Cascos y su pandilla
Lo m¨¢s llamativo del supuesto mensaje telef¨®nico por el que el antiguo vicepresidente del Gobierno Francisco ?lvarez-Cascos ha tenido que comparecer ante el juez no son los infundios sobre la constructora Sacyr, ni sobre un posible pacto con el partido socialista para no declararse en quiebra antes de las elecciones; lo m¨¢s llamativo es, por el contrario, la expresi¨®n con la que ?lvarez-Cascos termina su presunto apocal¨ªptico mensaje: "?P¨¢salo!". Es decir, que bajo ese aspecto de hombre feroz e intransigente que no ha dejado de cultivar desde sus a?os m¨¢s rutilantes en la pol¨ªtica se esconden las maneras de un adolescente que se manifiesta al menor descuido. Dada su experiencia, su trayectoria personal e, incluso, su proclamada ideolog¨ªa, lo l¨®gico hubiera sido esperar que, deseoso de compartir un notici¨®n financiero, real o inventado, ?lvarez-Cascos escribiera al final de su mensaje: "?Avisa a los mercados!". Ese "?P¨¢salo!" demuestra que el adolescente se impuso al tibur¨®n de los negocios en el que se ha convertido el antiguo azote de los socialistas.
Claro que la cotizaci¨®n de la constructora Sacyr cay¨® un 12% en dos d¨ªas y que, seg¨²n la compa?¨ªa, ese descenso fue resultado directo del mensaje. Los jueces investigan en estos momentos si sali¨® del tel¨¦fono m¨®vil de ?lvarez-Cascos o si ¨¦ste fue una simple estaci¨®n de paso, que lo recibi¨® del aparato de alg¨²n colega y que sirvi¨® para seguir adelante con el juego de transmit¨ªrselo a otras almas gemelas. Si alg¨²n d¨ªa se llegara a saber la lista de destinatarios del mensaje a partir del tel¨¦fono de ?lvarez-Cascos, tal vez se descubriera que Espa?a est¨¢ a merced de una pandilla de criaturas que cultivan la imagen de hombres rudos e inflexibles.
Si se diera el caso, habr¨ªa que tomar medidas en estos tiempos de crisis; medidas como, por ejemplo, establecer algo as¨ª como una licencia para el uso de tel¨¦fonos m¨®viles semejante a la que se exige para portar armas. Porque a fuerza de pasar mensajes, estos adolescentes emboscados tras la fachada de antiguos dirigentes pol¨ªticos y grandes figuras de la empresa podr¨ªan, juega que te juega con las teclas del tel¨¦fono, llevar literalmente el pa¨ªs a la ruina.
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