbrado a movimientos s¨ªsmicos diarios de hasta el 10%, impensables hace unos meses. Volkswagen es el s¨ªmbolo de esa irracionalidad casi surrealista de los mercados. Pese a la crisis general de las firmas automovil¨ªsticas, un movimiento especulativo la convirti¨® el 28 de octubre en la compa?¨ªa con mayor valor burs¨¢til del mundo, llegando a valer m¨¢s que las 20 mayores compa?¨ªas del Ibex juntas.
En Espa?a, todos los valores que componen el Ibex menos uno han tenido rentabilidad negativa, y 27 de las 35 firmas han perdido m¨¢s de la mitad de su valor en dos a?os. Si tiene dinero en Bolsa, puede extraer una lecci¨®n de la debacle del 29, y hacer o¨ªdos sordos a quienes le animen a comprar gangas ante los bajos precios que han tocado los principales valores. Nadie puede asegurar si esta es una oportunidad de compra o si lo peor puede estar por venir. Quien compr¨® acciones en 1929 debi¨® vivir hasta 1954 para recuperar su inversi¨®n. Pero a quien pens¨® que despu¨¦s del crash pod¨ªa forrarse no le fue mucho mejor porque el desplome continu¨® hasta julio de 1932, cuando el Dow Jones volvi¨® a niveles de 1800, perdiendo el 90% de su valor respecto a los m¨¢ximos del feliz 1929. Este dato derriba una de las falacias financieras m¨¢s extendidas, la de que, pese a las fluctuaciones, la Bolsa es siempre la inversi¨®n m¨¢s rentable a largo plazo. Nadie sabe d¨®nde est¨¢ la Bolsa y si ha tocado suelo.
El economista y profesor Nouriel Roubini, uno de los pocos que pronosticaron el actual crash financiero, va m¨¢s lejos: "Aunque los mercados saben ya que las administraciones van a hacer todo lo que est¨¢ en su mano, no reaccionan, seguir¨¢n cayendo. Se han convertido en una fuerza destructiva, el p¨¢nico se ha apoderado de ellos, ya no funcionan. Cada vez estoy m¨¢s convencido de que hace falta un cortocircuito, un cierre temporal de los mercados para recomponer las cosas", dec¨ªa en una entrevista con EL PA?S.
En el 29 se hizo c¨¦lebre el chiste de los recepcionistas de los principales hoteles de Nueva York. Cuando un hombre de negocios iba a registrarse le preguntaban: "?Quiere usted la habitaci¨®n para pasar la noche o para tirarse por la ventana? En el segundo caso, le rogamos que pague por adelantado". En 2008 no hay constancia de que haya aumentado la tasa de suicidios entre los brokers financieros. No es de extra?ar. Pese a haber causado la ruina a los accionistas de sus firmas, se han embolsado indemnizaciones multimillonarias. Como dice una vi?eta c¨®mica que circula por Internet, "en el 29 los banqueros se tiraban por la ventana y ahora tiran la casa por la ventana".
Muchos m¨¢s motivos de preocupaci¨®n que los banqueros tienen ahora sus clientes. Temen por su dinero. La quiebra de Lehman Brothers en septiembre pasado dispar¨® todas las alarmas al dejar a miles de clientes sin su inversi¨®n, entre ellos alrededor de 5.000 espa?oles que siguen pugnando por recuperar 3.000 millones de euros.
"No puede haber otro Lehman", clamaron los banqueros, asustados. Y los Gobiernos corrieron al rescate con un cheque en blanco firmado, claro est¨¢, por el sufrido contribuyente. Los fondos inyectados a los bancos tratan de evitar precisamente lo ocurrido en la Gran Depresi¨®n, cuando 3.000 bancos suspendieron pagos y los ahorradores vieron esfumarse 140.000 millones de d¨®lares.
Desde las tribunas oficiales dicen que, gracias a los planes de rescate que no hubo entonces, esa situaci¨®n no se repetir¨¢, y que el sistema financiero se estabilizar¨¢ en 2009 o a lo sumo en 2010. Por el momento, un total de 17 entidades bancarias estadounidenses han quebrado. A excepci¨®n de Lehman, las m¨¢s grandes se han librado de la bancarrota gracias al dinero p¨²blico (Bear Stearns, Northern Rock, Fannie Mae, Freddie Mac, Alliance & Leicester, Merrill Lynch, AIG, HBOS, Washington Mutual, Fortis, Dexia, Bradford & Bingley, Hypo Real Estate, Wachovia). Pero ?cu¨¢l es el l¨ªmite de las arcas de los Estados para tapar el agujero financiero? S¨®lo los planes de rescate anunciados hasta ahora van a movilizar m¨¢s de tres billones de euros y, como dice, Merrill Lynch en su ¨²ltimo informe, lo malo de estas intervenciones es que tienden a expandirse por la petici¨®n de otros sectores, como el del autom¨®vil, y nunca se sabe d¨®nde est¨¢ el final.
Pese a ello, la pr¨¢ctica totalidad de la clase pol¨ªtica, economistas y opin¨®logos han adoptado el dogma de que esos planes son infalibles y que el sistema financiero est¨¢ a salvo. Sus pron¨®sticos no son muy fiables. Al comienzo de la crisis, en el verano de 2007, los mismos actores afirmaron que la inyecci¨®n de miles de millones desde los bancos centrales y la Reserva Federal contendr¨ªa el derrumbe del sistema financiero. Y la crisis se agrav¨®. Luego probaron con el recorte de tipos de inter¨¦s, y tampoco funcion¨®. ?Por qu¨¦ confiar ahora en la efectividad de los planes puestos en marcha por los mismos que erraron antes?
Algunos mercados ya han dado su respuesta empezando a dar la espalda a los planes pol¨ªticos. Lo demostraron tras el anuncio del Plan Paulson y lo volvieron a demostrar tras la cumbre financiera de Washington celebrada el 15 de noviembre y llamada a apuntalar el sistema. Wall Street ha vuelto a desplomarse, siendo los bancos los valores m¨¢s castigados.
En Espa?a, la solvencia de la banca se ha convertido en un auto de fe, incontrovertible. La banca nacional es la m¨¢s s¨®lida del mundo porque no est¨¢ expuesta a los riesgos de las hipotecas subprime de EE UU y ha sido sometida a la estricta supervisi¨®n en materia de riesgos del Banco de Espa?a.
Pero bancos y cajas esconden bajo la alfombra sus propias hipotecas basura. Cada hogar espa?ol tiene que destinar el 48,7% de su renta (el 37% si pueden acogerse a deducciones fiscales) para pagar la hipoteca, un ratio muy superior al que, por ejemplo, tienen que afrontar los estadounidenses para pagar sus famosas subprime. No hay que trabajar en el Instituto Nacional de Estad¨ªstica para comprender que entre los m¨¢s de ocho millones de hipotecas concedidas en los ¨²ltimos cinco a?os, miles de ellas fueron firmadas por mileuristas, inmigrantes o parejas con empleos poco estables que ahora est¨¢n engrosando las listas del Inem a velocidad vertiginosa y no podr¨¢n hacer frente a los pagos. No pueden poner sus casas en venta porque se han depreciado y porque los que podr¨ªan comprarlas esperar¨¢n a que bajen m¨¢s para hacerlo.
Los que suscribieron hipotecas crecientes, un producto muy de moda hace tres a?os, con las primeras cuotas muy bajas, para dar facilidades a parejas j¨®venes e inmigrantes lo tienen a¨²n peor. Las cuotas han crecido ya m¨¢s del 50% y se han convertido en una trampa mortal. Se estima que unas 180. Los desahucios ya han comenzado a gotear. Un informe del Consejo General de Poder Judicial alerta de que las ejecuciones hipotecarias se han duplicado en el primer trimestre. Es s¨®lo cuesti¨®n de tiempo que aumenten los sonajeros, como se conoce en la jerga bancaria a aquellos clientes que llegan a la sucursal agitando las llaves del piso o del coche y dicen: "Qu¨¦datelo, no puedo pagarlo".
Las familias deben un bill¨®n de euros en hipotecas y la morosidad se ha triplicado en un a?o hasta el 2,5%. Un informe de ING se?ala que a partir del 15% de morosos, el sistema se derrumbar¨ªa. El presidente de Caixa Catalunya, Narc¨ªs Serra, no descarta que se llegue al 9% en esta crisis. Nadie puede decir d¨®nde llegar¨¢.
A la deuda de las familias, la banca espa?ola une el riesgo de los 400.000 millones que le adeudan inmobiliarias y constructoras, de forma que m¨¢s del 60% de los pr¨¦stamos que tienen concedidos los bancos est¨¢n relacionados con el ladrillo. Y si el riesgo es tanto, hasta el punto de que el Estado les ha ofrecido 150.000 millones de euros en fondos y avales, ?por qu¨¦ los bancos espa?oles son los ¨²nicos que siguen presumiendo de beneficios y repartiendo dividendos?
Seguramente la primera raz¨®n es que est¨¢n muy bien gestionados, como coinciden sus directivos, el Gobierno y hasta la oposici¨®n. Aunque tambi¨¦n, en algunos casos, haya causas menos loables, como que den por buenos en sus balances muchos cr¨¦ditos que no lo sean tanto. As¨ª sucede con las deudas que tienen contra¨ªdas las inmobiliarias, y que son renegociadas a medida que se cumplen los vencimientos al no poder afrontar los pagos. Es el caso de Metrovacesa (8.000 millones), Reyal Urbis (4.700 millones), Colonial (8.900 millones) o Sacyr Vallehermoso (18.500 millones), entre otras muchas. Si los bancos exigieran el pago en los plazos convenidos, abocar¨ªan a una cadena de suspensiones de pagos (actual concurso de acreedores) y, como ocurri¨® con Martinsa-Fadesa, no tendr¨ªan m¨¢s remedio que provisionar las p¨¦rdidas en sus balances, que perder¨ªan ipso facto su brillo fulgurante.
Wolfgang M¨¹nchau, principal columnista de Financial Times, escrib¨ªa el pasado 20 de julio: "El colapso de Martinsa-Fadesa ha sido un recordatorio, si es que alguien lo necesitaba, del masivo crash inmobiliario espa?ol que se avecina. El desastre financiero y econ¨®mico es casi inevitable. No se dejen enga?ar por el hecho de que los bancos espa?oles no tengan posiciones en las subprime norteamericanas. Estar expuesto a las hipotecas espa?olas es probablemente peor". As¨ª que tal vez los bancos y cajas espa?oles no sean tan seguros ni inmunes a la bancarrota.
Los problemas de los bancos no suelen formar parte de las tertulias de caf¨¦ o de vecindario. Salvo que los tertulianos teman por la seguridad de sus dep¨®sitos. Hasta diciembre de 2001, Argentina era conocida por el tango y por Maradona. El 1 de diciembre de ese a?o, el ministro de Econom¨ªa, Domingo Cavallo, anunci¨® un paquete de medidas que inclu¨ªa la prohibici¨®n a los ciudadanos de sacar de las cuentas m¨¢s de 250 pesos cada semana para evitar as¨ª la masiva fuga de dep¨®sitos. A la medida se le llam¨® corralito, y ha quedado como definici¨®n universal del bloqueo de los ahorros. Largas colas frente a las sucursales, saqueo de cajeros, ca¨ªda del comercio en un 50%, impago de los sueldos de los funcionarios y un paro brutal fueron las consecuencias visibles del corralito. La m¨¢s sustancial fue la desaparici¨®n del grueso de la clase media, que nunca volvi¨®.
La sombra del corralito planea ahora sobre Europa. El lunes 17 de septiembre de 2007, miles de clientes de Northern Rock, un banco ingl¨¦s especializado en hipotecas, hac¨ªan cola para sacar su dinero. El banco finalmente no pudo afrontar las retiradas, y el Gobierno decidi¨® nacionalizarlo en febrero de este a?o. En EE UU se intervino el Washington Mutual en septiembre. El banco se hab¨ªa quedado sin liquidez. En diez d¨ªas, sus atemorizados clientes retiraron 16.700 millones de d¨®lares.
Para calmar ese p¨¢nico, en octubre pasado todos los Gobiernos decidieron aumentar la garant¨ªa sobre los dep¨®sitos. Incluso as¨ª, ?est¨¢n realmente seguros los ahorros? La respuesta es que s¨ª, pero si los planes de rescate fallan (aunque sean infalibles) y alguna gran entidad de cr¨¦dito quiebra, no lo est¨¢n tanto. El volumen de dep¨®sitos es tal que ning¨²n Estado tendr¨ªa capacidad para atender a una retirada masiva de efectivo. S¨®lo para hacerse una idea, el banco holand¨¦s ING (que goza de la mayor solvencia crediticia) tiene dep¨®sitos por 614.000 millones, equivalentes a m¨¢s de lo que produce la econom¨ªa holandesa en un a?o. Si se desatase el p¨¢nico y la gente acudiese masivamente a la ventanilla de su banco para sacar los ahorros, s¨®lo queda el camino de la nacionalizaci¨®n, de la que ya hay un reguero de casos (AIG, Mutual, Northern, BPN...), o del corralito. Eso es as¨ª por definici¨®n en la banca, incluso en los momentos m¨¢s boyantes, de ah¨ª que garantizar los dep¨®sitos es la mejor forma de que no haya ese p¨¢nico.
La peor cara de la crisis es el paro masivo. Y ha llegado para quedarse pese a los planes de inversi¨®n p¨²blica. "Suponga que usted debe emplear un trabajador, y que s¨®lo un hombre desea el empleo. Debe pagarle lo que pida. Pero suponga que hay cien hombres, y esos cien quieren ese empleo. Suponga que tienen hijos y que esos hijos tienen hambre. Suponga que una moneda de diez c¨¦ntimos compra al menos una papilla para esos hijos. Ofr¨¦zcales solamente diez c¨¦ntimos y se matar¨¢n unos a otros por conseguir el puesto". La cita es de Las uvas de la ira, el libro de John Steinbeck que describe las penurias de los Joad, una familia de granjeros a los que la Gran Depresi¨®n los dej¨® sin tierra, sin casa y en busca de trabajo. Lo m¨¢s revelador de la cita es que se escribi¨® en 1939, 10 a?os despu¨¦s del crash, cuando la tasa de desempleo era a¨²n del 15%. No fueron las obras p¨²blicas impulsadas por el new deal del presidente Roosevelt las que hicieron desaparecer el desempleo, sino la II Guerra Mundial, que moviliz¨® a 12 millones de j¨®venes. Los Gobiernos apuntan ahora a la misma soluci¨®n m¨¢gica con renovados new deal: inversi¨®n y ayudas p¨²blicas para paliar la ralentizaci¨®n en la actividad privada. Pero sin una guerra mundial en ciernes, el paro no ceder¨¢. Los puestos que se destruyen ahora a toda velocidad pueden tardar mucho en recuperarse, incluso una d¨¦cada.
De ese marasmo laboral nadie est¨¢ libre, ni los funcionarios. En Argentina, miles de docentes, m¨¦dicos y empleados de las administraciones de provincias vieron retrasado el pago de sus n¨®minas. Aqu¨ª, los ayuntamientos y las autonom¨ªas ya comienzan a sufrir esa asfixia financiera. Los profesores universitarios de Valencia y Madrid ya han denunciado que sus n¨®minas est¨¢n en peligro. Las entidades locales se han vuelto las primeras morosas. Las contratas de limpieza, seguridad y otras tardan m¨¢s de ocho meses en cobrar. Ayuntamientos como el de Madrid han suspendido las obras p¨²blicas. En las crisis, los funcionarios est¨¢n a resguardo. Nadie est¨¢ seguro en una depresi¨®n.
Espa?a ser¨¢ uno de los pa¨ªses que lo pasar¨¢n peor. La OCDE pronostic¨® esta semana un retroceso de la econom¨ªa del 0,9% y un 14% de paro para 2009. En el FMI son a¨²n m¨¢s catastrofistas. Al sector de la construcci¨®n, dado ya por muerto, est¨¢ a punto de un¨ªrsele el del autom¨®vil, que ha activado el eyector laboral con la regulaci¨®n de 10.000 empleados, y hay quien teme que aprovechen la crisis para desmontar la tienda e irse para siempre.
Tampoco es ¨¦ste un an¨¢lisis alarmista. Basta mirar la p¨¢gina web oficial de General Motors. En un v¨ªdeo titulado GM lo cuenta tal como es, la compa?¨ªa apunta un panorama apocal¨ªptico si el Gobierno estadounidense no accede a aprobar un rescate para la industria automovil¨ªstica, en el que m¨¢s de tres millones de personas perder¨ªan su puesto de trabajo, y otras tantas, el seguro m¨¦dico y hasta la pensi¨®n.
Puede que el enfoque de este art¨ªculo yerre. Puede que los planes de rescate funcionen, que la econom¨ªa se recupere y que se creen millones de puestos de trabajo. Y que estemos, por tanto, ante un simple ejercicio de econom¨ªa ficci¨®n, un g¨¦nero que cuenta con muchos adeptos, a juzgar por algunas afirmaciones. "La crisis de las hipotecas de EE UU no va a afectar de forma importante a la econom¨ªa espa?ola" (Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, presidente del Gobierno, 22 de agosto de 2007). "En pocos a?os, entre el 2010 y el 2012 vamos a conseguir en Espa?a el pleno empleo" (Jes¨²s Caldera, ministro de Trabajo, 16 de julio de 2007).
Pero si finalmente ocurre lo peor, qued¨¦monos con el consejo de Groucho Marx, al poco de arruinarse en el crash del 29: "Creo que el ¨²nico motivo por el que segu¨ª viviendo fue el convencimiento consolador de que todos mis amigos estaban en la misma situaci¨®n. Incluso la desdicha financiera, al igual que la de cualquier otra especie, prefiere la compa?¨ªa". -
El l¨ªmite de la ayuda p¨²blica
Todo lo mortal se arregla con dinero, reza el dicho popular. Los Gobiernos han reformulado el aserto para convertirlo en todo se arregla con deuda p¨²blica: ayudas a los bancos, al autom¨®vil, a las pymes, a las familias que no pueden pagar la hipoteca, a los parados.
El ¨²ltimo informe de Merrill Lynch del pasado 12 de noviembre se hace la siguiente pregunta ir¨®nica: "?Por qu¨¦ todos los Gobiernos no se limitan sin m¨¢s a enviar un cheque de un mill¨®n de d¨®lares a cada uno de sus ciudadanos para protegerles de la crisis financiera global?". El informe responde a la pregunta asegurando que en 2009 los Gobiernos comenzar¨¢n a darse cuenta de que el endeudamiento p¨²blico tiene un l¨ªmite cuando empiecen a dispararse los tipos de la deuda o se desplome la divisa, por ejemplo.
La firma de inversi¨®n indica que s¨®lo el coste de tapar el agujero financiero supondr¨¢ una media del 13% del Producto Interior Bruto de los pa¨ªses. El documento alerta de que la carrera de expansi¨®n fiscal a la que se han lanzado los Estados para hacer frente al colapso financiero traslada inevitablemente el riesgo del ¨¢mbito privado al p¨²blico. "Despu¨¦s de todo, en una econom¨ªa el riesgo s¨®lo puede ser transferido, no eliminado". Es decir, que ya no ser¨¢n los bancos los que est¨¦n en peligro de quiebra, sino los propios Estados.
En Espa?a, la ampliaci¨®n de capital del Banco Santander por 7.000 millones, recibida con un desplome de m¨¢s del 30% en su cotizaci¨®n desde su anuncio, puede ser el toque de queda para el resto de entidades bancarias, que, ante la desconfianza de los inversores, hasta podr¨ªan plantearse acudir a los planes del Estado para su recapitalizaci¨®n que hacerlo por sus propios medios.
Los riesgos de dejar en manos del Estado la financiaci¨®n del sistema son muchos. El primero del que alerta el informe es la incursi¨®n en d¨¦ficit p¨²blicos desmesurados: en 2009, el de EE UU llegar¨¢ al 7%, y el de la eurozona, al 4% (Espa?a puede alcanzar el 4,2%), haciendo a?icos el compromiso del Tratado de Maastricht de mantener el d¨¦ficit por debajo del 3%. Los Estados tendr¨¢n que pelear con las entidades privadas para colocar sus emisiones de deuda y se producir¨¢ el tan temido efecto expulsi¨®n (crowding out): cuanto m¨¢s capital se requiera desde el ¨¢mbito p¨²blico, de menos capital dispondr¨¢n las empresas para su funcionamiento.
Para acabar de rizar el rizo, comienza a asomar el fantasma de la deflaci¨®n, la ca¨ªda continuada de los precios por la falta de demanda y retroceso del consumo. Cuando una econom¨ªa entra en el bucle de la deflaci¨®n, nunca se sabe cu¨¢ndo va a salir. Jap¨®n, con tipos de inter¨¦s cero, estuvo en esa fase durante toda la d¨¦cada de los noventa. Y a¨²n no se ha recuperado.
Tanto Merrill Lynch como UBS (informe del 13 de noviembre) cuestionan que el sistema monetario europeo vaya a permanecer intacto. En anteriores crisis, pa¨ªses como Espa?a recurr¨ªan a la devaluaci¨®n de moneda para ganar competitividad. Como esa medida es imposible con el euro, no queda m¨¢s remedio que emitir deuda. Pero las necesidades son muy diferentes seg¨²n se trate de pa¨ªses como Alemania, Francia o Espa?a. As¨ª que, en caso de un endeudamiento excesivo de alg¨²n pa¨ªs, ser¨ªa necesario que el conjunto de la UE saliera al rescate o garantizara la deuda nacional de los Estados con m¨¢s dificultades. Una medida que pondr¨ªa a prueba toda la UE.
La otra alternativa ser¨ªa expulsar de la Uni¨®n Monetaria a los pa¨ªses. Seg¨²n UBS, el remedio ser¨ªa mucho peor que la enfermedad. Los Estados que se salieran del euro y devaluaran su moneda provocar¨ªan el proteccionismo con una imposici¨®n de aranceles para compensar esa devaluaci¨®n. Las econom¨ªas fuera del euro se desplomar¨ªan, se producir¨ªan des¨®rdenes sociales y pa¨ªses como B¨¦lgica o Espa?a podr¨ªan ver c¨®mo se agravan las amenazas separatistas. -
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