El Atl¨¦tico paga su racaner¨ªa

El Atl¨¦tico se llev¨® de Soria un punto, un empate y solo eso, aunque a diez segundos del final ten¨ªa los tres puntos y la victoria pese a que hab¨ªa despachado el partido con desd¨¦n, a la ligera, casi sin esmero. Aguirre, el equipo, todo el Atl¨¦tico, se presentaron en Soria con la intenci¨®n, con la obsesi¨®n, de dejar su porter¨ªa a cero y en ello estuvieron casi hasta el final, pero el Numancia tuvo tres palos, otro penalti no se?alado y un gol fantasma. El gol, de penalti y al final, puso a cada uno en su sitio, aunque la racaner¨ªa del Atl¨¦tico podr¨ªa haber merecido un castigo mayor.

La primera ocasi¨®n la tuvo el Numancia, a bal¨®n parado, intrascendente, pero sirvi¨® para perder el aire funcionarial y la sensaci¨®n de estar en Primera de prestado. Quero comenz¨® a tomar contacto con el juego, a buscar a Perea, al que, a poco que le amagase, le part¨ªa la cintura. La consigna era tirar desde cualquier sitio y por poco espacio que hubiera. El choque era del Numancia y el Atl¨¦tico se dejaba dominar, aguantaba atr¨¢s, incluso Maniche, Ag¨¹ero o Sim?o aparec¨ªan en la defensa para echar una mano y se ausentaban de su puesto habitual de trabajo. No hab¨ªa ocasiones, no hab¨ªa peligro, no hab¨ªa casi nada.

Tuvo Ag¨¹ero que acercarse a esperar el rechace de un saque de esquina, corri¨®, aguant¨® un par de patadas y le entreg¨® un bal¨®n casi perfecto a Forl¨¢n, que lo estrell¨® en la manopla del portero. Hab¨ªa sido algo aislado, aislad¨ªsimo, porque el empe?o segu¨ªa siendo el mismo: guardar el empate y esperar a tener una. Mientras tanto, el Numancia no paraba. Probaba sin descanso la banda de Perea para llegar hasta Leo Franco. All¨ª se juntaban Barquero y Quero para ahogar al colombiano y generar todo el peligro que hab¨ªa en el c¨¦sped. Pero el Numancia tiene, como equipo peque?o, un problema con el gol. Y, en ¨¦sas, Sim?o se cambi¨® de barrio, se fue hasta la banda derecha, le lleg¨® una pelota, la primera, y coloc¨® un pase prodigioso a Forl¨¢n. Le dej¨® solo ante Juan Pablo y el uruguayo acarici¨® el cuero para dejarlo en la red.

El gol hab¨ªa llegado en la segunda ocasi¨®n, a la media hora de partido. El plan de Aguirre quedaba ratificado y a partir de ah¨ª hab¨ªa hasta que exagerarlo sin ning¨²n complejo. Forl¨¢n pudo volver a marcar un minuto despu¨¦s, pero el gol era margen m¨¢s que suficiente, pensaba Aguirre, para dedicar la hora de futbol y fr¨ªo que quedaba a aguantar y pensar en el partido de la Champions del mi¨¦rcoles.

El Numancia insisti¨® en su ¨¢nimo, en sus ganas, y todo dictaba que si el Atl¨¦tico no remataba la faena estaba destinado a sufrir. Goiria prob¨® a Leo Franco de lejos, Ortega envi¨® un cabezazo al larguero, Kresic mov¨ªa el banco y a?ad¨ªa calidad a su ataque con Bellvis, Nagore y Brit repet¨ªan con el palo -al final, fueron tres-, Leo Franco sacaba sobre la l¨ªnea o de dentro un cabezazo de Goiria... El Atl¨¦tico estaba acorralado, pero la aplicaci¨®n era la misma, tibia, destensada y esperando el final, la victoria, los tres puntos y al PSV Eindhoven.

Y, a diez segundos del final, Perea empuj¨® a un delantero, el ¨¢rbitro pit¨® el penalti y Barkero lo convirti¨® en el empate.