Un ligero aire de cambio en Miami
El 1 de enero de 2009 se cumple el 50? aniversario de la revoluci¨®n cubana. Apenas tres semanas despu¨¦s, Barack Obama tomar¨¢ posesi¨®n de la Casa Blanca con s¨®lo un problema en com¨²n con los diez presidentes que le antecedieron: un Gobierno en La Habana presidido por uno de los hermanos Castro.
Obama, sin duda, se enfrenta a un Estados Unidos colmado de dificultades que exigir¨¢n su m¨¢xima atenci¨®n. As¨ª y todo, debe implementar r¨¢pidamente lo que, con relaci¨®n a Cuba, prometi¨® en Miami el pasado 23 de mayo: "De inmediato autorizar¨¦ los viajes a la isla y las remesas por razones familiares sin restricci¨®n alguna". Debe revertir las restricciones impuestas por la Administraci¨®n Bush en 2004: un viaje cada tres a?os, y solamente si se trata de familiares por l¨ªnea sangu¨ªnea directa, y limitaci¨®n de las remesas a ¨¦stos a un monto de 1.200 d¨®lares al a?o. Tambi¨¦n debe, y ya es hora, trazar una pol¨ªtica audaz respecto a La Habana.
Barack Obama ha conseguido m¨¢s apoyo entre los cubanos de EE UU que Gore y Kerry
Liberar los viajes familiares y las remesas puede parecer poca cosa pero no lo es. Bien pudiera alterar el orden de los factores de manera tal que se alterara el producto. En 1979 m¨¢s de 100.000 cubanoamericanos viajaron a la isla por razones familiares y, de paso, desataron una de las situaciones pol¨ªticas m¨¢s dif¨ªciles encaradas por el r¨¦gimen. El ¨¦xodo por el puerto del Mariel de unos 125.000 ciudadanos -casi todos j¨®venes- no s¨®lo puso al desnudo las tensiones en la sociedad cubana, sino que desluci¨® la imagen de Cuba considerablemente.
Hoy la sociedad cubana es mucho m¨¢s fr¨¢gil y, por tanto, la simple reversi¨®n a las regulaciones existentes antes de 2004 -viajes una vez al a?o y remesas por un m¨¢ximo de 1.200 d¨®lares al a?o incluyendo tambi¨¦n a t¨ªos, primos y sobrinos- le vendr¨ªa a La Habana como anillo al dedo. Aliviar¨ªa necesidades humanitarias y materiales sin demasiados trastornos pol¨ªticos.
Pero ?cu¨¢l fue la actitud del electorado cubanoamericano en los comicios del 4 de noviembre? Tal vez el ¨²nico nubarr¨®n ese d¨ªa fue la derrota de Ra¨²l Mart¨ªnez y Joe Garc¨ªa -dem¨®cratas cubanoamericanos- frente a los hermanos Lincoln y Mario D¨ªaz-Balart. En cuanto a la reelecci¨®n de Ileana Ros-Lehtinen se daba por sentada. No obstante, y pese a la victoria de esos tres republicanos, los resultados del 4 de noviembre apuntan algunos cambios en el electorado cubanoamericano.
La encuesta a pie de urna llevada a cabo por Bendixen y Asociados con casi 12.000 votantes -incluyendo unos 3.900 cubanoamericanos- en el condado de Miami-Dade nos brinda una perspectiva nueva. Aunque el 65% de los cubanoamericanos vot¨® por John McCain, Obama arras¨® en ese condado, 58-42, y gan¨® en Florida, 51-48. Al igual que Bill Clinton en 1996, un 35% del voto cubano le bast¨® para sumar los 27 votos electorales de ese Estado.
Adem¨¢s, los cubanoamericanos que optaron por Obama muestran un perfil con futuro: el 61% naci¨® en Estados Unidos, el 65% tiene entre 18 y 29 a?os, un 58% emigr¨® despu¨¦s de 2000 y el 49% sali¨® de Cuba en los a?os noventa. As¨ª que la ventaja republicana se debi¨® principalmente a los mayores de 50 a?os y al exilio hist¨®rico, en ambos casos, sobrerepresentados electoralmente.
En 2007, una encuesta de la Florida International University -la octava desde 1991 entre cubanoamericanos- arroj¨® que un 55% favorec¨ªa el levantamiento pleno de las restricciones a los viajes, mientras que s¨®lo un 46% lo hac¨ªa en la encuesta anterior de 2004. Al mismo tiempo, el 43% se opon¨ªa al embargo, un salto de nueve puntos en tres a?os. Desde finales de los noventa, las tendencias a favor de un di¨¢logo nacional entre cubanos sin la participaci¨®n de Estados Unidos han sido mayoritarias. Por ¨²ltimo, los que emigraron a partir de 1985 y los nacidos en Estados Unidos se inclinan, mayormente, por la apertura.
Por supuesto, este argumento se habr¨ªa fortalecido dram¨¢ticamente si tan s¨®lo uno de los cubanoamericanos dem¨®cratas hubiera ganado. Pero tampoco se puede tapar el sol con un dedo. El Miami cubano est¨¢ en transici¨®n y, tarde o temprano, lo constataremos tambi¨¦n en las urnas. Si bien los que esgrimen la llamada l¨ªnea dura frente a La Habana han prevalecido hasta ahora en las elecciones y ante Washington, las cosas podr¨ªan cambiar y, de hecho, no ser¨¢n del todo igual bajo el Gobierno de Obama.
Aunque sobran las razones humanitarias para autorizar los viajes y las remesas a Cuba sin restricci¨®n alguna, tambi¨¦n abundan las pol¨ªticas. Obama recuper¨® el voto cubanoamericano a los niveles de Clinton, superando con creces a los de Al Gore (18%) y John Kerry (25%). Por dem¨¢s, el 35% que apoy¨® a Obama es partidario del levantamiento de las restricciones y representa la base cubanoamericana del Partido Dem¨®crata. La plena libertad de viajes y remesas a Cuba pudiera alterar, igualmente, el orden de los factores en el sentido de acentuar la tendencia creciente a favor de los dem¨®cratas en el Miami cubano.
En su momento, el presidente Obama har¨¢ una evaluaci¨®n de la pol¨ªtica de Estados Unidos hacia Cuba que depender¨¢, en parte, de lo que haga, o deje de hacer, el Gobierno cubano. Mientras tanto, lo de los viajes y las remesas bien pudiera desvelar que, a pesar de todo, la apertura es la verdadera l¨ªnea dura.
Marifeli P¨¦rez-Stable es vicepresidenta de Di¨¢logo Interamericano, en Washington, y profesora de la Florida International University, en Miami.
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