Nazis sin ideas, terroristas sin Estado
Un pu?ado de pol¨¦micos filmes sobre su historia reciente conquista la taquilla alemana
Nada parece fascinar m¨¢s a Alemania que los episodios violentos de su historia reciente. Especialmente del nazismo y, de la etapa republicana posterior a la debacle de 1945, los "a?os de plomo" del terrorismo izquierdista. Aspectos como el grado de culpa del alem¨¢n medio en el asesinato de seis millones de jud¨ªos o el car¨¢cter represivo y popular de la dictadura han causado innumerables pol¨¦micas entre historiadores y otros intelectuales. Algunos muy conocidos, como G¨¹nter Grass, se especializaron en advertir de los peligros alemanes y en se?alar presuntos criptonazis. En una comentad¨ªsima "ruptura del tab¨²", Grass confes¨® en 2006 que ¨¦l mismo hab¨ªa pertenecido en su juventud a la sangrienta Waffen-SS.
Dennis Gansel: "Trato de mostrar la fascinaci¨®n del fascismo"
Y esa fascinaci¨®n ha saltado al cine. El enorme ¨¦xito en 2004 de El hundimiento, la pel¨ªcula alemana sobre los ¨²ltimos d¨ªas del r¨¦gimen nacionalsocialista, asent¨® la f¨®rmula: actores competentes, presupuesto generoso, tema hist¨®rico. Siguieron Napola (2004), que retrat¨® la vida en un internado nazi, y La vida de los otros (2006), sobre la represi¨®n en la Alemania Oriental. Este a?o se han estrenado, con gran atenci¨®n medi¨¢tica, El complejo Baader-Meinhof, centrada en la banda terrorista que puso en jaque a las autoridades alemanas en los setenta, y otro notable ¨¦xito en las taquillas, La ola, que cuenta c¨®mo un experimento sobre autoritarismo se le va de las manos a un profesor de secundaria, y que hoy se estrena en Espa?a. Este goteo de filmes hist¨®ricos, en un pa¨ªs donde los mayores ¨¦xitos locales suelen ser las comedias, "es una nueva tendencia en el cine alem¨¢n". As¨ª lo asegura Dennis Gansel, director de Napola y La ola. "El p¨²blico, la cr¨ªtica y las academias de cine han respondido bien a todas ellas". M¨¢s all¨¢ de su inter¨¦s por la historia patria, las pel¨ªculas citadas comparten una acusada neutralidad narrativa y la aspiraci¨®n a la fidelidad hist¨®rica.
Tras el estreno de la pel¨ªcula El hundimiento, el semanario Stern se preguntaba a toda p¨¢gina "por qu¨¦ el Reich nazi no nos abandona". El nazismo y Hitler, execrados en Alemania por casi todos, aparecen por doquier y sirven lo mismo para llenar salas de cine que para ilustrar revistas. Se demuestra en estas paradojas el espinoso trato que mantienen los alemanes con su memoria hist¨®rica. De ah¨ª, probablemente el ¨¦xito de ese IV Reich que ense?a La ola.
La factura de El hundimiento es excelente, como la de El complejo Baader-Meinhof. Sin embargo, en su af¨¢n por mostrar "lo que sucedi¨®", ambas superproducciones renuncian a todo elemento moral. En cuanto a El complejo Baader-Meinhof, la retah¨ªla de im¨¢genes violentas apenas permite al espectador preguntarse qui¨¦n era esa gente, qu¨¦ quer¨ªa y a qui¨¦n se enfrentaba. Ni c¨®mo terminaron, unos de ministros y otros entre rejas. Dirige Uli Edel, m¨¢s preocupado por su carrera en Estados Unidos, que arranc¨® en ?ltima salida, Brooklyn (1989).
Dennis Gansel con La ola ha "tratado de mostrar la fascinaci¨®n que el nazismo ejerci¨® sobre los alemanes". En su pel¨ªcula, un profesor de escuela p¨²blica funda un movimiento juvenil para ilustrar el autoritarismo; los muchachos que participan se entregan a excesos violentos y acaban a tiros. Si bien el movimiento La Ola carece en el filme de toda ideolog¨ªa y se basa en aspectos como el uniforme, la pel¨ªcula se ha interpretado como un retrato de un nazismo sin antisemitismo.
Nazis sin Holocausto ni ideolog¨ªa y terroristas sin Estado. Buenos actores, excelente ambientaci¨®n. La aportaci¨®n de estos filmes a la comprensi¨®n de la historia alemana reciente ser¨¢, como mucho, el de multiplicar las recaudaciones de sus salas.
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